La nadadora del CN Sabadell ha trabajado intensamente esta temporada, ha crecido como deportista de élite, en una disciplina compleja y dura, a la que ella se entrega hasta en la confección de los bañadores (la imagen es fundamental en la puntuación de las jueces).
Esta mañana en Berlín ha ejecutado con maestría su ejercicio y ha demostrado que se está acercando al paradigma de la perfección hoy por hoy encarnado por la rusa Romashina, de la que solo le han separado dos puntos y alguna milésima.
En los novedosos elementos técnicos introducidos en su ejercicio, su ejecución ha sido implacable, e incluso mejor que los de la rusa. Esta final europea constituye una seria advertencia de Ona Carbonell hacia su rival. Lágrimas de las entrenadoras al final de la prueba.
