Paco Camps i Jordi Soriano.

Las andanzas de Jordi Soriano, detenido en el caso Mercurio

  • El exportavoz del PP entre 2003 y 2011 es uno de los 12 detenidos este martes en la Operación Mercurio.

  • Dio su apoyo al gobierno cuatro años sin contraprestación política alguna mientras saqueó el grupo municipal del PP.

Aquí se traza una semblanza del ex presidente de la sección local del PP y portavoz del grupo municipal popular (2003-2011), actualmente detenido por su papel en la trama político-empresarial de presunta corrupción urbanística destapada en la Operación Mercurio.

Jordi Soriano aterrizó en la política municipal en las municipales del 2003 como cabeza de lista del PP después de la compleja operación sucesoria de Carles Gorina y Andreu Gil. El primero pertenecía a una de las familias de rancio abolengo de la burguesía local, el segundo, promotor inmobiliario y hombre de negocios, que aseguraba haber sido concejal del PP en Mahó (Menorca). En el tiempo que Gil fue edil de esta formación mantuvo una relación de pareja con Montserrat Costa, entonces jefa de prensa y ahora consorte del alcalde Manuel Bustos.

La cosa acabó de mala manera, Gil desapareció del mapa tras ser condenado en rebeldía en 2010 por un juzgado de Mataró y otro de Barcelona por sus actuaciones fraudulentas en diversas sociedades inmobiliarias.

Soriano, alto y delgado, de pelo blanco, de trato agradable y maneras senatoriales, residía en Sant Quirze del Vallès y acababa de dejar de prestar sus servicios de ejecutivo en la prestigiosa compañía de seguros FIAC, cuya sede central se alza en el Passeig de Gràcia, según dicen las malas lenguas por un mal paso contable. Berta Rodríguez, vecina de Sant Cugat y entonces dirigente del PP en la comarca, con quien había trabado amistad compartiendo lugar de veraneo, le introdujo en la política y lo avaló como candidato a la alcaldía del PP en Sabadell, acompañado por Patricia Martínez, hermana del jefe de prensa de la ministra Ana Pastor.

2003-2007: un primer mandato discreto

La mayoría absoluta del PSC y la sucesión de conflictos (caso Bemba, tasa de basuras, crisis de la pegatina…) durante aquel mandato propició que los ediles populares pasaran un tanto desapercibidos y que ambos repitieran tiquet electoral en los disputados comicios del 2007, cuando Bustos perdió la mayoría absoluta. Una precampaña marcada por el contencioso sobre el cuartel de la Guardia Civil y las denuncias, en plena campaña, de ICV-EUiA sobre los negocios de las empresas de socios del tío del alcalde, Melquíades Garrido, con el Ayuntamiento de Sabadell y la Federació de Municipis de Catalunya.

Entonces Soriano se posicionó a favor de Bustos en el tema de la Guardia Civil, aunque no dejó de extrañar que se alinease con el alcalde dejando en mal lugar a su compañero de partido Santiago López Valdivieso, director general de la Benemérita cuando se suscribió el acuerdo de cesión al municipio.

No obstante, el edil popular se demarcó del PSC y, en el tramo final de la campaña, apoyó la propuesta de Sabadell Cruïlla junto al resto de los grupos de la oposición.

Conversaciones en el reservado

Las negociaciones para la investidura de Bustos sin mayoría absoluta, tras las municipales del 2007, marcaron un punto de inflexión. Unas conversaciones celebradas en el reservado del piso superior de un conocido restaurante cercano al Mercat Central. En el pleno de investidura, Soriano no sólo votó a favor del PSC, sino que apoyó la transferencia de una serie de competencias, algunas relativas a adjudicaciones a empresas, del pleno municipal donde el PSC no tenía mayoría absoluta a la Comissió de Govern donde bastaba la mayoría simple socialista.

2007-2011: la muleta necesaria del PSC

Una jugada que disminuía la capacidad de la oposición de fiscalizar al ejecutivo local. Poco después se supo que Lluís Monge, representante del gobierno en el consejo de administración de Ràdio Sabadell, había delegado su voto en Soriano.

