Alejandro Ruiz Huerta, nacido en 1947 y profesor titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Córdoba, es el último superviviente de la masacre de los abogados laboristas de Atocha perpetrada el 24 de enero de 1977 y de la que ahora se cumplen 40 años. Además es autor del libro La memoria incómoda referida a este luctuoso suceso.
Alejandro Ruiz es la primera vez que visita Sabadell en el marco de una gira por distintas ciudades españolas como Madrid, Barcelona, Salamanca, Oviedo, Coruña, Córdoba, Cáceres, Ciudad Real o Toledo, algunas de las cuales de lo que calificó de “España vacía” producto de un “Estado y un país fallido” y acompañado en muchas ocasiones por Cristina Almeida. El objetivo de esta gira es “recuperar la memoria histórica” y expandir los “valores de la democracia y la clase obrera”.
En Sabadell, después de una comida con la dirección de CC.OO del Vallès Occidental y Catalunya central, será recibido oficialmente a las 18:30 horas en el ayuntamiento de Sabadell por el alcalde, Juli Fernández, y los grupos municipales para posteriormente intervenir en el acto que tendrá lugar a las 19 horas en l’Espai Cultura de la Fundació Antiga Caixa Sabadell 1859 donde además participarán Javier Pacheco, secretario general de CC.OO de Catalunya, Enrique Rodríguez, secretario general de CC.OO al Vallès Occidental y Catalunya central y el alcalde de Sabadell.
En su comparecencia ante los medios de comunicación locales manifestó sentirse abrumado por “cargar con el peso de una historia que debo llevar sólo” ya que sus otros compañeros supervivientes de la masacre han ido falleciendo. Una masacre -puntualizó- conocida por la de los “cinco abogados laboristas”, cuando en realidad fueron asesinados tres abogados, un estudiante de derecho y un sindicalista de CC.OO.
Alejandro Ruiz criticó con dureza la falta de atención a la recuperación de la memoria histórica y el escaso reconocimiento a los protagonistas de la lucha democrática. Ello a pesar de haber sido recibido con los “dos jefes de Estado y el presidente Zapatero”. Puso como ejemplo de ello, la resistencia del alcalde de Casas Simarro para erigir un monolito a una de las víctimas del atentado, natural de esta población, con el pretexto que “dividía a la ciudadanía”.
ADN de la democracia
Pasados 40 años de la masacre, consideró que el atentado significó un punto de inflexión en la Transición española, donde se inscribió “el ADN de la democracia”. A su juicio, los “autores intelectuales” del atentado perseguían “detener el proceso democrático” iniciado con el referéndum, auspiciado por Adolfo Suárez, sobre la Reforma Política del 15 de diciembre de 1976.
Se trató, citando las palabras de Ramón García Cotarelo, de un “golpe de Estado difuso” que fue detenido por la reacción de los trabajadores madrileños en la multitudinaria manifestación del 26 de enero donde la respuesta al atentado terrorista fue un “impresionante silencio”, recogido en la película de Antonio Bardem, Siete días de enero.
En su opinión, aunque se detuvieron con rapidez a los autores materiales de la masacre, el juez Gómez Chaparro impidió que las investigaciones fuesen más allá, pues existen indicios de la complicidad de los servicios de seguridad del Estado. Asimismo manifestó sentirse muy interesado por la “intrahistoria de Atocha”, como por ejemplo la reacción de los floristas madrileños que regalaban claveles y rosas a los ciudadanos que participaron en la manifestación.
