No son las guerras, ni el poder, ni el dinero los que cambian el curso de las cosas, las sociedades, las leyes, las personas. En definitiva “el mundo”. Son los hombres y mujeres como nuestro querido Vicente los que tienen la capacidad de cambiarlo todo con su nivel de compromiso, con su trabajo diario y su entrega generosa.
Era antropólogo, activista pacífico, voluntario en diferentes colectivos y maestro; pero ante todo, era un hombre comprometido en muchas causas, en casi todo y con casi todo lo que tuviese que ver con mejorar el mundo y la vida de las personas, sobre todo el de las menos favorecidas.
Creía como nosotros en el ser humano, en la juventud, en su bondad y en su capacidad para cambiar. Por eso dedicaba parte de su tiempo a nuestro colectivo, convencido de que a través de la cultura y la formación, nuestros usuarios podrían abrir sus mentes, adquiriendo las herramientas necesarias para alejarse del mundo de las drogas definitivamente.
Formaba parte del grupo de voluntarios de nuestra Asociación y era miembro de su Junta Directiva. Con él se ha ido también una parte de nosotros mismos, pero ha dejado su huella para siempre entre todos aquellos que le conocimos y que como él, nos sentimos comprometidos con la vida y como siempre digo, no conocemos una mejor manera de dignificar la nuestra que luchando y colaborando en mejorar la de los demás.
Vicente, allá donde estés, espéranos con tu sonrisa, tu bondad y tu delicioso olor, siempre a Nenuco…