Pleno tras pleno, Soriano apoyaba al PSC, sin ninguna contrapartida política explícita como hubiera sido un pacto de mandato sobre unos puntos programáticos o un gobierno de coalición. De manera que el resto de grupos opositores denunciaron reiteradamente el “pacto encubierto”, insinuando que las compensaciones habían de buscarse en otro terreno.

La gestora maldita

Así estaban las cosas cuando, inopinadamente, en abril de 2009, Soriano dimitió de su cargo del presidente de la junta local del partido, reteniendo el acta de regidor. El partido pasaba a ser dirigida por una gestora presidida por Ismael Guerrero con el asesoramiento del secretario técnico Esteban Gesa.

Semanas después, Soriano protagonizaba un feo asunto tras la denuncia de los dos administrativos del grupo municipal según la cual habían firmado un contrato laboral de pega con el portavoz popular, al comprobar que no habían cotizado a la Seguridad Social. El edil popular cambió la cerradura del grupo y agentes de la Policía Municipal hubieron de abrir la puerta para que pudiesen retirar sus pertenencias. Finalmente, el asunto se solucionaría con una compensación económica sin recurrir a la vía judicial.

Cambio de voto a instancias de Bustos

La rectificación del voto del PP, en el pleno de septiembre de 2009, sobre el convenio del Castell de Can Feu tras un receso y una reunión en el despacho del alcalde levantó un fuerte escándalo político que saltó a los titulares de la prensa nacional. Al final el asunto se arregló repitiendo la votación en el siguiente plenario.

En marzo de 2010 volvió a estallar la polémica cuando Soriano salvó los muebles a Bustos en el pleno extraordinario sobre la depuración de responsabilidades por las irregularidades cometidas en la adjudicación de pisos tutelados en el complejo de Sant Oleguer.

El asunto de las tarjetas de crédito

Un comportamiento que parecía demostrar que Soriano iba de por libre, contraviniendo las instrucciones del partido. A todo ello se ha de añadir el feo asunto del saqueo de las cuentas del grupo municipal a cargo de Soriano y Martínez como se desprendía del listado de cuentas corrientes que el ex tesorero del partido hizo llegar a la dirección catalana del partido y a algunos medios de comunicación. Los primeros días de mes se producía una auténtica competición entre ambos para sacar antes el dinero. Una competición en la que las tarjetas sacaban humo.

Esto determinó que la dirección catalana descartase a la pareja como cartel electoral en las municipales del 22 de mayo del 2011. No obstante, Bustos presionó a la cúpula del PP catalán para que Soriano repitiese. A nivel local, se organizó un acto de precampaña en el casal Pere Quart donde prominentes figuras de las fuerzas vivas de la ciudad, entre ellas Melquíades Garrido, tío del alcalde y ahora tambien implicado en Mercurio, le brindaron su apoyo al edil popular.

Finalmente, se impuso como cabeza de lista el abogado Antonio Vega que pronto sería desplazado del control de la sección local del partido por Esteban Gesa. Una situación que condujo a que Vega, en octubre de 2011 dimitiese de la presidencia del partido, que desde diciembre del mismo año ostenta el empresario Miquel Arroyos, vicepresidente del Centre d’Esports Sabadell.

La caída

Soriano se dio de baja del partido, pero al parecer ha continuado vinculado a los negocios de la trama político-empresarial destapada en la Operación Mercurio que ha conducido a su detención. Diversas fuentes apuntan a sus intereses como comisionista con empresas vinculadas con la extracción de áridos.

En los últimos plenos municipales era habitual verlo sentado entre las filas del público, rodeado de cargos de confianza o militantes socialistas.

El levantamiento del secreto de sumario nos permitirá evaluar el papel del edil popular con aspecto de caballero que tendrá mucho que contar al fiscal anticorrupción.

Foto portada: El expresidente valenciano Francisco Camps, junto al exportavoz popular en Sabadell, Jordi Soriano.

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