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Análisis: ‘Perspectivas políticas para el 2015’

Aquí se esboza un análisis político del año que ya ha finalizado y las perspectivas para el 2015 dominado por el calendario electoral

El año que ahora acaba, en el que se han cumplido dos años del estallido del caso Mercurio, ha estado determinado por la descomposición del régimen bustista como resultado de su manifiesta incapacidad para regenerar tanto el partido como la administración local.

En el orden interno el PSC, que continúa dominado por la pareja Manuel Bustos y Montserrat Costa, ha apostado por el continuísmo como se puso de relieve en las primarias donde ni alcalde Juan Carlos Sánchez ni la candidata de recambio Marta Farrés pudieron imponerse a Josep Ayuso, el alcaldable designado por el aparato bustista. Ello ha comportado no sólo la división del grupo municipal sino que se mantuvieran en sus puestos el regidor imputado Joan Manau y el edil procesado Paco Bustos. Ciertamente, podría argumentarse que Manuel Bustos ha dimitido de todos sus cargos públicos, pero ello no ha sido producto de una decisión del PSC a nivel local, sino de la presión de la dirección del partido a raíz de las imputaciones a los alcaldes de todos los colores políticos de la FMC.

La gestión del equipo de gobierno ha estado determinada, por un lado por la parálisis de la administración local como se ha evidenciado en los plenos donde solo ha sido capaz de llevar temas de gestión y por la falta de ideas como se ha puesto de manifiesto en la triste solución dada al Passeig. Por otro lado, ha estado condicionada por el aislamiento y la falta de apoyos respecto al resto de grupos municipales. Así, sólo pudo aprobar los presupuestos, que fueron rechazados por la mayoría del plenario, por la puerta falsa utilizando el recurso previsto en la RSAL, algo semejante ocurrió con las ordenanzas fiscales, que tuvieron que pasar dos veces por el plenario para ser aprobados con el apoyo del PP.

En fin, nos hallamos ante todos los síntomas de un fin de ciclo.

Descomposición y fragmentación

La descomposición del PSC bustista no se ha visto acompañada por la visualización de una alternativa política sólida. De hecho, las fuerzas de la oposición se mostraron incapaces de plantear una moción de censura para expulsar del gobierno municipal a un equipo manchado por la corrupción y liderar un ejecutivo de gestión que hubiera conducido la ciudad hasta las municipales.

A la derecha de los socialistas, CiU que podría aspirar a desempeñar este papel, ha apostado por una fórmula continuista y escasamente atractiva para liderar el cambio político que reclama la ciudad.Ahora bien, la alternativa al bustismo, dada la composición sociológica de la ciudad y su tradición de izquierdas, debería venir de este ámbito político. Sin embargo, todo parece indicar que será imposible construir una candidatura unitaria de las fuerzas a la izquierda del PSC. A las dos polaridades constituidas por Crida per Sabadell y la coalición ICV-EUiA, podría añadirse Podemos e incluso la plataforma Sabadell Guanyarà con lo cual las fuerzas a la izquierda del PSC podrían concurrir a los comicios con la mayor fragmentación de la historia desde la reinstauración de la democracia.

En realidad, esta ausencia de alternativas es la principal baza que aun puede jugar el candidato bustista Ayuso, aunque su aislamiento político y la previsible debacle electoral socialista harán muy difícil que pueda retener la alcaldía. No obstante, podría plantearse un pacto puntual entre las formaciones ahora en la oposición –excepto el PP- y otras como ERC para evitar que Ayuso fuese investido alcalde, incluso en el caso que el PSC sea la fuerza más votada.

Incierta gobernabilidad

El año que se inicia está marcado por el calendario electoral. En mayo se celebrarán las  municipales y en noviembre las generales. Eso sin contar con la perspectiva de un adelanto de las autonómicas, a expensas de la decisión de Artur Mas y de su chantaje a Oriol Junqueras.

La descomposición del PSC bustista y la falta de alternativas de gobierno claras a su derecha e izquierda hacen prever una mapa político sumamente fragmentado con la irrupción de fuerzas que ahora carecen de representación en el Consistorio como ERC, Podemos o Ciutadans. Además, todo parece indicar que no se reproducirá la situación de una formación destacada como primera fuerza política frente a las demás como en el presente mandato en el que PSC obtuvo 13 concejales, frente a los cinco a la segunda fuerza (CiU). En mayo es previsible que una serie de formaciones queden prácticamente empatadas con entre tres y seis regidores como podría ocurrir con PSC, CiU, ICV-EUiA, ERC, Crida per Sabadell y Podemos y otras con entre uno y dos como PP y Ciutadans. Con un panorama tan fragmentado y sin un claro vencedor en las urnas para la investidura del alcalde serían necesarios pactos a tres o cuatro bandas. La apuesta del PSC por Ayuso dificultará extraordinariamente que los socialistas puedan hallar socios de gobierno. CiU, más allá de ERC, tendrá dificultades para encontrar pareja de baile gubernamental. Más viable parece un acuerdo postelectoral de las fuerzas a la izquierda del PSC, aunque si concurren de modo tan fragmentado a los comicios podrían no sumar la mayoría suficiente para asegurar la gobernabilidad del municipio. Entonces, la situación política de la ciudad se orientaría hacia la ingobernabilidad. Justamente cuando la gravedad de la crisis económica y social y de la crisis institucional, derivada del caso Mercurio, reclamarían un gobierno fuerte y con las ideas claras.

Nave sin rumbo

La fragmentación política y la falta de alternativas tras la etapa bustista pueden interpretarse como el reflejo de la profunda crisis socioeconómica e institucional que experimenta la ciudad. A final de la dictadura, el PSUC se proyectó como alternativa al consistorio franquista. Tras la era Farrés, Bustos tuvo la habilidad de presentarse como el recambio político y generacional al farresismo. Ahora, tras el hundimiento del bustismo, no se vislumbra una alternativa semejante. La deserción de la burguesía industrial que levantó la ciudad-fábrica y la desestructuración de la clase trabajadora, los principales sujetos sociales y políticos de la sociedad capitalista, contribuyen a explicar esta situación. La destrucción de la ciudad-fábrica, el fracaso del modelo de ciudad de servicios propuesto por Farrés y los nefastos efectos de la apuesta por el sector inmobiliario de la era Bustos han dejado un vacío en el modelo de una ciudad que se asemeja a un barco sin rumbo que navega a merced de las corrientes y los vientos.

No obstante, no pueden descartarse sorpresas. La dureza de la triple crisis socioeconómica, político-institucional y territorial puede provocar reacciones imprevisibles de la ciudadanía y romper con todos los pronósticos electorales.

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