Aeroport

La génesis de la aviación y los orígenes del Aeropuerto (1910-1934)

Sabadell fue una ciudad pionera en los inicios de la aeronáutica en Catalunya y España. Aquí reseñamos las vicisitudes que condujeron la construcción del aeródromo de la ciudad.

Los orígenes de la aviación en Sabadell se remontan a la Festa Major de 1910 cuando se realizó una exposición en el Centre Català titulada Aeronáutica y Aviación, la segunda realizada en España. Se trató de una iniciativa del ingeniero industrial sabadellense Froilà Soler que el día de la inauguración de la muestra, 31 de julio de 1910, impartió una conferencia sobre el tema.

En esta exposición los sabadellenses Luis Areñas, Luis Durán, Centellas, Bartomeu Ventura y los hermanos Canalías aportaron maquetas de modelos confeccionados por ellos mismos. El teniente coronel de la Guardia Civil Ponte, destinado en la ciudad, presentó siete maquetas. Además se expusieron diversos accesorios y distintos tipos de material textil usado para recubrir las alas y el fuselaje de los aviones. También se mostraron planos de aparatos proyectados por alumnos de la Escuela Industrial y ejemplares de la Revista de Locomoción Aérea, de la asociación del mismo nombre. La exposición contó con la asistencia del alcalde, Feliu Griera Dulcet, del diputado Jaume Cruells, y del presidente del Centre Català, Antoni de P. Campmany.

A raíz de esta exposición, el 2 de septiembre de 1910, una comitiva de la Asociación de Locomoción Aérea de Barcelona visitó la ciudad. La comisión buscaba unos terrenos adecuados para instalar un aeródromo. Se reunieron con el alcalde Griera, acompañado por el concejal Silvestre Romeu y el consejero Cayetano Masllovet. Se efectuó un recorrido por el Pla de la Bruguera, en Castellar del Vallès, pero también por la finca de Can Torres del Pla y las colindantes de Can Diviu y Can Fatjó que serían las escogidas, a principios de la década de 1930, para ubicar el Aeródromo de Sabadell.

Como resultado de esta visita, el Ayuntamiento acordó encargar, el 11 de septiembre de 1910, a una comisión constituida al efecto, para evaluar la propuesta de la citada asociación, que pedía “unos terrenos para destinarlos a campo de aviación”. Nueve días después, el Consistorio aceptó la propuesta y se comprometió a “estudiar la manera de llevarla a la realidad”. En principio, el Ayuntamiento debía alquilar 200.000 metros cuadrados en Can Torres para convertirlos en “pista de ensayos” con “hangares, dependencias de enseñanza y otros servicios”. En contrapartida, el propietario percibiría una subvención de 4.000 pesetas anuales durante diez años. No obstante, el plan no se llevó a cabo.

El primer aterrizaje

El segundo evento que puso en contacto la ciudad con la aviación tuvo lugar a raíz del I Concurs de Tardor de 1919. Se trataba de una prueba aérea donde los pilotos debían efectuar un recorrido de unos 110 kilómetros y estaba dotada con importantes premios en metálico. El recorrido consistía en despegar del Aeródromo La Volatería en el Prat de Llobregat y sobrevolar el monumento a Colón de Barcelona, para dirigirse a Badalona, Sabadell, Terrassa, la montaña del Tibidabo, volver a pasar por el monumento a Colón y aterrizar en La Volatería.

Manuel Colomer, primera persona que aterrizó en Sabadell. Foto: Arxiu Josep Llacer
Manuel Colomer, primera persona que aterrizó en Sabadell. Foto: Arxiu Josep Llacer

La prueba, en la que se inscribieron siete pilotos, debía disputarse el 5 de octubre de 1919 pero se suspendió debido al mal tiempo y se celebró el domingo siguiente, 12 de octubre. Manuel Colomer Llopis, que acababa de formarse en la Escola Catalana d’Aviació, pilotaba un T.H.-E3. Este fue el primer avión que aterrizó en Sabadell, pues no pudo proseguir su vuelo por cuestiones de seguridad. Así, optó por aterrizar en un pequeño campo en el actual barrio de la Creu Alta. La noticia que había un aeroplano en las afueras de la población corrió como un reguero de pólvora y poco después un gentío rodeaba el avión para contemplarlo admirados.

