Foto portada: reclamación por el IES Can Llong y el CAP. Autor: David B.

Opinión de Manuel Navas (FAV Sabadell): ‘Barrios’

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas, presidente de la FAV Sabadell

En los barrios se reflejan con toda su crudeza las consecuencias de la crisis económica y la falta de políticas públicas que se amparan en ella. Es donde se constata la desigualdad, donde se desarrollan las situaciones de marginación y de exclusión social, donde se producen los encuentros y desencuentros entre personas de procedencias, culturas y etnias diversas, donde se vive y se convive, donde se plasma la relación de proximidad, de contacto directo, donde obviamente se generan conflictos pero también lugares de extraordinarias oportunidades para entender y aprender lo que no está escrito y donde se producen paradojas sorprendentes.

El crecimiento urbanístico de los municipios fue desdibujando paulatinamente las fronteras y los cambios globalizantes en todos los órdenes han modificado la relación vecino/barrio: dormimos en un barrio, compramos en otro, estudiamos o trabajamos en otro, tenemos amigos/as en otros, etc., puede decirse que hoy, al haberse convertido los barrios en territorios líquidos, sus fronteras son más emocionales que físicas.

Foto portada: el tinent d'alcalde de Presidència, Josep Ayuso (esquerra), i d'Urbanisme, Ramon Burgués (dreta). Autor: Aj. Sabadell / cedida.
Foto portada: concejales de Sabadell abriendo al tráfico una calle en Ca n’Oriac. Autor: cedida

No obstante, un barrio sin gente es tan inconcebible como inimaginable es una ciudad sin barrios. Vecinos/as, comerciantes, jubilados, desempleados, niños/as, etc., son la sal del barrio. Sin ellos el barrio sería un espacio sin alma, algo sin interés, y aunque se hayan modificado las relaciones, persiste la base de su armazón por encima de cualquier consideración de tipo cultural, religioso, social, político o económico: el individuo. Todos/as somos vecinos/as, o lo que es lo mismo, ciudadanos/as con derechos sociales y políticos en aras a cubrir necesidades inherentes a la persona como la vivienda, el trabajo, la sanidad, la educación, la asistencia social, la participación, etc.

Y ahí es donde aparece sin tapujos el desorden establecido por un sistema que es incapaz de cubrir las necesidades de la mayoría social, generando situaciones de extrema crueldad estructural contra millones de ciudadanos (desahucios, pobreza energética y alimentaria, aumento de las desigualdades en todos los ámbitos, etc.), y ofreciendo datos espeluznantes sobre la desigualdad existente como que la esperanza de vida en los barrios ricos sea sustancialmente superior que en los barrios pobres o que el fracaso escolar, el paro, la exclusión social y marginalidad, la degradación galopante, etc., se cebe en barrios y personas determinadas, evidencia la magnitud del drama provocado por el modelo antisocial que están imponiendo quienes poseen el poder político y económico.

Y esos barrios y ciudadanos/as, objetivo de las políticas neoliberales decretadas por los parlamentos al dictado del poder económico, en época electoral adquieren un extraño protagonismo al convertirse en el oscuro objeto de deseo donde aterrizan, como seres de otro planeta, aquellos que nunca están, simulando un interés carente de credibilidad, a la caza del disputado voto del Sr. Cayo, “¡hay que llegar a los barrios, ahí están los votos!”, dicen los asesores de esa especie de aliens, y comienza el carrusel de reparto de besos y sonrisas prefabricadas y la venta de humo con propuestas de patio de colegio, con la esperanza trilera de engañar a la parroquia.

Saben que no están en su hábitat, se les nota que están desubicados, pero como su arrogancia les lleva al convencimiento de que la masa es boba y carece de memoria, como saben que la gente ignora el poder que tiene y también que su poltrona y sueldo depende de esos votos que postulan, no tienen pudor en representar su grotesco papel y, si es el caso, librar luchas internas en sus partidos para lograr sus irrefrenables ambiciones personales. Pasadas las elecciones, promesas y programas se diluirán irremisiblemente hasta las próximas y vuelta a empezar y así será hasta que no se cambien cosas, se empodere al pueblo y, entre otras medidas, se implemente la revocación de los políticos que incumplan su programa.

Foto portada: reclamación por el IES Can Llong y el CAP. Autor: David B.

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