‘L’estat de la ciutat (90)’: ¿Es posible la unidad de la izquierda?

L’ESTAT DE LA CIUTAT

Aquí se exploran las potencialidades e imponderables de la propuesta de construir una candidatura unitaria de las cuatro formaciones a la izquierda del PSC.

Quizás un tanto ingenuamente me he embarcado en el grupo promotor que plantea la constitución de una candidatura unitaria de las cuatro fuerzas a la izquierda del PSC (más info: ‘Demanen als partits a l’esquerra del PSC que s’uneixin‘). Me ha impulsado a ello la gravedad y profundidad de los efectos sociales de la crisis financiera que está castigando con enorme dureza a las clases populares, la descomposición política generada en la ciudad por el caso Mercurio y la perspectiva que PSC y CiU sellen un pacto de gobierno tras las municipales de mayo de 2015.

Justamente en este mandato se ha producido la mayor fragmentación de las fuerzas a la izquierda del PSC,  con el estallido de la coalición ICV-EUiA, a las pocas semanas de las municipales del 2011, y por la concurrencia por separado de Entesa per Sabadell y CUP, que anteriormente se habían presentado unidas bajo el paraguas de la plataforma cívico-política.

Mediación histórica

La lucha contra el franquismo en Sabadell estuvo protagonizada por el PSUC, la formación que articuló a la oposición democrática local basada en dos vectores sociales: los jóvenes progresistas de las clases medias del centro y los jóvenes trabajadores de los barrios que protagonizaron una intensa lucha política y social que consiguió derribar al alcalde franquista Josep Burrull. Un modelo más propio de la ruptura democrática que de la reforma pactada que al final acabó imponiéndose.

Las primeras elecciones democráticas (1979) otorgaron una amplia victoria al PSUC, liderado por el mitificado Antoni Farrés e inauguraron un periodo de dos décadas de incontestable hegemonía de dicha formación, posteriormente reconvertida en ICV. Ahora bien, la severa crisis industrial significó el final de la ciudad-fábrica y rompió la espina dorsal del movimiento obrero que había sido el principal sujeto de la lucha antifranquista, que desde entonces no ha vuelto a levantar cabeza. Por otro lado, las clases medias progresistas encontraron acomodo como cuadros políticos del sistema de partidos y fueron desarrollando sus carreras profesionales.

El liderazgo de Farrés y los réditos de la lucha antifranquista permitieron resistir en Sabadell los efectos del estallido del PSUC (1981). Se rompió en dos trozos que se correspondían, a grosso modo, con los dos vectores sociales que habían confluido en una formación que, más que un partido comunista, operó durante el franquismo como un frente antifascista.

1999: fin de ciclo

La renuncia de Farrés a optar a la reelección en las municipales de 1999 señaló el fin de ciclo y la recomposición de las fuerzas de izquierda bajo las siglas de Entesa per Sabadell en torno a cuatro ejes: ICV, EUiA, los independientes de las clases medias y la CUP. El principal objetivo de esta plataforma cívico-política fue mantener la alcaldía frente a la amenaza del PSC de Manuel Bustos que, por un estrechísimo margen de votos, se alzó con la victoria y pactó con CiU, que hasta entonces había ejercido la oposición, y con ERC, hasta entonces fuera del consistorio.

La derrota provocó la lenta descomposición de Entesa. A finales de 1999 ICV rompió con la plataforma cívico-política y uno de sus tres ediles (Paco Fernández) se integró en el gobierno municipal presidido por Bustos, mientras EUiA permanecía en Entesa. En el siguiente mandato (2003-2007) se recompuso la coalición entre ICV e EUiA y ambas formaciones se integraron en el gobierno de gran coalición bustista hasta que la situación provocada por el caso Bemba, la crisis de la pegatina y la tasa de basuras provocaron su salida del gobierno y la renovación de sus dirigentes.

2007: última oportunidad perdida de recomponer la unidad

En las municipales del 2007 se planteó la última posibilidad de constituir una candidatura unitaria a tres bandas (ICV-EUiA y Entesa). Los portavoces de Entesa acusaron a las flamantes dirigentes de ambas formaciones, Marisol Martínez (EUiA) y Carme García (ICV), de dinamitar un pacto avalado por sus respectivas direcciones nacionales.

Desde entonces, Entesa se orientó a buscar su referente supramunicipal en las Candidatures Alternatives del Vallès (CAV) y renunció a buscar acuerdos con la formación ecosocialista.