Manuel Colomer y otro piloto, Josep Canudas, regresaron a la ciudad para agradecer la ayuda recibida. Al sobrevolar Sabadell realizaron una exhibición de unos diez minutos sobre el casco urbano que causó sensación. Centenares de vecinos se trasladaron a los terrenos de Can Diviu  donde aterrizaron los aviones.  Poco después fueron conducidos al Ayuntamiento, donde les esperaban algunos ediles y una multitud. Después se les invitó a un almuerzo popular en el hotel España. Al día siguiente los pilotos efectuaron varios giros sobre la ciudad y una pasada a baja altura en Can Diviu.

El campo de aviación de Ca n’Oriac

Desde entonces Ferran Llacer, que mantuvo hasta su prematuro fallecimiento en 1930, con sólo 36 años, una gran amistad con estos pilotos barceloneses, se convirtió en un apasionado divulgador de la aviación en la ciudad y se esforzó para que Sabadell tuviese su aeródromo. Llacer inició las gestiones para conseguir que unos terrenos de Ca n´Oriac se usasen como el primer campo de aviación, aunque de dimensiones reducidas y sin posibilidad de ser ampliado. La inauguración se celebró el sábado 4 de abril de 1925 con el aterrizaje del avión Aviatick pilotado por Josep Canudas y con Llacer como pasajero. Por la tarde se constituyó la delegación local de la Penya de l’Aire, presidida por Llacer y que contaba con más de veinte socios. Esta entidad, que pasó a llamarse en 1926 Lliga Aeronàutica de Catalunya, realizó al día siguiente seis bautizos del aire.

Inauguración del aeródromo de Ca n'Oriac. Fuente: Arxiu UES
Inauguración del aeródromo de Ca n’Oriac. Fuente: Arxiu UES

El hecho de contar con un campo de aviación en las afueras de la ciudad incrementó las posibilidades de realizar vuelos periódicos entre La Volatería y Sabadell. Los domingos y festivos se alternaba en Ca n’Oriac el vuelo a vela con los bautizos de aire a cargo de Joan Bonamusa, vecino de Castellar del Vallès, en su avión Hanriot. Bonamusa había obtenido el título de piloto en 1929 en la escuela del Aeródromo Canudas. Cuando éste vendió sus dos aviones para comprar dos modernas avionetas Avian Cirrus, Bonamusa adquirió el Hanriot y construyó un hangar en Ca n’Oriac. Bonamusa fue un habitual de los festivales aéreos en Catalunya y un notable impulsor de la aviación en Sabadell.

El 2 de agosto de 1931 se celebró en Ca n’Oriac un gran festival aéreo que fue un gran éxito de público, pero que acabó trágicamente debido al accidente mortal que sufrieron dos pilotos. La organización del evento estuvo a cargo del Aeroclub de Catalunya y de los pilotos de la Aeronáutica Naval y con el apoyo del alcalde, Salvador Ribé. El Ayuntamiento incluyó el acto en el programa de la Festa Major. Se realizaron vuelos de demostración de planeadores y de acrobacias de los militares. Cuando el festival se daba por acabado, el contramaestre Daniel Sauca hizo un último vuelo de exhibición acompañado por el piloto civil Francesc Ximenes. Por desgracia, al salir de una barrena cuando estaban a baja altura, el avión impactó bruscamente contra el terreno. En sus memorias, Canudas explica que el campo no reunía condiciones para albergar tan numeroso público y media docena de aviones. Por ello rechazó participar en el festival.

