Fotos: David B.

Joan Mena, concejal y diputado de EUiA: “La consulta sobre el derecho a decidir aún está por hacer”

Joan Mena Arca, nacido en Sabadell en 1975, es licenciado en Filología Hispánica por la UAB. Ha ejercido de profesor interino de secundaria de lengua y literatura castellana durante 12 años en diversos institutos de la comarca y la ciudad. En el 1997 participó en el congreso fundacional de EUiA, formación a la que siempre ha estado vinculado y donde desempeñó diversos cargos internos a nivel comarcal y nacional en el área de Educación.

Su primera aproximación a la política local fue en la formación de la Entesa per Sabadell en 1998, donde fue en listas de las municipales de 1999. Es concejal del ajuntament de Sabadell desde el 2007 y diputado al Parlament de Catalunya desde el 2012. No tiene intención de volver a presentarse a las municipales y confiesa su añoranza del mundo de la docencia.

Entrevisto a Joan Mena en el local de EUiA en Sabadell en la calle Josep Renom, cerca de la plaza Granados. Antes de empezar el cuestionario le aclaro que éste girará sobre su participación en los momentos cruciales del proceso soberanista como representante de su partido. Tanto en la gestación de la pregunta del 9N como su posición en las reuniones que siguieron a la prohibición de la consulta del Tribunal Constitucional,

Diversos medios publicaron que, en vez de una pregunta binaria a la escocesa, se había optado por una tercera opción el sí/no a petición de ICV-EUiA ¿Cómo se pactaron los términos de las preguntas del 9N?
El acuerdo sobre la pregunta fue bastante rápido, en 48 horas. Hubo conversaciones discretas entre los diferentes líderes políticos para tantear el tema de la pregunta. La verdad es que lo que cada partido difundía públicamente no difería mucho de lo que se decía a nivel interno. La CUP y ERC forzaban para que la pregunta fuera binaria, posicionándonos sobre la independencia. Desde ICV-EUiA insistimos en que la pregunta tenía que ser inclusiva. No sólo tenía que incluir a los que se acercan al derecho a decidir desde una óptica independentista, sino también a mucha gente, entre las que me incluyo, que nos acercamos al derecho a decidir desde un punto de vista democrático. No tanto en términos de nacionalidad o de identidad, sino de derecho de radicalidad democrática, de defender que, en definitiva, es el pueblo quien tiene la potestad y la capacidad de poder decidirlo todo.

Nosotros queríamos que en esa pregunta, además de la independencia o el autonomismo, se evidenciara que había otras opciones como el pacto federal entre los diferentes pueblos de España. El Estado español es quizás el Estado más plurinacional de Europa y, en cambio, no se reconoce esa plurinacionalidad, ni en la Constitución, ni el ordenamiento jurídico vigente. Además, los gobiernos de Rajoy están impulsando una recentralización de Estado que pretende es eliminar cualquier atisbo de plurinacionalidad. Creo que en la capacidad de buena convivencia entre las diferentes nacionalidades que conforman el Estado español, y eso nos hace más fuerte para afrontar las amenazas a la soberanía que hoy son los mercados, los intereses económicos y financieros. Por eso soy partidario de un pacto entre soberanías de Catalunya, Galicia, País Vasco o Andalucía con España.

¿Qué respondería a quienes argumentan que para ello previamente es necesaria una reforma de la Constitución o la apertura de un proceso constituyente en el Estado español?
Es cierto que hacen falta reformas, pero la principal reforma que hace falta es la voluntad. Si el gobierno del Estado tuviera voluntad de dar voz a Catalunya o a los catalanes no haría falta hacer demasiadas modificaciones en la Constitución. Por ejemplo, como cuando fuimos al Congreso de los Diputados a pedir que se delegara la competencia de convocar referéndums, igual como se han delegado las competencias de Sanidad, Educación o de la Policía. El gobierno podría hacer un decreto para delegar la convocatoria de un referéndum en ese sentido. Por tanto, más que grandes modificaciones. lo primero que hace falta es voluntad política.

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En EUiA hay mucho debate sobre qué pasó en la Transición, el régimen del 78… y como ese régimen ha consolidado esa España bipartidista. Yo siempre digo que la Constitución del 78 hoy no está vigente, la que está vigente es la del 2011 cuando PP y PSOE modificaron el artículo 135 que diluye los derechos sociales y nos pone de rodillas ante el poder financiero que hoy gobierna en Europa y España.

