Xavi Guerrero. Autor: David B.

Opinión de Xavier Guerrero (ERC). ‘Carta a la gente de buena fe’

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Xavier Guerrero i Cano, Regidor d’Esquerra Republicana.

Dirijo este escrito a la gente de buena fe, vosotros que realmente representáis la mayoría silenciosa del país, cualquiera que sea vuestra ideología y signifique lo que signifique en estos momentos “país”.

Permitidme que vaya directo al grano y me deje de introducciones retóricas. A estas alturas tampoco es preciso aclarar conceptos básicos, porque no os supongo estúpidos, sino muy al contrario: cuando un territorio ha pretendido separarse del estado mediante un referéndum, nunca ha participado todo el estado en la votación, solo los habitantes del territorio en cuestión. Ver los casos de Canadá, Escocia, Sudán del Sur, las repúblicas bálticas o las balcánicas. Lo contrario supondría conculcar el derecho inalienable de los pueblos de decidir por sí mismos su futuro, recogido en diversos tratados internacionales. No es de recibo que todos los habitantes de la enorme Rusia hubiesen podido opinar de modo vinculante sobre el futuro de la pequeña Letonia. Hubiese sido tremendamente injusto.

Superada esta barrera, la siguiente que España ha puesto ante Catalunya es que un referéndum debe de pactarse dentro del marco constitucional y que si la Constitución no contempla la celebración de un referéndum para que un territorio de España pueda independizarse, es preciso modificar esta Constitución. De un modo más rebuscado, pero volvemos al planteamiento inicial: si un territorio del estado quiere independizarse, precisa que la Constitución recoja esta posibilidad. Ya que no la recoge, deberá de modificarse la Constitución. Es muy evidente que esta modificación no la puede hacer solo el territorio en cuestión, sino todo el estado, por lo que el territorio requiere necesariamente la complicidad de una gran mayoría de los habitantes del estado para poderse independizar (de hecho, para poder consultar si se independiza). Este segundo planteamiento es incluso más perverso que el primero:

  • No se está discutiendo la independencia, sino solo el derecho a poder someter a votación esta independencia.
  • Un referéndum requiere un voto más del sí que del no para que sea efectivo. En cambio, el cambio constitucional requiere una mayoría cualificada muy superior.

Por lo tanto, de nuevo se conculca el derecho del pueblo en cuestión a decidir su futuro por sí mismo, contraviniendo los tratados internacionales y, por si fuera poco, la decisión, que es de menor calado, está mucho más blindada y deja al territorio mucho más indefenso.

No quería sin embargo hablar de esto, sino proponeros un ejercicio de política-ficción, porque creo que la revolución del pueblo catalán no es solo una lucha por la independencia, sino, sobre todo -y por este motivo la reacción tan furibunda de las clases dirigentes del estado español-, es una lucha contra la involución de la democracia en España. Vamos a ver si soy capaz de explicarme. Situémonos en un hipotético año 2027. El día 1 de octubre, un puñado de nostálgicos se reúnen en Arc del Triomf, en Barcelona, para recordar el referéndum que diez años antes se llevó a cabo. Son unas docenas, y el fuerte dispositivo de seguridad enseguida les identifica i toma sus datos personales, sin ninguna violencia por ambas partes. Hace días que el ambiente en el país, España, se ha enrarecido y esta concentración no despierta demasiado interés. Apenas dos semanas antes, el Presidente del Gobierno anunció que había llegado el final del sistema de pensiones y de la seguridad social tal y como habían sido entendidos hasta entonces, y que se implantará a partir de ese momento, progresivamente, un sistema como el de Estados Unidos. ¿Cómo se ha llegado hasta aquí?