A pesar de este accidente, el interés por la aeronáutica cristalizó en septiembre de 1931 con la constitución del Club Aviació Sabadell. La entidad se fundó cuando el ayuntamiento republicano adoptó los primeros acuerdos para construir un aeródromo. El primer presidente del Club Aviació Sabadell fue Antoni Campmajó y el vicepresidente Joan Bonamusa. Como prueba de la buena sintonía entre la entidad y el gobierno municipal, se nombró a un concejal en calidad de delegado en la entidad “para que la obra que se realizase fuese conjunta y dirigida al bien de la ciudad”.

En el libro editado por el Ayuntamiento en 1934, donde se hace balance de los 33 primeros meses de gestión municipal desde la proclamación de la Segunda República, se dedica un capítulo a documentar las gestiones para crear el Aeródromo de Sabadell. En él se argumenta que el aeródromo contribuiría al desarrollo económico, al favorecer la implantación de la incipiente industria aeronáutica. En esta línea se apuntaba a la proximidad con Barcelona, y “la pujanza de la industria eléctrica y metalúrgica, que permitiría especializar rápidamente a los obreros en la construcción y reparación de aparatos”.

La construcción del aeródromo

El 4 de diciembre de 1931 el Ayuntamiento aprobó una moción que declaraba “altamente beneficioso para la Ciudad la creación de un Aeropuerto”. Según la memoria del arquitecto municipal, los terrenos más adecuados se ubicaban “entre los kilómetros 346 y 347 de los Ferrocarriles del Norte, el río Sec y hasta cerca del término de Cerdanyola”. También se aprobó “interesar de la Dirección General de Aeronáutica Civil, la declaración de [terreno] apto para Aeropuerto” y se facultaba al alcalde para firmar la solicitud acompañada de los planos.

El 2 de abril de 1932 visitó Sabadell una comisión oficial procedente de Madrid, encabezada por los diversos oficiales de la Aviación Militar presidida por el comandante Pastor y de la Aeronáutica Naval. Junto con el alcalde Ribé, los concejales Balart, Baulenas, Solà, Elías y Boix, el presidente del Club Aviació, Campmajó y un representante del Aeroclub de Catalunya visitaron los terrenos de Can Diviu. Acto seguido el comandante Pastor entregó a las autoridades locales el pliego de condiciones para establecer la futura Base Aérea del Ebro en Sabadell.

El 20 de mayo de 1932, el pleno municipal aprobó la cesión gratuita de terrenos al Ministerio de la Guerra “una vez hayan sido declarados aptos, aceptados para instalar una base militar aérea y declarados de utilidad pública a efectos de expropiación”. La resolución aclaraba que el uso militar del aeródromo no debía impedir acoger también a la aviación civil “ni tampoco a nuestros amateurs, los entusiastas del Club Aviació Sabadell”. Además se aprobó destinar 431.000 pesetas para los trabajos de “allanamiento de los terrenos que se grafían en el plano” y prohibía “la edificación urbana a mayor altura de 15 metros, en la zona limítrofe con el Aeródromo”.

En ese mismo pleno se creó el Patronato Pro Aeródromo, con siete representantes del Ayuntamiento, encargado de negociar con el Estado y la Caixa d’Estalvis de Sabadell. El Estado aceptó en firme la cesión el 24 de septiembre de 1932 y el 20 de febrero de 1933 Manuel Azaña, presidente del gobierno, firmó el expediente de utilidad pública de los terrenos afectados. Este trámite, pedido insistentemente por el Ayuntamiento al Gobierno, era indispensable para que el Consistorio iniciase el proceso de expropiación. La Caixa d’Estalvis contrató con el Ayuntamiento un préstamo de un millón de pesetas al 5,50 por ciento de interés y amortizable en el plazo de veinte años que fue aprobado en la sesión del 24 de abril de 1933. La corporación municipal consideró que el proyecto favorecía el desarrollo económico y urbano de Sabadell:

El establecimiento de la base área militar de la Cuenca del Ebro en nuestra ciudad, traerá un contingente de personal que producirá un mayor consumo, y por tanto la creación de un nuevo núcleo urbano sujeto al pago de derechos y arbitrios municipales, lo cual, de forma lenta y casi imperceptible, producirá la amortización del préstamo”.

