‘L’estat de la ciutat (74)’: Medios de comunicación y libertad de expresión

L’ESTAT DE LA CIUTAT

Se cumple el quinto año de la crisis financiera y a Sabadell se le acumulan los problemas de orden económico, social, político o cultural que intentamos analizar en esta sección. Hoy plantearemos la cuestión de los déficits de libertad de expresión y la pluralidad informativa en la ciudad.

Elementos fundamentales para el funcionamiento de las sociedades democráticas sin los cuales resulta imposible la formación de una ciudadanía con sentido crítico y responsable ante la gestión de los asuntos públicos. Un tema delicado, que me afecta directa y personalmente, por lo cual procuraremos extremar las distancias críticas

Transición y medios de comunicación

Al final de la dictadura franquista existían en la ciudad tres medios de comunicación: Diario de Sabadell, con diferencia el más importante, la emisora Radio Sabadell EAJ-20, fundada en 1933 y una de las más antiguas de España y la revista Can Oriach.

El primero formaba parte de la prensa del Movimiento Nacional y en su cabecera figuraban el yugo y las flechas, símbolos de la Falange, esa versión hispánica del fascismo. En el otro extremo estaba Can Oriach, surgida como boletín de la Asociación de Vecinos del barrio, se convirtió en el órgano de expresión de la oposición democrática, dominada por el PSUC, que sufrió diversas multas y secuestros y desapareció con la reinstauración de la democracia. En medio se hallaba la emisora privada de radio, sometida a un fuerte control ideológico por parte del régimen franquista.

El gobierno de Adolfo Suárez decidió que no tenía sentido que el Estado mantuviese la prensa del partido único y decretó su inminente y pública subasta. Esto provocó una operación de reciclaje en el Diario de Sabadell, paradigmática cómo funcionaron las cosas en la Transición. Para evitar que el periódico pudiera caer en malas manos y con el apoyo de la derecha franquista, se transformó en sociedad anónima, tradujo al catalán la cabecera y eliminó la simbología fascista, escapando por los pelos a la temida subasta.

Entonces, entró en la redacción una nueva generación de periodistas no vinculados al franquismo, algunos de los cuales continúan trabajando en el diario, pero dirigidos por el exfalangista Ramón Rodríguez Zorrilla, que había impartido clases de Formación del Espíritu Nacional (FEN) en diversos centros docentes de la ciudad.

Director y alcalde

Esta nueva etapa democratizadora, donde se procuró dar cancha a todo el mundo, coincidió con unas relaciones de hostilidad mutua entre el diario franquista reciclado y el alcalde comunista Antoni Farrés. En un periódico acostumbrado a funcionar como órgano de expresión del poder, la oposición a Farrés le proporcionó una cierta credibilidad democrática. Por su parte, el alcalde nunca consideró al Diari de Sabadell como una publicación realmente democrática y lo percibía como un desagradable residuo del franquismo.

Cabecera del Diari de Sabadell

Esto explica que apoyara, a principios de su largo mandato, el efímero proyecto de La Veu, que fracasó como alternativa periodística a la hegemonía del DS. La Veu señaló un precedente. Los diversos intentos de implantar un diario alternativo al DS acabaron fracasando. Así ocurrió con la edición local de El Observador, financiada por la mano derecha de Pujol, Lluís Prenafeta, la edición local El 9 Nou, dirigida por Albert Om, ahora en TV3 o la apuesta vallesana de El Punt.

Con los años, diario postfranquista y alcalde excomunista aprendieron a convivir y tolerarse. Especialmente, cuando Farrés se dio cuenta que la línea de oposición del DS no hacía mella en sus aplastantes mayorías absolutas y el diario necesitaba trabajar con una fuente de información tan básica como es un ayuntamiento para un medio local.

El bustómetro

Estos precarios equilibrios estallaron con el ascenso de Manuel Bustos. En las municipales de 1999, el DS se volcó en la campaña para apoyar al joven candidato socialista contra Mª Dolors Calvet, heredera de Farrés. La investidura de Bustos coincidió con la expansión de la burbuja inmobiliaria, que inauguró una edad de oro para los medios de comunicación en general y para el DS en particular. No sólo porque el dinero entraba a raudales vía publicidad, sino porque el diario volvía a su matriz original de medio de comunicación al servicio del poder político.

