Santiago Jiménez, alcalde de Villaverde del Río: “La participación es la seña de identidad de una política revolucionaria”

Con 48 años de edad y licenciado en Filología e Historia, es alcalde desde 2011 por Izquierda Unida (IU) de este municipio agrícola de 8.000 habitantes y con una elevada tasa de paro. Con una dilatada trayectoria política como militante del ala izquierda del Partido Comunista en el grupo ‘El Militante’, visitó Sabadell el pasado 29 de noviembre para explicar su experiencia de gestión municipal, en la Biblioteca de Ponent, invitado por Entesa per Sabadell y Esquerra Unida i Alternativa.

En el curso de la entrevista, Jiménez transmitió de manera vehemente sus firmes convicciones políticas y la manera cómo se puede gobernar de manera revolucionaria las administraciones locales. 

El pasado mes de septiembre IU abrió un expediente disciplinario contra la agrupación local y el grupo municipal de Villaverde ¿Cuál fue el motivo de ello? ¿Cómo está ahora la situación?

Ha sido un movimiento contra la alcaldía y el grupo municipal que tiene su origen en la política revolucionaria que está desarrollando en el municipio y en nuestra intransigencia y firmeza a la hora de no aplicar los recortes capitalistas los haga quien los haga y lo apruebe quien lo apruebe. Y es que además mantenemos una posición crítica con los compañeros de la Junta de Andalucía que están aplicando recortes y colaborando con la política del capital. En las asambleas de Villaverde siempre hemos defendido, manteniendo la camaradería, un cambio de rumbo y que la Junta de Andalucía no puede aplicar una política antiobrera.

Santiago Jiménez, alcalde Villaverde del Río

A nosotros se nos ha planteado un expediente de expulsión, pero la última la palabra la tiene la dirección andaluza, a través de la comisión de garantías, que nos ha asegurado que no va a haber problema ninguno y que ese expediente no se va a consumar.

¿Cree usted que se trata de una represalia por rechazar al pacto de IU con el PSOE?
En realidad forma parte de algo mayor. La cuestión de fondo gira en torno al estancamiento económico que ha provocado la crisis capitalista y al papel que una organización como IU tiene que jugar. Esto nos lleva a pensar que IU es una organización donde coexisten y conviven posiciones revolucionarias, muy cercanas a la movilización que se está dando en la calle en todos los sectores, en la vanguardia de la contestación social.

Pero también hay otros sectores, muy cercanos a las posiciones institucionales que tienen otro modelo de izquierda. No es que no hablen de transformar la sociedad o acabar con el capitalismo, pero su práctica diaria no va más allá de gestionar la democracia burguesa y los recortes capitalistas. Una cosa es el discurso y otra cosa es la práctica.

Existe el temor que ejemplos como el de Marinaleda o Villaverde supongan un referente y son conscientes estratégicamente de ello. Ellos creen que el modelo de IU ha de ser el de una organización reformista que señala las injusticias sociales, que clama por otro mundo y por otra sociedad, pero no la construye diariamente.

¿En qué consiste esa política revolucionaria en el día a día de un ayuntamiento?
La seña de identidad y el signo inequívoco de una política revolucionaria es la participación activa y  organizada de la población. Aquí es donde estamos desarrollando un modelo que se había desarrollado antes en Marinaleda que pertenece a las mejores tradiciones del movimiento obrero, de carácter asambleario, donde los trabajadores organizan, gestionan y controlan las instituciones. Y nosotros estamos llevando adelante esta política a través de los métodos de la democracia obrera. A través de asambleas públicas y comités de trabajadores donde se deciden, se debaten y se plantean las cuestiones fundamentales: la vivienda, el empleo, los servicios públicos, los proyectos de obras públicas… Con una mecánica de trabajo que no pasa por ese fraude a la democracia que es el pleno del ayuntamiento y que no es más que una parte del aparato del estado burgués, del orden social capitalista.

Hay un equívoco, pues da la impresión que los ayuntamientos al ser más cercanos al ciudadano pueden abstraerse a la lógica y a la corrupción del sistema. Para nada. Son parte integrante del sistema capitalista. Nosotros entendemos que la única forma de practicar una política alternativa no es gestionando la nave de la democracia burguesa, sino actuando de forma paralela. No negando la legalidad burguesa, sino introduciendo métodos proletarios donde la población pueda participar.

