Mercantil

Un libro, un balón y una cebolla: 100 años del Mercantil

El sonido del balón tras deslizarse sobre el césped y dar alcance a la red, los gritos de ánimo y alegría y las lágrimas de decepción y rabia, el pitido del árbitro, el sonido del himno, los ascensos soñados y los descensos lamentados, el insomnio previo a un partido importante, las eternas amistades, los enfados efímeros pero intensos, el característico olor a butifarra recién hecha y los recuerdos y las anécdotas que esconde cada rincón de este histórico club de fútbol de Sabadell. Todo eso está grabado en el escudo de una entidad que este mes ha cumplido un siglo de existencia y ya es centenaria.

Desde que el 1 de septiembre de 1913 un grupo de profesores y alumnos del Colegio Mercantil decidiera crear un club de fútbol y llamarlo Mercantil S.C. (Sporting Club), por las filas de la entidad han pasado miles de jugadores. Entre 1956 y 1960 el Mercantil S.C. disputó la Tercera División e incluso hizo una promoción de ascenso a Segunda. Unos duros problemas económicos que provocaron el descenso de categoría hicieron a los dirigentes replantearse los objetivos del club.

A partir de ese momento se dedicaron todos los esfuerzos a la formación de futbolistas, creando una ‘escuela de fútbol’ que todavía mantiene hoy en día. El Mercantil S.C. se fusionó con el colegio Gimnástico y pasó a llamarse Club Gimnástico Mercantil. El escudo se modificó incorporando el balón y el libro como símbolos de esa ‘escuela de fútbol’, y la cebolla como icono de la ciudad de Sabadell. Tras desaparecer el Gimnástico, la entidad pasó a llamarse Club Deportivo Mercantil y, al fin, Club Esportiu Mercantil.

El club se trasladó a la plaça del Treball en 1960, donde estuvo 22 años hasta que el Ayuntamiento los obligó a irse, en 1982, al Campo Municipal de Gracia.

En su momento nos molestó, pero con el tiempo nos dimos cuenta de que sin ese cambio el club no hubiera podido crecer debido a la precariedad de las instalaciones antiguas”, cuenta Joan Murtró, socio de honor del Mercantil, del que formó parte como jugador, conserje, entrenador, coordinador y directivo durante más de 50 años.

Sentado en un banco de la plaça del Treball, posiblemente sobre la tierra seca que tiempo atrás había pisoteado vestido de corto, con la mirada cansada pero con gesto airoso, rostro sabio y sus siempre ilimitadas ganas de hablar a flor de piel, repasa experiencias dentro del club mientras observa a unos niños que están jugando a la pelota.

Los niños que empiezan a jugar a fútbol deben disfrutar dentro del campo porque sino lo acabarán dejando. Yo jamás le he dicho a un jugador que tenga que ser futbolista. Lo primero siempre son los estudios, porque eso es lo que da de comer”, explica.

Jugadores como los hermanos Òscar y Roger Garcia Junyent (F.C.Barcelona), Jordi Masip (Barça B), Moisés Hurtado (Granada) o, más recientemente, Víctor Rodríguez (Zaragoza) son algunos de los muchos jugadores que han llegado lejos en el mundo del fútbol habiéndose formado en el Mercantil junto a Joan Murtró, al que quieren como a un padre.

El secreto del éxito de nuestro modelo futbolístico es hacer un buen trabajo desde la base y tener a grandes entrenadores con mucha dedicación e ilusión (…) Intentamos tener más tiempo el balón que el adversario, pero a veces hay que renunciar al juego e intentar ganar como sea”, afirma Genís Sans, actual entrenador y coordinador del club.

“A partir de los ocho años el fútbol deja de ser formativo y pasa a ser competitivo: si ganas eres mejor que el rival y aumentas tu fama”, añade. Más allá de lo futbolístico, el concepto de ‘escuela’ contiene también la transmisión de unos valores extradeportivos.

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Genís Sans, entrenador y coordinador de benjamines. Autor: David B.

Para Sans “lo primero son las personas. Una vez el niño se hace grande y tiene todos los valores de una buena persona, si tiene talento, el objetivo es formar buenos futbolistas. Intentamos transmitir valores como el respeto hacia los compañeros, rivales, padres y árbitros”.