Entre director y alcalde se entabla una estrecha amistad, justo al contrario de la hostilidad de la etapa anterior. El gabinete de prensa del Ayuntamiento, dirigido con mano de hierro por Montserrat Costa, futura pareja del alcalde, supervisa sin problemas los contenidos del medio. Bustos llega a hacerse omnipresente y entre los crípticos periodistas críticos del DS se habla del bustómetro, que mide el número de fotografías del alcalde en un mismo ejemplar del diario o se bromea: “ahora no puedo hablar contigo, tengo más trabajo que el fotógrafo de Bustos”.

Control radiofónico

El control de los medios deviene una de las obsesiones del tándem formado por Bustos y Costa. Tras diversas vicisitudes Radio Sabadell,  escuela de profesionales donde habían trabajado Sergi Mas, Julia Otero o Pepe Navarro dejó de emitir en 1995. En el último mandato de Farrés (1995-1999) se iniciaron los trámites para la concesión de la frecuencia para que la ciudad dispusiese de la emisora municipal que le correspondía por ley y que empezó a emitir, ya bajo la alcaldía de Bustos, en octubre de 2001.

El primer director fue Toni Ruiz, gran profesional de las ondas hertzianas, criado en Sentmenat y simpatizante del PSC, que apenas duró un año. Sus constantes choques con Costa precipitaron su dimisión y su sustitución por el infinitamente más maleable Marc Sabater, formado en el DS. Durante 12 años, Sabater y su mentora ejercieron la dirección de una emisora de titularidad municipal rayana en un órgano de propaganda del bustismo.

Logo de 'Ràdio Sabadell'

El estallido del caso Mercurio coincidió con el proceso de renovación de la dirección de la radio, que por primera vez se hacía siguiendo las directrices del Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC), vía concurso entre diferentes candidatos y no por designación del equipo del gobierno. El nuevo director debía ser elegido por mayoría de dos tercios del pleno municipal entre los candidatos seleccionados por el Consell Assessor de la radio, formado por representantes de los grupos municipales y profesionales de los medios.

La polarización del Consell Assessor y del pleno en torno a dos candidatos, el oficialista Manolo Garrido y Montserrat Pérez, apoyada por toda la oposición excepto el PP, impidieron reunir la mayoría preceptiva (más información: ‘Fracassa la renovació de Ràdio Sabadell). Desde entonces, el gerente desempeña la dirección “en funciones” del medio a la espera que una resolución del CAC contribuya a desencallar la situación de bloqueo institucional.

El amigo italiano y los palmeros

Paralelamente, la gubernamental pareja estrechó relaciones con Nicola Pedrazzoli, el ejecutivo de Telecinco de Berlusconi que aterrizó en Sabadell en los 90, adquirió la televisión local Canal Sabadell y levantó un feudo televisivo vallesano, primero con Canal 50 y luego con Canal Català recientemente desaparecido.

Un medio de escasa calidad donde el Ayuntamiento aportó grandes sumas para sufragar el programa institucional Sabadell Actual, denunciado en varias ocasiones por su descarado partidismo ante el CAC por los grupos de la oposición. Las revelaciones del caso Mercurio arrojan una luz tornasolada sobre las turbias relaciones entre el alcalde socialista y el aprendiz de magnate de la comunicación (Más información: Nicola Pedrazzoli: l’amic italià de Manuel Bustos‘).

El control directo sobre la radio y el indirecto sobre el diario y la televisión local, formalmente independientes, propició la eclosión de una generación de periodistas palmeros en los tres medios, pagados para cantar las alabanzas del poder o la reconversión de otros más veteranos en este triste oficio. El amable lector me eximirá del penoso deber de dar nombres y apellidos.

Triple crisis de los medios

Los medios de comunicación tradicionales están inmersos en una triple crisis: económica, política y estructural. Desde el punto de vista económico, el estallido de la burbuja inmobiliaria y el hundimiento del mercado interior han supuesto una caída en picado de los ingresos publicitarios desencadenando una brutal crisis en el sector con millares de despidos.

