Opinión de Josep Asensio: ‘La gran coalición’

Desde la aparición más o menos prevista de la crisis, a la que muchos ya llaman estafa, se ha producido un fenómeno de acercamiento entre los dos grandes partidos españoles. Aunque la polarización derechas-izquierdas es un hecho muy peninsular y muy particular de los partidos del sur de Europa, lo cierto es que, en materia económica bien podría decirse que son hijos del mismo padre y de la misma madre. Fue precisamente José Luis Rodríguez Zapatero quien, sin consultar a los ciudadanos, introdujo en la Constitución una enmienda que obligaba al Estado, es decir a los españoles, al pago de la deuda por encima de los intereses de esos propios ciudadanos, hecho que no ha sido suficientemente explicado, muy al contrario, convenientemente ocultado con una alevosía mayúscula y que debiera avergonzar a cualquiera que se jacte de ser socialista o demócrata.

Así pues se alzan cada vez más voces que meten en el mismo saco a los dos partidos, incluso le ponen las siglas PPSOE, en un alarde de interesante conocimiento publicista que llama la atención inmediatamente. No van errados a mi entender aquellos que los unen en la mayoría de los hechos que se suceden en la política nacional. No hace falta investigar ni ir demasiado lejos en las búsquedas en las hemerotecas para darse cuenta que, por ejemplo, en el tema de los desahucios, los dos partidos han coincidido en sustentar a la gran banca y mirar para otro lado cuando los ciudadanos eran sacados a patadas de sus casas. El rescate a la banca y no a las personas también ha denotado una connivencia inusual entre los dos y otros hechos que escapan a nuestro análisis diario y que vamos conociendo gracias a la prensa.

A todo esto se une el papel de un triste y edulcorado PSOE que está atrapado entre el modelo verdaderamente socialista que le piden las bases y el capitalista que le da la fuerza. Las diferentes contiendas electorales demuestran que cuando los socialistas se moderan y desplazan su discurso al centro, atraen votantes del PP y están más cerca de ganar las elecciones, pero cuando giran hacia la izquierda, el PP coge ventaja. Ese es el gran drama de un partido anclado en posiciones inamovibles, atrapado en la telaraña capitalista y de la que es imposible salir. No obstante, la situación no es la misma con esta crisis salvaje que estamos viviendo y, definitivamente el PSOE ha caído en un letargo amargo y mucha gente se pregunta dónde están los socialistas que se vanagloriaban en los mítines de estar con el pueblo. Tan solo hay que percatarse de su miserable ausencia en las llamadas “marchas de la dignidad” y la poca oposición dentro del partido a los postulados más pragmáticos políticamente correctos. Y por si esto fuera poco, la situación creada en Andalucía tras el desalojo del bloque de pisos La Utopía, evidencia la poca consistencia de los postulados más progresistas del PSOE. ¡Qué poco ha tardado el PP en ofrecer su ayuda a los socialistas para, por una parte, echar a IU del gobierno regional, y por otra, darle la mano para “avanzar” juntos!

El fenómeno de entendimiento entre la derecha y los descafeinados socialistas ya lo han practicado más al norte, en Alemania, y supone en cierta medida un engaño a los electores que, según las últimas encuestas y pocos meses después de las últimas elecciones, ya están hastiados de esta gran coalición, donde la oposición no existe o es mínima, lo que supone de facto una parálisis democrática de primer orden. Cabe destacar que también hay analistas políticos que ven con buenos ojos estos pactos porque suponen un entendimiento entre las dos maneras de gestionar un país: unos ceden por la izquierda y otros por la derecha.

Claro que lo que no nos dicen es que los que realmente mandan en estos momentos, el Banco Central Europeo, el Fondo Monetario Internacional y la Comisión Europea, la llamada Troika, junto con las grandes corporaciones bancarias y empresariales, obligan a los gobiernos a esos falsos acuerdos que significan, y eso ya es un hecho, el empobrecimiento de la población. Ignoro si dentro de unos años la historia nos explicará el por qué los partidos socialistas europeos dieron la espalda a los intereses generales de la población en pro de los más poderosos, pero su papel es tan indigno que, sin duda, les pasará factura.

De hecho, el caso más flagrante es el de Grecia donde un PASOK con raíces profundamente izquierdistas se ha echado en brazos de la derecha más pura y dura, lo que le ha supuesto un varapalo electoral nunca visto. Más cercano en el tiempo y en la geografía, nos ha sorprendido el abrazo entre CiU i PSC en lo que respecta a las rebajas fiscales a los casinos que se instalarán en BCN World, una muestra más del difícil encaje de los socialistas en el enjambre capitalista y una prueba más del distanciamiento de los ciudadanos.
Hace un par de semanas algún medio informativo lanzaba la noticia de que José Luis Rodríguez Zapatero lidera una campaña en favor de una gran coalición PP-PSOE.

Desconozco si eso es verdad o no, pero tengo el convencimiento de que vamos detrás de Grecia en muchos aspectos, menos en el de pobreza infantil en la que solamente nos gana Rumanía. Me baso en los hechos acaecidos en la Europa del sur en estos últimos años y en la que el pago de la deuda es única y exclusivamente lo que importa en estos momentos, y eso solo lo puede asegurar un gobierno fuerte. Cederán unos y cederán otros; el PP revisará la ley del aborto y el PSOE no denunciará los acuerdos con la Santa Sede; unos girarán hacia el centro y otros hacia la derecha, encontrándose en el mismo rellano de la misma escalera para coger el mismo ascensor. No tardaremos en verlo y en padecerlo, excepto si algunos políticos con talla antepongan los principios, las leyes nacionales, las personas y los servicios básicos a las grandes multinacionales del terror que con sus prácticas  ahogan a los ciudadanos, maltratándolos y, en suma, aniquilándolos para así poder mantener sus respectivos status.

One Comment