¿Qué replicaría a las críticas sobre que la pregunta era confusa, frente a la pregunta Sí o No formulada en Escocia o Quebec?
Esto podría haber sido así sin con el Estado hubiera habido la posibilidad de abrir una negociación. En mi opinión la pregunta ideal sería la que claramente definiera si yo quiero una España autonómica, federal o una Catalunya independiente. E, insisto, fueron CUP y ERC quienes no querían que se votara la opción federal, cosa que me desagrada pues si se defiende el derecho a decidir tendría que ser para todo.

Hasta la primera resolución del TC sobre la consulta se mantuvo la unidad de las fuerzas a favor del derecho a decidir. Tras ello se produjeron dos reuniones tras las cuales Artur Mas decidió impulsar el proceso participativo y se evidenció la ruptura de la unidad. ¿Qué ocurrió en estas reuniones?
En efecto, hubo dos reuniones oficiales y diversos contactos y encuentros extraoficiales. La primera se celebró en el Palau de la Generalitat y la segunda en el Palau de Pedralbes.

En la primera, por la mañana, pusimos en común los problemas que suscitaba la prohibición del TC. El president Mas nos dijo que técnicamente era imposible realizar la consulta tal y como se había concebido, aunque yo tengo mis dudas. Luego hicimos un receso, desde las dos hasta las seis de la tarde, para poder reunir a los núcleos de dirección de las diferentes organizaciones y dar un carácter colectivo a la decisión. Se decidió continuar hacia adelante y paralelamente convocar unas reuniones técnicas donde estaba la vicepresidenta Ortega y el conseller Homs junto a uno o dos representantes de los grupos parlamentarios que en nuestro caso fueron yo mismo y Josep Vendrell, secretario general de Iniciativa, para explorar donde estaban los problemas técnicos y si había posibilidades de realizar la consulta.

La línea roja que nosotros no queríamos cruzar era la de una consulta con garantías democráticas. Donde no se pusiera en duda que el resultado era legítimo y válido, independientemente de quien vaya o no vaya a votar, que se garantizaran los espacios electorales que es lo que ha faltado en todo el proceso. Hemos hablado mucho de la forma, pero muy poco del contenido. No hemos podido escuchar argumentos de peso sobre si es mejor una Catalunya independiente o una Catalunya federada o autonómica porque la discusión ha sido otra, sobre la forma, el método, las garantías…y no tanto como en Quebec y Escocia donde existió una amplia campaña sobre las ventajas y desventajas de la independencia.

Así quedamos en la primera reunión. Se hicieron cuatro reuniones técnicas donde constatamos que existía muy poca voluntad del gobierno de la Generalitat para avanzar en la consulta con garantías democráticas, siguiendo el mandato de la Ley de Consultas y del  decreto de convocatoria que firmó el president Mas.

Entonces nos volvió a reunir en el Palacio de Pedralbes. Una reunión que, en principio, no sé si había ser secreta o discreta, pero como siempre las reuniones siempre se acaban filtrando. Al final salimos a explicar cómo había ido la reunión. Esta fue la reunión donde se rompió el acuerdo. No hay perder de vista una reunión muy importante, donde nosotros no participamos y de la que ICV-EUiA y CUP nos enteramos a posteriori. Se realizó el 7 de agosto entre CiU y ERC y aquí empezó a romperse el acuerdo entre el president Mas y Oriol Junqueras en torno a la cuestión que era muy difícil realizar una consulta enfrentándose al Estado. A partir de aquí la cosa fue poco a poco degradándose y al final la decisión de Mas fue proponer un proceso participativo.

¿La unidad de estas fuerzas que está rota, entre paréntesis, se puede recomponer?
Sinceramente, creo que ni siquiera podemos hablar de unidad. La unidad entre una fuerza como Unió y EUiA es muy difícil, muy poco sólida. Recomponer la unidad será muy complicado, aunque existen elementos en común como tirar adelante el mandato democrático que nos exige una parte importante de la sociedad catalana, pues, según los encuestas, entre un 70 y un 80 por ciento de la ciudadanía quiere votar.

¿Cuál es su valoración del 9N?
A mi juicio fue una movilización más como la ‘V’ o la cadena humana. Una movilización exitosa porque participaron 1,8 millones de personas, pero no fue un mandato democrático. La diferencia entre un proceso participativo o una movilización, como la que planteó Mas, con un referéndum al estilo de Escocia es que un referéndum o una consulta nos obliga a un mandato democrático. Por tanto, fue una movilización importante, pero que no amortiza la consulta, a diferencia de lo que Convergència, ERC e incluso la CUP están diciendo estos días que la consulta ya se ha hecho y que ahora tenemos que ir a un proceso de redacción de la Constitución catalana que luego se ratifique en un referéndum. Mi punto de vista es que en Catalunya la consulta todavía no se ha hecho y está por hacer. El gran reto político que tenemos, no solamente en Catalunya sino en el conjunto del Estado y en Europa, es abrir el camino para  los cambios que han de producirse. Europa se está construyendo de espaldas a los pueblos y en función de los intereses económicos, sin dar la voz a la ciudadanía para que decida de qué manera quieren organizarse políticamente.