La debacle publicitaria ha provocado el cierre de algunos medios como la redacción comarcal de El Punt/Avui o la TV local; aunque ahora en torno al canal 28TV se ha formado una incipiente televisión local que recuerda vivamente al Canal Català de Pedrazzoli.

En los demás medios se han impuesto draconianas políticas de ajuste, reducción de personal y recortes salariales. Desde hace casi un año Diari de Sabadell ha reducido a tres sus cinco ediciones. Previamente, la empresa había presentado dos EREs que han dejado reducida la plantilla a su mínima expresión y quienes han escapado al despido padecen de sustanciales reducciones salariales.

La caída de Bustos ha acelerado el relevo en la dirección y la jubilación, tras cuatro décadas al frente del diario de Rodríguez Zorrilla, sustituido por el jefe de redacción Josep Mercadé, un hombre de la casa y autor del libro-entrevista Manuel Bustos. Passió per Sabadell. Una conversa amb l’alcalde (Editorial Malabar, 2009). En cualquier caso, el DS ha sufrido un severo desprestigio entre los sectores ilustrados de la ciudadanía, precisamente los que más leen los diarios, por su servilismo durante la era Bustos que será difícil de superar.

La radio municipal parece mejor protegida de los avatares del mercado publicitario pues su financiación depende de los presupuestos municipales pero más expuesta a los cambios políticos como demuestra el actual impasse en la dirección. Sin embargo, tampoco su situación económica es muy boyante, la quiebra de las finanzas locales, sometidas al severo plan de ajuste del ministerio de Hacienda, ha supuesto una reducción de la partida destinada a la emisora.

En fin, en Ràdio Sabadell continúa pendiente de una auténtica democratización de un medio de titularidad pública para que se convierta en un instrumento de información al servicio de la ciudad y deje de ser una herramienta propagandística al servicio del partido gobernante en el consistorio.

El tercer factor de la crisis de los medios es de orden estructural. La eclosión de los medios de comunicación digitales y de las redes sociales plantean grandes retos a los medios tradicionales, especialmente a los escritos, quebrando el virtual monopolio que gozaban sobre la distribución de informaciones y opiniones.

El éxito de este diario digital es la expresión no sólo de la necesidad de un medio de referencia local en este nuevo espacio comunicativo, sino de la necesidad que tenía la ciudad de un medio independiente no sometido a las presiones del poder.

Dos conceptos de comunicación

En efecto, existen dos concepciones de la función social de los medios de comunicación. Por una lado, la autoritaria, que vale tanto para la derecha como para la izquierda, donde los medios no sólo están al servicio del poder, sino operan como piezas fundamentales del sistema como agentes de la propaganda gubernamental.

La otra concepción es la democrática, donde los medios de comunicación escritos o audiovisuales no sólo son independientes del poder político y económico, sino que la ciudadanía, a través de ellos, ejerce una función de fiscalización y control sobre aquéllos.

Se trata de modelos abstractos, puros, y en la realidad de los medios se encuentran elementos de ambos, aunque con ejes de dominancia muy diversos.

Prueba adicional

La difusión del comunicado de apoyo a la persona que suscribe estas líneas resulta una prueba adicional de los graves déficits de la libertad de expresión y la pluralidad informativa en Sabadell.

Un texto suscrito por una veintena de formaciones políticas, centrales sindicales, asociaciones y entidades cívicas más una docena de periodistas y medio centenar de ciudadanos que justamente, a través de mi caso, plantea este grave problema que tiene sobre la mesa la ciudad.

Ni Diari de Sabadell, ni Ràdio Sabadell han publicado nada al respecto y sólo se han hecho eco del mismo dos medios digitales iSabadell  y La Drecera.

Podría entenderse la actitud del DS, al fin y al cabo el comunicado puede leerse como un ataque a su línea editorial. Menos explicable resulta el silencio de la emisora municipal, pues está suscrito por algunas formaciones políticas que forman su consejo de administración y menciona a una persona vinculada al medio en calidad de miembro de su consejo asesor.

Foto portada: diversas cabeceras de prensa nacional.

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