Al poco de resolver definitivamente el problema catalán, habiendo anulado primero provisionalmente y después ya para siempre el autogobierno, llevados a prisión algunos dirigentes políticos, habiendo sutilmente represaliado al resto, y con un plan ya en marcha de desmantelamiento del estado de las autonomías, el gobierno de España puso sobre la mesa su siguiente objetivo: disponer un sistema de prevención social al estilo Donald Trump, el presidente americano de entonces. Para ello diseñó una campaña comunicativa a muy largo plazo (10 años), que podríamos resumir sucintamente en las siguientes ideas fuerza:

  • Las personas que trabajan duro y son disciplinadas avanzan en la vida y consiguen lo que se proponen. Tienen estudios y un buen trabajo y no tendrán problemas para disponer de una vivienda, un seguro de salud y un plan de pensiones.
  • Las personas que no trabajan duro y que no son disciplinadas, están condenadas a fracasar en los estudios y en el trabajo, y por consiguiente no serán capaces de ahorrar y tendrán problemas para llegar a fin de mes, para acceder a una vivienda digna y para disponer de seguro de salud y de ahorros para la vejez.
  • No es justo que las personas que trabajan duro y son disciplinadas paguen impuestos para sufragar sistemas de protección social para las personas que no trabajan duro y no son disciplinadas, puesto que esto solo consigue que se acomoden en su situación y vivan de los subsidios.
  • Por lo tanto, es justo eliminar los impuestos cuyo fin es proveer de medios a aquellos que no se esfuerzan para tenerlos.

Todos los medios de comunicación fueron conminados a repetir este mensaje, en distintas variantes y formas, a partir de entonces. Se consiguió de este modo que una gran parte del pueblo español, igual que una gran parte del pueblo de Estados Unidos, viese los impuestos que se utilizan para la protección y la igualdad social, como una lacra que solo sirve para subvencionar a aquellos que no se esfuerzan suficientemente por el bien del país.

Esto provocó en paralelo la reducción de la base social de sindicatos y de partidos de izquierdas, de modo que en España básicamente quedaron dos partidos, uno muy de derechas y otro de centro tirando para la derecha, cuyos orígenes fueron el PP y el PSOE de diez años antes. Quedaba, como se ha comentado, algún partido de izquierdas minoritario, en su origen herederos de Podemos. Los partidos de corte nacionalista no español (en un primer momento solo los catalanes, pero durante los años posteriores también vascos y gallegos) habían sido ilegalizados por la nueva ley de partidos de principios de 2018.

Los partidos de izquierdas y los sindicatos iniciaron entonces acciones de protesta, consistentes en concentraciones masivas en plazas y avenidas de las principales ciudades del país. Las movilizaciones duraron hasta 2026, cuando el gobierno del estado, muy de derechas, con la connivencia del partido opositor de centro tirando para la derecha, decidió que estas concentraciones perturbaban gravemente el sistema establecido y contravenían la Constitución, por cierto recientemente reformada, para dar cabida al nuevo formato de protección social a la americana.

Al final, mediante una nueva campaña en los medios, descalificando a los contrarios a la reforma del sistema de protección social, tachándoles de minoritarios, sectarios, radicales, nazis y acusándoles de promover concentraciones tumultuarias y violentas, aun cuando no había prueba alguna de violencia o tumulto, la ciudadanía de España estuvo preparada para lo que iba a acontecer: la carga violenta de las fuerzas de seguridad del estado contra los manifestantes, la persecución judicial de sus líderes sindicales y políticos, su encarcelamiento y la ilegalización de partidos y sindicatos, gracias a la anteriormente mencionada ley de partidos, que requirió algún ligero retoque para dar cabida no solo a partidos nacionalistas no españoles sino también a los que alterasen el orden del sistema.

Y en este momento, 1 de octubre de 2027, algunos españoles se dan cuenta que la batalla contra la revolución catalana tenía mucho más de batalla contra la democracia y la libertad entendidas como las entendían los partidos de izquierdas de aquel momento, que contra la independencia de Catalunya. El ambiente se enrarece y la gente se siente como si alguien les hubiese robado algo, o les hubiesen tomado el pelo. Pero tampoco le dan demasiada importancia. Mañana la prensa hablará de violentas manifestaciones de grupúsculos radicales catalanistas en Arc de Triomf y del partido de Copa de Europa del Real Madrid.

Todo en orden.

Quisiera que este escrito no os deje indiferentes, porque vosotros tenéis en vuestras manos evitar que esto ocurra.

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