Le Meridien

Opinión de Josep Asensio: ‘El candidato en el spa’

Una sociedad corrupta es sucia y apesta”
Papa Francisco
Nápoles. 21 de marzo de 2015

El estallido del caso Mercurio supuso para Sabadell la confirmación de prácticas fraudulentas por parte de Manuel Bustos, su tío Melquiades, su hermano Paco, de diversos concejales, de técnicos municipales y otros personajes todavía no imputados, perdón, investigados. Todo esto aderezado con el beneplácito de una veintena, no más, de aduladores que, o bien pretendían que Manuel Bustos les hiciera algún favor o los colocara en algún puesto de confianza o simplemente disfrutar de los placeres varios que se brindan a los cargos electos. Estos palmeros, siempre dispuestos a ir de aquí para allá para satisfacer las demandas de su amo, tuvieron, como ya se va sabiendo, sus recompensas en formas diversas y, claro está, los favores acaban pagándose.

Sale a la luz la lista de invitaciones con las que Manuel Bustos obsequió a sus incondicionales y que nunca hubieran sido noticia si no fuera por el hecho de que éstas se cargaron a la cuenta de la Federació de Municipis de Catalunya. Aunque la Audiencia Provincial frenó la investigación, en una clara maniobra de intrusismo político, Anticorrupción y la jueza de instrucción consideran que los indicios de malversación de fondos son tan evidentes como delictivos, constituyendo en sí un episodio más de las maneras de actuar de una saga que ha hecho mucho daño a la ciudad.

Factura del encuentro de Le Meridien
La factura del encuentro de Le Meridien

El estupor es máximo cuando entre las diferentes y variadas mariscadas y comilonas aparece una factura en el Hotel & Spa Le Meridien Ra de El Vendrell. A esa supuesta ‘reunión de trabajo’ asistieron el propio Bustos y su pareja así como Josep Ayuso y su esposa. Nada que objetar a la elección del magnífico hotel de la Costa Daurada, porque ya sabemos lo estresante que es la vida de un político y la necesidad que éste tiene de relajarse como así le plazca. Pero, claro, cargar la cuenta a una entidad que se nutre en casi un 100 por cien de dinero público, eso está muy feo.

Pueden alegar los diez comensales que ellos no sabían quién pagaba la factura, que fueron invitados y punto. Pero conociendo las artimañas de Bustos, me parece absurdo que ninguno de los agasajados supiera que el jefe nunca iba a pagar de su bolsillo. Eso sí, para que no se diga que no hay un puntito de solidaridad con los más desfavorecidos, se pagaron poco más de dos euros al Hospital de Sant Joan de Déu, del total de 869 euros que costó la celebración del cumpleaños de Manuel Bustos, aunque no sabemos demasiado bien si lo fueron por un acto de caridad o porque el propio hotel lo obligaba.

Parece patético que alguien pierda su libertad por un reloj o por una invitación. Bueno, los hay que hasta por una cerveza son capaces poco menos que de morder el polvo y someterse a los designios de quien le da de comer y mucho más si eso supone un sueldo de escándalo sin dar golpe. Corre el rumor de que Bustos reunía a sus concejales poco después de ser elegidos para ofrecerles lo que quisieran, a fin y efecto de tenerlos cogidos por allí. Muchos de ellos, además de ver, oír y callar, de estar colocados a dedo en algún lugar casi clandestinamente, accedieron a esas peticiones y disfrutan de algún apartamento en la playa, un piso en Can Llong u otros regalos que los peticionarios hacían a su superior. Nos quedaríamos absortos al ver que en algunos de esos pisos de ese barrio de Sabadell y que nunca fueron sacados a concurso, viven algunos militantes del PSC local.

A pesar de toda esta amalgama de inmundicia y deshonestidad, Josep Ayuso siempre ha declarado su incondicional apoyo a las actuaciones de Manuel Bustos. Nunca ha sido capaz de decir ni una sola palabra en contra del proceder del ex alcalde, ni él ni ninguno de los concejales que viven del erario público; muy al contrario, siempre se ha vanagloriado de la conducta incorruptible de Manuel Bustos, mostrándolo como un icono de la honradez y del trabajo desinteresado por Sabadell. Su pasión no tiene límites y su duro quehacer valió la pena hasta que salió por la puerta de atrás del Ayuntamiento.

Quiero pensar que Josep Ayuso quedó embaucado en aquel spa de El Vendrell; quizás las burbujas del jacuzzi le lavaron la cabeza y cargó definitivamente con el peso de ser el sustituto del mejor alcalde de la historia de Sabadell, según él. No lo creo. En la factura no consta el paso por la relajante bañera. Ya mucho antes, Ayuso firmó su propia defunción al someterse al yugo coercitivo de la saga Bustos. Como cualquier cordero que conoce su final y baja la cabeza sabiendo lo que le espera, Ayuso ha sido incapaz de pasar página, de ser valiente y demostrar que es libre. Al contrario, ha preferido el camino de la continuidad, de las sonrisas falsas, de las palmaditas en la espalda, de las coacciones encubiertas y del “estás conmigo o estás contra mí”. Lo ha demostrado también en la elección de la lista del PSC al Ayuntamiento, donde el tímido, pobre y temeroso sector crítico ha sido vilmente apartado de los órganos decisorios. Igualito que Manuel Bustos. Ninguna diferencia.

Me comentaba un militante socialista que no se creía nada de lo que decían de Bustos, que por sus venas corría sangre roja, muy roja y que no podía ser que un socialista hubiera hecho todo eso que los medios de comunicación decían. Tenía dificultades para pagar la cuota del PSC y había hablado con un concejal para ver si podían rebajársela. La respuesta fue negativa. Aún así, ese militante daría la vida por Bustos y ahora por Ayuso. No podía creerlo. Le pregunté cuanto cobraba de jubilado y me respondió que 480 mensuales, la mitad de lo que Bustos y sus fans se habían gastado en un día en el spa de El Vendrell.

Sin comentarios.

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