¿No cree que la izquierda catalana ha ido a remolque de CiU y ERC en todo este proceso? ¿Piensa que el debate soberanista ha servido para tapar la cuestión social y la política de recortes de la Generalitat?
Sinceramente creo que no hemos ido a remolque. Si hemos ido a remolque de alguien ha sido de la sociedad catalana porque es innegable que en la calle existe una voluntad expresa de una parte de la población de ir hacia la independencia y de otra parte de decidir de una vez qué hacemos. Y eso tiene que aclararse a través de una consulta y cediendo la voz a la ciudadanía. Si alguien ha ido a remolque ha sido CiU que está defendiendo un proyecto independentista en el que no cree, porque seguramente no le queda otra salida.

La tradición política de la que yo vengo, desde Lenin a Rosa Luxemburg, ha defendido el derecho a decidir, el derecho a la autodeterminación, pues el derecho a decidir es un eufemismo para esconder el derecho a la autodeterminación. En Izquierda Unida, recuperando documentos de Julio Anguita en 1997, ya se hizo una declaración en defensa del derecho a la autodeterminación que se incorporó en el programa electoral de IU a nivel del Estado. Por lo tanto, tanto IU como la coalición en Catalunya, vienen defendiendo desde entonces el derecho a la autodeterminación de los pueblos de manera que no hemos ido a remolque de nadie.

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Otra cosa es si, y eso no lo discuto, que quien tiene la capacidad, porque tiene el control de los medios de comunicación, es CiU. Quien tiene la capacidad de influenciar en según qué tipo de decisiones es la derecha y la burguesía catalana y de eso ha hecho uso.

¿Qué opina del adelanto electoral anunciado por Mas y cuál va ser la posición de su formación en estos comicios?
Nosotros nos vamos a aproximar a las elecciones del 27 de septiembre con el objetivo de la necesidad de un cambio de gobierno en Catalunya. La sociedad catalana no puede consentir que la derecha siga gobernando, siga recortando, siga privatizando con procesos bajo sospecha como en ATLL o Tabasa, siga desmantelando la Sanidad y la Educación pública. Todo eso lo ha ido haciendo mientras con una mano va hablando de soberanía, mientras con la otra mano recortan las pocas estructuras de Estado que tenemos como la Sanidad, la Educación, las infraestructuras públicas. Las elecciones municipales de mayo del 2015 son un primer escalón importantísimo. Nosotros siempre hemos sido una fuerza municipalista y cuando hemos tenido alcaldías hemos intentado visualizar que se  note que hay diferentes maneras de gobernar. Así donde EUiA tiene alcaldías, como en Montornès del Vallès, están en un proceso de municipalización del agua o impulsado las becas-comedor y creemos que ese es el futuro.

En Catalunya el problema es que solo se está hablando de una hoja de ruta, la hoja de ruta nacional. Yo creo que debe haber una hoja de ruta nacional, una hoja de ruta social y una hoja de ruta contra la corrupción. Dos elementos importantísimos de los cuales no se está hablando. Para eso, la única herramienta que tenemos es la de la confluencia. Nosotros queremos confluir con todas las fuerzas de izquierda que están proponiendo una Catalunya diferente, desde ICV-EUiA, Procés Constituent, Podemos, CUP… De alguna manera todas las organizaciones rupturistas que están reivindicando que estamos en una democracia de baja intensidad y que por tanto tenemos que ir, poco a poco, conquistando los derechos de los ciudadanos y conquistando el poder para quien legítimamente le corresponde que es el pueblo.

El esfuerzo que queremos hacer hasta septiembre, y no tiraremos la toalla, es el de construir una candidatura unitaria porque precisamente en el ADN de la coalición va la confluencia de las izquierdas. ICV y EUiA ya nacieron como una confluencia de las izquierdas que en ese momento pedíamos un cambio de sistema y un cambio de régimen en Catalunya y en el Estado español. Ahora han ido surgiendo más fuerzas y eso es una buena noticia porque hay más posibilidad de cambiar las cosas. No se entendería que cada uno desde su trinchera reivindicara la confluencia y la unidad de las izquierdas y luego no nos pusiéramos de acuerdo a la hora de plasmarlo en una candidatura electoral. Teniendo en cuenta que el gran cambio no vendrá solamente por una candidatura electoral sino si somos capaces de trasladar esa lucha a nivel social y desde la calle.

Fotos: David B.

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