Opinión de Manuel Navas: ‘Ladrones y mentirosos’

ARTICULO DE OPINIÓN
Manuel Navas, sociólogo

Los términos “ladrón” y “mentiroso” no están relacionados necesariamente, pero como en el hábitat de la política institucional, los caminos, como los del señor, son inescrutables, todo es posible (caminos que, dicho sea de paso, convierte a todos los dioses que la humanidad ha ido inventando para esconder vergüenzas, miedos e ignorancia, en cómplices de las guerras y crueldades más atroces, porque pudiéndolo evitar, con el poder omnímodo que se les presume, ni movieron, ni mueven, ni moverán, un dedo a favor de los de abajo, así que, de existir, estaríamos hablando de entes sádicos o psicópatas).

Para el diccionario de la Real Academia de la lengua Española, un ladrón es quien roba o hurta, y el Código Penal los distingue en función de que exista o no fuerza en las cosas, violencia o intimidación en las personas. En cualquier caso debe existir ánimo de lucro por parte de quién se apropia de un patrimonio ajeno. Las políticas que aplican nuestros gobernantes tienen todos los números para cumplir los requisitos del tipo penal.

Lo que está siendo robado es la “res pública”, es decir la “propiedad pública” o de “toda la colectividad”, atesorada a lo largo del tiempo mediante las aportaciones de cada uno de los miembros de la sociedad por diversas vías, siendo los impuestos probablemente la más importante, por lo que podría decirse que todos somos propietarios en parte alícuota de esa “propiedad pública”. Una propiedad que a groso modo, y para lo que aquí interesa incluye, entre otras cosas, todos los elementos del Estado de Bienestar, la sanidad, la enseñanza, la jubilación, etc. Tenemos por tanto el cuerpo del delito que es la propiedad pública y la víctima que es la sociedad como colectividad.

El ánimo de lucro es evidente. Dicen que nos roban (eufemísticamente hablan de “recortes”, que queda más fino) para recaudar dinero con el que pagar la deuda que tiene contraída el Estado. Falso. No explican que la deuda, o es pública o es privada y que la deuda pública real, se mueve dentro de parámetros razonables i asumibles, mientras que la deuda privada, debido a los desmadres del capital financiero y especulador, está absolutamente descontrolada y que, en el Reino de España, los “políticos-trileros” de turno, han transformado esa deuda privada en pública. Ya tenemos el ánimo de lucro consistente en beneficiar con lo robado a bancos y grandes fortunas en detrimento de la propiedad colectiva de las víctimas.

La cuadratura del círculo la cierran con frases del tipo “son decisiones democráticamente adoptadas”. Veamos. Ahora que recurren a la “mayoría silenciosa” en un burdo intento manipulador para decir que quienes no participaron en la vía el 11 de septiembre son fieles unionistas de la España indivisible y grande (lo que se verá cuando el pueblo decidamos), viene a colación recordar que los ladrones a los que me refiero, obtuvieron en el 2012, el 31 por ciento de los votos de la ciudadanía con derecho a voto, es decir muy lejos de la mayoría. Con tales evidencias y ante decisiones tan extraordinariamente crueles, parece razonable que en una democracia que se precie, se consultase a los damnificados sobre si aceptan o no pagar las consecuencias de una crisis que no han provocado y si quieren o no subvencionar con su dinero, los rescates y la deuda privada que los de bancos y grandes fortunas han contraído en sus bacanales especulativas.

Las urnas dan votos (conseguidos, en la mayoría de ocasiones con mentiras, mediante promesas que invariablemente incumplen), pero no la honestidad, eso es harina de otro costal, el talante democrático se “mama” en una fuente que algunos ni quieren oír hablar. Nos roban, nos mienten y están prostituyendo la democracia, esos que jamás creyeron en ella, los herederos genéticos y/o ideológicos de la dictadura, los amantes de la división azul, de Franco, Queipo del Llano, Mola y Millán Astray y su puta cabra, que confunden el país con su cortijo y el lucro suyo y de sus amigos con el interés general, y que sin tapujos utilizan la democracia para construir la celda donde confinar al pueblo y expropiarle sus derechos y robarle su patrimonio.

Ante el peor de los porvenires posibles gracias, en gran parte, a esos ladrones/as y mentirosos/as, mientras sigan utilizando la violencia institucional contra la disidencia,  condenando al paro y la precariedad a millones de personas, amparando los desahucios, concediendo amnistías a defraudadores, permitiendo el fraude fiscal, favoreciendo las corruptelas, convirtiendo los servicios públicos en negocios privados, secuestrándonos la democracia y el futuro, desde la perspectiva de justicia social, carecen de credibilidad y en tales condiciones, a las víctimas del escarnio, al amparo de la legitimidad que concede el derecho de oposición a las leyes injustas, les está permitido todo.

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