El problema del césped artificial

Paradójicamente, una innovación que debía ser muy positiva para el club se convirtió en un verdadero dolor de cabeza para la junta directiva. Un problema que todavía hoy están pagando.

Fuimos los primeros que pusimos césped artificial en Sabadell y pagamos las consecuencias de la falta de rodaje en ese aspecto. Los estudios geológicos del terreno y los cimientos del campo no se hicieron bien y el campo empezó a hundirse”, informa Xavi Cubino, gerente del club.

Tras intentar solucionar ese problema varias veces, se vio que no tenía arreglo. “El Ayuntamiento nos dijo que si nos trasladábamos al Municipal Arraona-Merinals, fusionándonos con la U.D.Marina, construirían las instalaciones que tenemos actualmente”, añade. Tras la unión, el Mercantil puso todos los medios administrativos y adquirió la gestión y el control principal del club, pero incorporó a cinco miembros de la antigua Marina a la junta directiva. Para Cubino la gestión actual es “correcta y debe pasar a ser brillante, impecable y diferenciadora respecto a otros clubes”.

Xavi Cubino, gerente del club. Autor: David B.

De este modo, tras 28 años en el corazón de la Zona Hermética, la entidad volvió a cambiar de ubicación. Otra insignia del Mercantil, Juan Trani, que lleva 54 años formando parte del club como directivo y entrenador, valora positivamente el traslado al nuevo campo:

Ha sido un cambio a mejor en instalaciones, en tranquilidad, en temas de aparcamiento y en comunicación. Además, al ser más grande, se pueden entrenar más equipos y eso en un club con 508 niños viene muy bien”.

Esa ampliación de instalaciones fue positiva para el club, porque le dio popularidad por toda Cataluña, pero a su vez ha enfriado las relaciones entre las diversas partes de la institución. “Antes éramos como una familia, nos conocíamos todos y teníamos confianza mutua. Ahora no hay la misma unidad”, explica Trani con una sonrisa agridulce en los labios y la mirada clavada en los jugadores del Benjamín A que se están entrenando sobre el verde, como si en ese trozo del campo estuvieran jugando sus antiguos pupilos.

Los mejores años de mi vida los he pasado en el Mercantil. A nivel de entidad este club no tiene punto de comparación con otros de Sabadell. Hemos tenido épocas muy buenas y otras peores en las que estuvimos al 50 por ciento. Hoy estamos al 90 por ciento y, cuando acabemos de pagar el campo, al 100 por cien”.

Históricamente, el Mercantil ha tenido grandes entrenadores y jugadores que han conseguido subir y mantener equipos en las categorías más altas. “Un club grande debe tener gente al mando que pretenda ser grande. Si no pretendes ser más grande de lo que eres te haces pequeño”, resume Àlex Guixà, el actual director deportivo de la entidad.

Àlex Guixà, actual director deportivo de la entidad. Autor: David B.

Sin embargo, desde hace algunos años existe el rumor de que el Mercantil ya no es lo que era y que el libro del escudo ha dejado de ser aplicable en la práctica para dejar sitio únicamente al balón. “Para ser una ‘escuela de fútbol’ debería haber los mejores maestros, pero hoy en día en el fútbol todo pasa por el dinero y no se podría pagar a esos maestros”, explica Murtró.

“Ahora somo sun club de fútbol, no una escuela”

Guixà aclara con gesto serio pero sincero que “un club que quiera ser ‘escolar’ no puede tener tantos jugadores como tenemos nosotros ahora. Siempre lo hemos sido, pero actualmente somos un club de fútbol, no una escuela”. Guixà explica que su objetivo de cara a esta temporada es eliminar un juvenil, un cadete, dos infantiles y tres alevines, y aumentar los prebenjamines y los benjamines para crear una estructura piramidal dentro del club. Se irán reduciendo equipos según aumente la categoría, para que los de arriba puedan reforzarse con jugadores de abajo.

La raíz de todos los problemas está en esos 6.000 euros mensuales que el club paga al banco desde hace diez años y hasta que este año se salde la deuda por completo por el préstamo que pidió para poner el césped artificial en el campo viejo. Al ser una entidad autosuficiente, la junta directiva tuvo que abonar la cifra de 640.000 euros excepto 180.000 euros que puso el Ayuntamiento.