¿Podría poner algunos ejemplos concretos de esto?
Según la legalidad vigente, el pleno es soberano, los alcaldes y los concejales son los representantes del pueblo. De modo que  la contratación de los trabajadores o la oferta pública de empleo o de bolsas de trabajo pasan por esos órganos oficiales: el secretario, el interventor, los concejales y los funcionarios

¿Cuál es el resultado de la experiencia del funcionamiento de esos órganos? Pues el más puro clientelismo, el más puro enchufismo, el despilfarro de los fondos públicos y la corrupción. Romper con esto significa que los propios trabajadores participan y controlan esas bolsas de trabajo en asambleas públicas.

Nosotros las convocamos con un orden del día, al igual que el pleno, donde hay una elevada participación activa. Como no podía ser de otra manera, porque si tú ofreces a los trabajadores poder participar en una bolsa de trabajo y las condiciones de vida, los trabajadores vienen. Si tú convocas un acto sobre, por ejemplo, el dumping social los trabajadores no vienen, pero si les ofreces participar una asamblea democrática sobre el reparto de trabajo, se te llena.

Nosotros organizamos estas asambleas por sectores profesionales: fontaneros, oficiales de la construcción, limpiadoras, electricistas, auxiliares administrativos…Todos los puestos que el ayuntamiento oferta. En esas asambleas se discuten las bases reguladoras y el orden de selección de los trabajadores y trabajadores. Cuando se llega a un acuerdo en este parlamento obrero, se aprueban las bases por la asamblea que elige un comité de trabajadores que lleva el control de las contrataciones y la baremación. Es decir, que no sólo se da la mayor transparencia y la mayor democracia, sino que los trabajadores son conscientes que pueden decidir.

Y cuando ellos terminan sus trabajos es cuando el ayuntamiento de Villaverde del Río los ratifica con los decretos del pleno. No anulamos la democracia burguesa, sino que la supeditamos a la democracia obrera.

¿Y en el tema de vivienda?  
Aquí se funciona igual. Hay que tener en cuenta que la asamblea no sólo es un órgano de decisión, sino también de lucha. Así se combate contra las clausulas abusivas en la vivienda, con más de 70 expedientes de reclamación abiertos. El punto fundamental es la necesidad material del derecho social a la vivienda. Organizamos a los trabajadores con necesidades probadas de vivienda en torno a asambleas de lucha y un programa social de la vivienda. El paso más importante que hemos dado ha sido la ocupación de una promoción de pisos abandonados para garantizar el derecho social a la vivienda. Unos pisos que no están terminados y que estamos negociando su expropiación. Se trata de 58 viviendas que solucionarían en gran medida las necesidades de Villaverde. Así que estamos gestionando su terminación a través de los trabajadores parados del pueblo para repartirlos a las familias con mayor necesidad de manera asamblearia y democrática.

¿Qué porcentaje de paro hay en Villaverde del Río?
En torno al 30 por ciento por debajo de la media de Andalucía que está en el 37 por ciento. Evidentemente es un paro tremendo, sobre todo para una población agrícola.

¿Impulsan ustedes, como en Marinaleda, cooperativas de explotación agraria y comercialización de sus productos?
En principio, no. Estamos trabajando en torno a la empresa pública. Hemos creado una empresa pública que ha municipalizado los servicios que estaban privatizados como el servicio de limpieza de los colegios y el de atención a los dependientes. Cuando en todas partes hay despidos, nosotros hemos subrogado a 42 trabajadores, lo cual significa que un ayuntamiento que tenía una plantilla de 80 personas ésta ha crecido en un 50 por ciento.

En cuanto a la limpieza de los colegios, hemos creado una bolsa, con el sistema que hemos hablado, con un comité de trabajadoras que va cambiando año tras año, elegidos por las trabajadoras en asamblea. Una imagen muy bonita es cuando reunimos a los comités y vemos cómo trabajan sobre los expedientes, cómo se debaten… Como si fuera un parlamento obrero con la diferencia que es productivo y no improductivo como el Parlamento central de donde, como sabe todo el mundo, solo salen recortes y ataques a los trabajadores.