El 7 de enero de 1934, a propuesta del Patronato, el Consistorio aprobó adquirir las últimas fincas de Can Diviu, propiedad de Tomás Gorina Oriach, Can Torres, de Josep Fatjó Torres y Can Miró, de Jaume Sanllehí Serra. La Cámara Oficial de Comercio e Industria, de la que era vicepresidente el industrial metalúrgico y concejal republicano Jaume Ninet Vallhonrat, se implicó de forma destacada en conseguir este objetivo. Ninet resultó clave en la consecución del Aeródromo de Sabadell, pues convenció a los fabricantes del sector que la aeronáutica era una oportunidad de ampliar y diversificar la producción metalúrgica, centrada en Sabadell en la maquinaria textil.

La Generalitat, que había constituido el Servei d’Aeronàutica de Catalunya, publicó en el Butlletí Oficial de la Generalitat de 26 de julio de 1934 que el Aeródromo de Sabadell quedaba inscrito en la Xarxa Aèria de Catalunya, abierto a la aviación deportiva y de turismo.

Para festejar la entrega oficial a la Aviación Militar de los terrenos del aeródromo se celebró el 7 de agosto de 1933, en el marco de la Festa Major, el “Día de la Aviación”.  El 1 de agosto de 1934 se inauguró oficialmente el Aeródromo de Sabadell, cedido a la aviación militar, pero con autorización de uso  civil, con un festival a cargo de pilotos y aviones de la base de El Prat.

A fin el comprender el uso mixto, militar y civil, del aeródromo resulta conveniente recoger las declaraciones de Campmajó a Mundo Gráfico en 1932:

¿Cómo hemos conseguido el aeródromo? Los hechos se han sucedido de tal manera que nos hemos visto obligados a cambiar de orientación (…) Cuando el Aeroclub había ya iniciado las gestiones para conseguir para Sabadell un aeródromo civil y habíamos enviado a la Dirección General de Aeronáutica los planos y los informes correspondientes, nos enteramos de que el Ramo de la Guerra y la Aviación Militar buscaban en Cataluña unos terrenos para establecer la futura Base Aérea del Ebro. Entendimos que para Sabadell debía de ser esta una posibilidad del máximo interés, al poder reunir en nuestro aeródromo una base militar y un aeropuerto civil”. Campmajó proseguía explicando que la entidad entró “en contacto con los técnicos militares, con la Generalitat de Cataluña y con nuestro propio municipio, para ver si lo que nosotros podíamos ofrecer se adaptaba a lo que requerían estos organismos oficiales”.

No obstante, el desarrollo del aeródromo se ralentizó debido a la inestabilidad política del momento. El 15 de enero de 1935, el alcalde, Josep Germà, envió una carta al Presidente del Consejo de Ministros expresando su contrariedad por un decreto, publicado en la Gaceta de Madrid dos días antes, donde se ordenaba que se “procediese a realizar las obras e instalaciones necesarias a las fuerzas aéreas de la 3ª Escuadra, en los terrenos del Aeródromo de El Prat”, lo cual hacía temer que no interesase potenciar la instalación local. Tras la victoria del Frente Popular, el jefe de la 3ª Escuadra de Aviación Militar, comandante Sandino, anunciaba por carta al Ayuntamiento de Sabadell, el 25 de mayo de 1936, que la Aviación Militar se disponía a construir “por su cuenta un hangar, un depósito enterrado de combustible y lubrificantes y un edificio para las necesidades que lleven consigo los elementos anteriores”.

El estallido de la Guerra Civil otorgó una gran importancia estratégica al Aeródromo de Sabadell que jugó un papel destacado en la contienda. Entonces fue militarizado, acondicionado y ampliado, pero ello será objeto de otra entrega de esta sección.