Para poder sobrevivir económicamente, el club aumentó el número de jugadores y también el precio de las cuotas mensuales. Esa es la causa de que actualmente haya seis o siete equipos por categoría cuando siempre ha habido tres o cuatro. De esa subida de precios y de la masificación de jugadores se quejan algunos padres de benjamines:

Pagamos 46 euros al mes y me parece excesivo (…) para que fuera una ‘escuela de fútbol’ real se deberían corregir mucho más los errores que cometen los niños, aunque eso depende de cada entrenador: si se centra en ganar y no en enseñar, los niños se estancan”, critica José María Esquerda.

Manuel Torres paga 40 euros por cada uno de sus dos hijos por el hecho de tener a dos hermanos en el club y le parece una cifra muy elevada. “El trato recibido ha sido bueno, pero hay algunos entrenadores que en lugar de motivar a los niños frenan su desarrollo”, afirma Maite Sánchez. Para Roberto Calzada es excesivo tener que pagar 35 euros de matrícula, 65 del carnet de socio y además la mensualidad. “Es muy lucrativa para algunas de las personas que forman la institución y por eso es más cara que las demás escuelas”, afirma.

El Mercantil no es una ‘escuela de fútbol’, porque no enseña a diferentes ritmos ni se adapta a los niveles de cada niño, como debería hacer si realmente lo fuera”, opina Alfonso Ruiz.

Sobre la subida de cuotas Cubino argumenta que “ese dinero va destinado a todo lo necesario para mantener el club: árbitros, entrenadores, fichas federativas, material, masajistas… el Mercantil es un club sin ánimo de lucro: la junta directiva no cobra absolutamente nada y las cuentas a final de temporada son cero, ni beneficios ni pérdidas, aunque siempre hay alguna pérdida. Para ir bien tendrían que pagar 56 euros, pero minimizamos las subidas y por eso en los últimos cuatro años han sido sólo de uno o dos euros al mes por temporada”. “El Mercantil debería tener un mayor nivel en cuanto a entrenadores, pero en estos momentos tiene lo que puede y no lo que quiere”, acepta Guixà.

Un momento del entrenamiento. Autor: David B.

A pesar de todo, el club es consciente de que hay muchas cosas que mejorar a nivel interno para recuperar el prestigio que se ha ido perdiendo por los problemas económicos y la mala organización, y ya ha empezado a hacer cambios. A partir de este año se han vinculado las colaboraciones publicitarias con beneficios para los socios: presentando el carnet, los padres reciben descuentos en los negocios. Así se le da utilidad a algo que se pagaba pero no servía para nada. La falta de comunicación entre el club y los padres también se está mejorando mediante la creación de diversas tutorías con los coordinadores.

El problema es que los padres no tienen la suficiente información y se crean la suya propia. Quiero que se informen a partir de las voces autorizadas del club”, explica Cubino, que añade que en lo deportivo se busca mejorar el nivel de los jugadores y entrenadores para “olvidarnos de la cantidad y buscar la calidad. Debemos conseguir que el Mercantil vuelva a estar entre los cinco primeros clubes de Cataluña, junto a grandes nombres como Barça, Espanyol, Cornellà o Damm”.

Un siglo más tarde de que Domingo Vidal decidiera fundar un modesto club de fútbol a partir de un colegio, es precisamente ese club el que sustituyendo el bolígrafo por el balón y a través de su trabajo y su esfuerzo educa a cada niño que pasa por él. Los orígenes y la ilusión de los profesores que dieron vida al Mercantil S.C. siguen intactos en el C.E.Mercantil.

El libro y el balón siguen unidos a la cebolla y a los colores azul y grana. Cada niño lleva ese escudo pegado al pecho cuando sale al campo. Gana, empata o pierde con él. Suda, sangra, ríe y llora con él. Y, cuando llega al final, se da cuenta de que allí ha pasado los mejores años de su vida y ha conocido a gente que nunca podrá olvidar. La ilusión y las ganas de enseñar siguen estando ahí, y el Mercantil las convierte, como dice su himno, en “planter de bons futbolistes (…) club històric formatiu en germanor”. Se sigue recorriendo el camino que se inició aquel uno de septiembre de 1913 del que ahora se cumplen ya 100 años.

Foto portada: Los más pequeños del club en un entreno, el pasado jueves. Autor: David B.

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