Burocratización institucional

Desde la reinstauración de la democracia ICV-EUiA se acomodó a las instituciones del sistema, alejándose de sus bases y abandonando, salvo en la retórica, la lucha contra el capitalismo. En realidad, funcionaron como la línea de contención del régimen de la segunda restauración borbónica que había contribuido a aposentar desde los Pactos de La Moncloa.

Este proceso de integración en el sistema comportó la burocratización de estas formaciones, el alejamiento de los sectores sociales más combativos y de la juventud, lo cual explica, en parte, el envejecimiento de su militancia. A nivel local esto se evidenció en su participación en los gobiernos de Bustos y, salvo honrosas excepciones, en su triste papel en los tripartitos de izquierdas. A nivel local, esta política conllevó la consolidación de Entesa per Sabadell como la fuerza de genuina oposición al bustismo y de apoyo a las luchas sociales.

El impacto de la crisis y la descomposición del sistema de partidos han comportado una radicalización de las bases de ICV e EUiA y la exigencia  a sus direcciones de un mayor compromiso con las luchas sociales y contra el corrupto sistema de partidos.

Otro de los efectos de la burocratización de las fuerzas que conformaron el antiguo PSUC, ha sido el crecimiento de la CUP, cuyas bases son los jóvenes radicalizados de las clases medias. Una juventud a quien el sistema capitalista, con unas tasas de paro exorbitantes y salarios de miseria, le niega un futuro digno y que se enfrentan a un sistema político corrompido que les veta una participación política decente para cambiar las injustas estructuras económicas y sociales imperantes.

Doble recomposición

La recomposición de la izquierda local apunta hacia dos polaridades: una que gira en torno a la reconstrucción de la coalición ecosocialista; la otra que apunta a una coalición entre Entesa y CUP.

ICV-EUiA está relativamente implantada en los barrios de los trabajadores y cuenta con una base social envejecida. En cambio, Entesa y CUP tienen presencia en el centro sociológico de la ciudad y, por lo que respecta a la CUP y el MPS (Moviment Popular de Sabadell) está formada por una militancia joven, pues también las bases de Entesa se nutren de la generación de la Transición.

Con estos mimbres puede resultar ilusorio que formaciones tan heterogéneas por tradición política y base social puedan confluir en un proyecto común.

La unidad: única posibilidad de construir una alternativa de ciudad

Sin embargo, como dice el refrán, no hay más cera que la arde. Esta difícil confluencia se antoja como la única posibilidad de construir una alternativa de poder para conducir el cambio de ciclo que supone la caída del bustismo y el declive del PSC (en plena fase de descomposición) y articular un programa de gobierno municipal anticapitalista que ejerza el poder en interés de las clases populares. También para impedir que la sociovergencia acabe gobernado la ciudad.

Ciertamente, para ello resulta imprescindible que los viejos dirigentes de ICV, EUiA y Entesa se aparten de las funciones de dirección y del primer plano de la escena política. Sus rencillas personalistas son uno de los principales obstáculos para avanzar en esta dirección. A pesar de estas diferencias generacionales, culturales y sociales, los planteamientos políticos de las bases sociales de las cuatro organizaciones aludidas no están tan alejados como pudiera parecer. Y son, en cierto modo, complementarios al permitir una articulación positiva entre generaciones, clases sociales y orígenes culturales.

Para que este proyecto tenga alguna posibilidad de éxito se ha de proceder con una metodología de trabajo radicalmente democrática que se aparte de los métodos burocráticos y autoritarios del pasado. Así pues, tanto el programa como la lista electoral deberían confeccionarse en pie de igualdad por las personas implicadas en el proceso, fuesen o no militantes de las formaciones políticas, sin imposiciones ni cuotas de los partidos, con generosidad y sin prejuicios excluyentes. Un proceso que podría atraer a mucha gente que ahora está desencantada de la política y que no percibe una alternativa al actual estado de cosas.

A menudo resulta fácil criticar, viendo los toros desde la barrera, a quienes tratan de intervenir en la lucha política para transformar la realidad. La gravedad de la situación social y política del país y la ciudad exigen comprometerse y actuar, aún a riesgo de equivocarse.

Foto portada: logos de les quatre formacions a qui es dirigeix el manifest ‘Unir l’esquerra alternativa a Sabadell’.

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