El Club Aviació Sabadell

Semanas después de constituirse el Club Aviació Sabadell, en octubre de 1931, se decidió la compra de un planeador que tenía inscrito en el timón de dirección el nombre de Sabadell. El 2 de octubre se iniciaron en el campo de Ca n’Oriac las actividades del vuelo a vela que continuaron hasta el estallido de la Guerra Civil.

La entidad buscó una local más grande del que disponía en la Rambla y se trasladó a la la Vía Massagué esquina Escola Pia. El inmueble contaba con sala de billar, salón de actos, cafetería, biblioteca y un despacho para las reuniones de la junta. La nueva sede se inauguró el 19 de diciembre de 1932 con la asistencia del alcalde Ribé, representantes de los aeroclubes catalanes, de las escuelas de pilotos, de la aviación militar y de la Marina, así como de la compañía Líneas Aéreas Postales de Españolas (LAPE) y de la Unión de Pilotos Civiles.

El 23 de septiembre de 1932 se celebró una asamblea de socios que decidió cambiar su denominación para llamarse Aeroclub de Sabadell y del Vallès, evidenciando la voluntad de ampliar su radio de acción. Se eligió una nueva junta, presidida por Antoni Campmajó, y Josep Germà como vicepresidente. Campmajó estuvo al frente de la entidad hasta mayo de 1935, cuando dejó el cargo por motivos de salud. Durante su mandato se hicieron mejoras en el campo de Ca n’Oriac y alentó todo el proceso de creación del aeródromo.

El Aeroclub de Sabadell y del Vallés adquirió en 1934 su primera y única avioneta, una Potez 36, y varios planeadores, a la vez que establecía una sección de vuelo a vela. El aparato costó algo más de 20.000 pesetas, sufragado en gran parte por las donaciones de varios dirigentes del Aeroclub, como el empresario Antonio Tamburini, presidente de la Comisión de Aeronáutica de la entidad, y Antonio Oliver. Los encargados de traerla desde París fueron el sabadellense Jaume Picañol y Josep Maria Carreras, quienes durante el vuelo tuvieron algunas dificultades meteorológicas y mecánicas. El Potez 36 alcanzaba una velocidad máxima de 150 kilómetros y tenía una autonomía de 550 kilómetros. El bautizo del avión se realizó el 6 de enero de 1935 con el nombre de Ciudad de Sabadell.

La primera competición que organizó la entidad se celebró del 22 al 29 de mayo de 1933, denominada Concurso de Vuelo sin Motor. Al año siguiente dispuso de dos planeadores para el aprendizaje de los jóvenes pilotos. En verano de 1934, del 22 de julio al 6 de agosto, en el recién estrenado Aeródromo de Sabadell, se celebró el I Curso de Instructores de Vuelo sin Motor. Participaron una veintena de alumnos, de los que media docena obtuvo su título de piloto de clase A, entre ellos el otorgado a Raimunda Alíes, la primera mujer que lograba dicha titulación. En agosto de 1934 y 1935 se celebraron la III y IV Semana de Vuelo sin Motor, que contaron con la participación de casi todos los clubes catalanes que desarrollaban esta actividad y se continuaron con los cursos para pilotos.

El 31 de marzo de 1934 el Aeroclub y la nueva Escola d’Aviació llegaron a un acuerdo para formar pilotos en el Aeródromo de Sabadell. El 7 de mayo de 1935 el Aeroclub celebró una asamblea extraordinaria, en la que se eligió una nueva junta directiva, presidida por Antonio Tamburini y con las vicepresidencias de Martí Sellarés y Antoni Torrent.

Bibliografía

CASTELLS, Andreu. Sabadell, informe de l’oposició. Del terror a la Segona República (1918-1936). Edicions Riutort. Sabadell, 1980.
FERNÁNDEZ GARCÍA, José y UTRILLA NAVARRO, Luis. Historia del Aeropuerto de Sabadell, Aena, 2005.
RIBÉ i MONGE, Genís. L’arsenal i el polvorí de l’Aeroport de Sabadell. Ajuntament de Sabadell, Museus Municipals. 2011.

Foto portada: proyecto del aeropuerto.

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