ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas. Presidente de la Federació d’Associacions Veïnals de Sabadell
Es una obviedad que la FAVS, al organizar un acto, tiene la potestad de invitar a las entidades que considere oportuno. Nadie puede imponerle una lista de invitados. De la misma forma, cualquier entidad invitada tiene la libertad de aceptar o declinar la invitación. Ambas partes tienen la autonomía para decidir lo que consideren conveniente. Faltaría más. Esto viene a colación debido a la convocatoria de una mesa redonda en la que se invitó a grupos municipales a exponer sus razones respecto a la tasa de reciclaje. El grupo municipal de Vox no fue invitado por razones fundamentadas, que se detallan en este escrito. Como resultado, Vox intentó boicotear el acto, impidiendo que los asistentes recibieran la información para la cual habían sido convocados. Lamentable y denunciable.
El Código ético de la FAV Sabadell establece que se mantendrán relaciones normalizadas con todos los partidos, entidades, organizaciones y colectivos, sin excepción, excluyendo explícitamente a aquellos cuya ideología y comportamiento sean contrarios o nieguen los principios defendidos en la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU, que nada más que empezar, en su primer artículo proclama que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”. Esto implica que la FAVSabadell promueve la igualdad y el respeto a los derechos fundamentales, evitando relaciones con grupos que no respeten estos valores universales. Es decir, no existe un veto explícito a nadie; más bien, son aquellos que no aceptan las reglas del juego democrático quienes se autoexcluyen de una relación normalizada.
Este criterio se basa en un consenso nacional e internacional que permite calificar como extrema derecha o neofascistas a quienes transgreden dicha declaración. Es necesario recordar y respetar a los millones de personas que fueron víctimas de asesinatos, torturas o encarcelamientos bajo regímenes totalitarios como el nazismo, el fascismo o el franquismo. Como demócratas, entendemos que no se pueden trivializar sus acciones ni normalizar su presencia.
En España, los hechos que evidencian la naturaleza de estos partidos son numerosos y crecientes, especialmente en lo relacionado con las libertades y los derechos sociales y políticos de las clases trabajadoras y diversos colectivos. Han manifestado su oposición a la justicia social al votar en contra de la subida de pensiones, el salario mínimo interprofesional y la reforma laboral, entre otros. Han menospreciado de manera vergonzosa a las víctimas del franquismo, ridiculizando la Ley de Memoria Histórica o profanando la imagen de fusilados. Además, han protagonizado y promovido actos homófobos, machistas, racistas y xenófobos contra varios colectivos, y muestran un negacionismo exacerbado en temas como la violencia de género y el cambio climático. Estos hechos se evidencian a diario en varios municipios y comunidades autónomas donde tienen influencia, acompañados de una interminable campaña desinformativa en redes sociales basada en noticias falsas y bulos, cuyo objetivo es perturbar y dividir la convivencia y cohesión social. Este comportamiento es contrario a los esfuerzos por construir barrios, ciudades y una sociedad más justa, equitativa y cohesionada, objetivos por los cuales trabajamos desde la FAVS.
En este punto, no es coherente argumentar que estos partidos han obtenido representación gracias a votos de parte de la ciudadanía. Aunque es cierto, también lo es que Hitler llegó al poder mediante una combinación de votos y la banalización del nazismo por parte de dirigentes europeos.
La historia nos enseña que estos partidos utilizan la democracia para socavarla o reducirla a su mínima expresión, y nos advierte sobre el peligro de ignorar nuestra historia y repetir errores pasados.
Como FAVS, no queremos ser cómplices de nada que ponga en riesgo la construcción de una sociedad más justa, equitativa, culta, crítica, feminista y solidaria. Creemos en el potencial humano por encima de colores, banderas y fronteras. Por lo tanto, estos partidos deben dar un giro de 180 grados para que podamos normalizar nuestras relaciones con ellos, como lo hacemos con el resto de partidos y entidades.
Foto portada: el president de la FAV, Manuel Navas, a l’esquerra. A la dreta, la portaveu de Vox, Nuria Acacio. Autor: J.d.A.