El pianista Jorge Gil Zulueta visita Sabadell

El pianista Jorge Gil Zulueta actúa este sábado en el Centre Sant Vicenç de la Creu Alta. Jorge Gil nació en Barcelona, vivió en Barberà del Vallès y estudió el Bachillerato en la desaparecida academia Xavier Casas de Sabadell. Su paso por nuestra ciudad fue efímero, aunque recuerda con nostalgia el concierto de fin de curso en el que participó con una guitarra que le había costado 9.000 pesetas, sus versiones de la Elèctrica Dharma y sus idas y venidas a la tienda de discos “La Plaga”.

Con 18 parte a la Marina como voluntario, a Vigo concretamente y pocos años después decide dedicarse a la música. Hace dos años actuó en Castellar del Vallès donde ofreció música de películas. Ahora, en Sabadell, presenta su primer disco ‘Retazos’. Con motivo del concierto que ofrecerá en el Teatre Sant Vicenç el sábado dia 15 de marzo, a las 22 horas, iSabadell lo ha entrevistado en su domicilio en Madrid.

En tu caso, Jorge, ¿ de dónde viene la pasión por la música?
De forma casual llegó a mi casa un órgano Hammnond, una serie barata, que mi padre había comprado para aprender él, pero al cabo de los dos meses él mismo tiró la toalla y yo cogí el relevo. Era la época Beatles, uno de mis referentes musicales más importantes. En la tienda , situada en La Rambla, adquirí toda la discografía de este grupo, donde estaba Pep Abella. Quería emular algo a los Beatles. De oído iba aprendiendo los acordes y así empecé. No hay tradición musical en la familia, aunque mi madre recibió algunas clases de piano cuando era pequeña. Yo mismo me he ido conformado, de una forma muy natural y autodidacta.

Retazos es tu primer disco. ¿Qué quieres explicar con él?
Retazos tiene tintes biográficos. Estoy en un momento de madurez personal y musical y pensé que después de 25 años dedicándome a la música y haciendo versiones de otros músicos que, personalizándolas me daba la oportunidad de crear un estilo propio.  Así que era el momento de rescatar del cajón de sastre que todos tenemos esas melodías que desde pequeño, tenía en mente. Algunas de ellas se remontan a mi adolescencia, compuestas en Sabadell cuando tan sólo tenía 17 años.

Jorge Gil en su casa de Madrid

Dices en tu disco que rechazas que te pongan una etiqueta sobre tu estilo. Pero ¿cómo te definirías a nivel musical?
Es inevitable que te pongan una etiqueta. De hecho en las búsquedas en Internet siempre hay tags que te identifican con algún aspecto musical del cual, inevitablemente formas parte, pero nunca me he sentido cómodo con una definición concisa y cerrada de mi música. A pesar de todo, me considero una persona que interpreta música instrumental de piano que intentan ofrecer un diálogo entre las notas del instrumento.

En algún momento me siento cantautor pianístico, sin palabras. También hay una parte de improvisación importante, porque quiero ver por dónde me lleva la estructura del tema, sabiendo, claro está, dónde me encuentro. Mi disco es tranquilo porque concuerda con mi carácter. Incluso lo utilizo para dormir a mi niña por sus efectos podríamos decir “sedantes”. Aunque admiro a dos grandes del piano como Ludovico Einaudi y Michael Nyman, los veo algo lineales, aunque la creación de sus ambientes son muy adecuados, sin complicaciones, pero muy válidos. La música tiene que transmitir y en mi caso intento transmitir sensaciones.

Parece que echas de menos el contacto con el especialista en venta de discos. ¿Las nuevas tecnologías tienden a ser frías con el comprador?
Efectivamente, las tiendas de discos han desaparecido y se encuentran dentro de grandes almacenes donde los vendedores no suelen tener ni idea de lo que les pides y no tienen más remedio que acceder a las bases de datos de los ordenadores para responder medianamente bien al comprador.

Pienso que de alguna manera tiene que volver el aspecto más humano de la relación entre el que vende y el que compra, aunque eso será lento y en pequeño comité.  No es nostalgia; estamos en un ritmo de sociedad donde tú te sirves y tú te lo comes y si no te sirve no lo coges. Se ha perdido la atención personalizada. No obstante, las redes sociales también ayudan a compartir cosas que a lo mejor no hubieras conocido en una tienda.

Mi disco es una carta de presentación y prefiero que rule para que la gente me conozca; no hay una pretensión económica exclusiva.

El intimismo de tu música sugiere que te sea más fácil actuar en locales pequeños. ¿Es así?
Pues he actuado delante de mil personas y sí que es verdad que me siento más a gusto en locales donde el contacto con el público es más íntimo y emotivo. La experiencia de tocar en escenarios más extensos es gratificante, pero sí que es verdad que, especialmente en este disco, prefiero un ambiente de locales más pequeños.

¿De qué edad es el público que asiste a tus conciertos?
Hay mediana edad, de 30 para arriba pero me sorprende porque también hay mucha de esa mediana edad que viene con sus hijos de 11 años y me encantan sus reacciones. También mucho estudiante de piano que no solamente viene a ver a su profesor en directo, puesto que soy docente, sino a ver qué es lo que yo hago que él pudiera hacer. También amigos, que vienen por amistad pero a los que les pido que sean críticos con mi trabajo.

¿Cómo ves tu futuro musical?
Pues a mí la imagen siempre me ha transmitido mucho. Mi ilusión sería poder colaborar en algún proyecto, tipo documental, cortometraje. Me inspiro mucho con cualquier encargo, por lo que me encantaría poder formar parte de un diseño cinematográfico, puesto que es un aliciente a nivel compositivo muy digno, donde mis melodías sencillas pero efectivas pudieran tener cabida. Me viene a la mente el gran compositor Ennio Morricone, que seguía ese camino y lograba una complicidad y una simbiosis absolutas con la imagen que se proyectaba.

Foto portada: Jorge Gil, en una imagen.

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