¿Cree usted que estos métodos son exportables a grandes ciudades como Madrid, Barcelona o Sabadell?
Perfectamente. Ha de tener en cuenta que existen cosas que no podemos desarrollar por falta de un capitalismo desarrollado. Nosotros estamos organizando a sectores muy atrasados de la población y sin embargo están participando en métodos muy avanzados. ¡Cómo nos gustaría a nosotros poder hacerlo con trabajadores de grandes fábricas como la SEAT Martorell!

Estos métodos son perfectamente posibles, como estoy diciendo, en fábricas, en industrias, en el sector educativo, por sectores productivos o bien, sin ningún problema, favorecido por la propia organización de los ayuntamientos grandes que crean las condiciones de distritos o barrios cuya población no excede tanto de la población de Villaverde del Río. Estos programas de empleo, estas asambleas para decidir sobre los servicios públicos, perfectamente pueden ser organizados en los distritos y en los barrios de las grandes ciudades.

¿También elaboran los presupuestos municipales con este sistema?
La elaboración de los presupuestos forma parte de la política asamblearia y participativa. No concebimos los presupuestos participativos como un acto único, pues normalmente éstos no tienen un elemento decisivo, porque la mayoría del presupuesto ya está contraído y lo que en realidad puede decidir la población es sobre un tres por ciento del mismo. O sea que, en la práctica, la población no decide sobre nada, ni aprende sobre nada. Para nosotros presupuestos participativos quiere decir que éstos financien las 13 bolsas de trabajo que tenemos en movimiento y que el ayuntamiento sea el principal propulsor de empleo de la localidad. Y una cuarta parte del presupuesto está dedicado a financiar estas bolsas con más de 500 contrataciones anuales. Desde luego somos conscientes que el ayuntamiento de Villaverde del Río no puede solucionar la crisis del capitalismo, lo que hace es, con su dirección política a la cabeza, dedicar los recursos a favor del pueblo.

Santiago Jiménez, alcalde Villaverde del Río

Para acabar ¿Cómo perciben desde Andalucía el proceso sobenarista que se vive en Catalunya y la reivindicación de una consulta de autodeterminación?
En principio con mucho respeto hacia el sentimiento nacional. Lo percibimos como marxistas revolucionarios, con el máximo respeto hacia todos los derechos democráticos como el derecho a la libertad de expresión o reunión.Históricamente, durante años, tanto la socialdemocracia como el Partido Comunista defendían el derecho a la autodeterminación, que ahora ha desaparecido de sus programas. Como le ocurre al Partido Socialista que está haciendo todo tipo de bandazos y haciendo el ridículo espantosamente. La cuestión nacional, como cualquier otra cuestión, no debe ser abordada desde el punto de vista a la patria o nación a la que pertenecemos, sino desde el punto de vista de clase. Ésta es la clave.

¿Derecho de autodeterminación? Sí, pero no de la mano de la burguesía. Es más, mientras se vaya de la mano de la burguesía, el derecho de autodeterminación será algo utópico, porque la burguesía catalana está completamente conectada con el capital internacional y no tiene la más mínima intención de crear fronteras en Catalunya, porque sabe que el capitalismo no tiene vocación para eso. De hecho, la mayoría de sus negocios, como Repsol, están fuera de Catalunya. Mal hacen los movimientos de izquierda soberanista con ligar su lucha y poner a los trabajadores en manos de la burguesía catalana.

Derecho a la autodeterminación, sí, que quiere decir que cada pueblo puede decir el grado de soberanía que desea. Ahora bien, si nos preguntan a nosotros diremos que somos internacionalistas. Lo que le recomendaríamos a los obreros catalanes es que tienen que luchar con sus hermanos, los obreros leoneses, madrileños, sevillanos… para defender e implantar las conquistas obreras en todo el Estado, contra la burguesía catalana, contra la burguesía madrileña, leonesa y andaluza, porque ellos sí que tienen claro que formamos una misma clase.

Si nos dividimos por sectores nacionales será más fácil que las diversas burguesías nos dominen. Somos internacionalistas, pero no podemos negar que existen estos movimientos soberanistas y no pueden reprimirse, sino convencerlos. Así que primero hay que reconocer este derecho y después discutir qué le conviene a la clase obrera.

Fotos: David B.

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