Ciudadanos subsaharianos esperando para coger chatarra. Foto: David B.

‘L’estat de la ciutat (XXVII)’: La pobreza en Sabadell

L’ESTAT DE LA CIUTAT

Los datos disponibles en Catalunya y Sabadell muestran que más de una cuarta parte de nuestros conciudadanos vive por debajo del umbral de la pobreza. La gravedad de la situación que tiene todos los visos de empeorar reclama urgentemente un cambio de modelo económico que sólo será posible mediante la movilización social y la lucha política.

La semana pasada la Diputació de Barcelona difundió los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida y Hábitos de la Población 2011 que dibuja un siniestro retrato social del país: 2,2 millones de personas, el 29,5 por ciento de la población, son pobres, casi ocho puntos por encima del último informe elaborado hace cinco años.

El 57 por ciento de la ciudadanía tiene problemas para llegar a fin de mes y el 39 por ciento no puede permitirse ni una semana de vacaciones, con miles de pisos vacíos el número de personas que viven en alquiler se ha disparado (del 14 al 24 por ciento) y aumentan las familias con todos sus miembros parados y cuya única fuente de ingresos son las pensiones de los abuelos o los 426 euros de ayuda a quienes han agotado las prestaciones de desempleo. Catalunya, con un 22 por ciento de paro, presenta una situación peor respecto a las tasas medias de pobreza española (26,7%) y europea (21,6%).

Rebost Solidari

En Sabadell, no disponemos de datos tan precisos aunque sí de indicadores indirectos para hacernos una idea aproximada de la dimensión del fenómeno. En este sentido, sería deseable que los distintos departamentos municipales implicados en el tema elaborasen un informe al respecto. La tasa de paro es uno de ellos. El número de personas inscritas en las oficinas de empleo se ha incrementado en el último trienio en un 32,6 por ciento, pasando de 15 mil a 20 mil personas, en torno a la barrera del 20% de la población activa desempleada.

El número de personas que reciben ayuda del Rebost Solidari es otro. Unas 2.000 familias, más de 8.000 personas, no pueden costear su alimentación y deben recurrir a este servicio. Esta iniciativa surgió de una moción de Convergència i Unió en el pleno municipal del 2 de diciembre de 2008 que contó con el apoyo de todos los grupos, excepto la abstención del Partido Popular.

La campaña 'Omplim el Rebost' en un supermercado. Foto: David B.
La campaña 'Omplim el Rebost' en un supermercado. Foto: David B.

En el Rebost Solidari, cuyo principal proveedor es el Ayuntamiento de Sabadell, participan 24 entidades religiosas y del ámbito de la solidaridad, encargadas de la distribución de la comida que reciben ayuda del Banco de Alimentos del Fondo Social Europeo. Desde su puesta en servicio, hace tres años, no sólo se ha incrementado el número de personas que echan mano a este último recurso (en el 2011 prácticamente se duplicó), sino también se ha diversificado su perfil social. Si los inmigrantes extracomunitarios fueron sus primeros usuarios, ahora lo son familias del país con todos los miembros en paro. Justamente este fin de semana han emprendido una campaña con el objetivo de recoger 20 toneladas de alimentos.

Can Puiggener

Las estadísticas, siendo una herramienta inestimable, no son la única fuente de conocimiento de la realidad. Nada sustituye a la experiencia sensible, como dirían los empiristas ingleses. Un paseo por ciertos barrios de la periferia de la ciudad muestra mejor que un grueso volumen de estadísticas la degradación de las condiciones de vida hasta niveles inquietantes.

Calle Llum de la Selva, en Can Puiggener. Foto: J.d.A
Calle Llum de la Selva, en Can Puiggener. Foto: J.d.A

Can Puiggener, con una elevada población de etnia gitana y la mayor tasa de población extranjera de la ciudad, en torno al 25 por ciento, es un caso extremo. A principios de semana, portavoces de los seis grupos municipales y representantes de las dos asociaciones de vecinos del barrio, se reunieron para buscar soluciones a los crecientes problemas de convivencia. Según éstos últimos, se ha producido un éxodo de vecinos de toda la vida hacia otros barrios que ha conducido a la proliferación de pisos vacíos, la mayoría propiedad de entidades financieras, muy difíciles de vender o alquilar, mientras tanto aumentan las ocupaciones ilegales. Otra fuente de conflicto son los impagos de servicios básicos comunitarios y actos vandálicos. (Diari de Sabadell, 19/10/12)

La producción social de la pobreza

Ciertamente resulta encomiable la labor de las instituciones públicas y entidades cívicas que están en primera línea de combate contra los efectos de la crisis capitalista. Sin embargo, la erradicación de la pobreza sólo será posible con un cambio en la correlación de fuerzas políticas que determinan la toma de decisiones económicas.

En las sociedades precapitalistas se sucedían las llamadas ‘crisis de subsistencia’, derivadas de las malas cosechas o sequías que provocaban pavorosas hambrunas que regulaban mortalmente el exceso de población respecto a los escasos recursos disponibles como aún ocurre en el cuerno de África. En estas sociedades las religiones monoteístas, organizadas en iglesias o congregaciones, cumplían una función de asistencial para paliar los terribles efectos de las cíclicas crisis de subsistencia.

La continúa revolución tecnológica de los medios de producción del capitalismo acabó definitivamente con esto. La pobreza ya no es el resultado de una limitación material en la capacidad para producir bienes de consumo, sino el resultado de la superproducción de mercancías que el mercado no puede absorber (por ejemplo, viviendas). Pero, como nos enseñó el viejo Marx, el capitalista no monta una empresa para satisfacer una necesidad social (valor de uso), sino para ganar dinero (valor de cambio).

Lección de economía política

El profesor de Economía Aplicada de la UAB, Arcadi Oliveres, impartió el pasado miércoles, en el ciclo de conferencias de Entesa per SabadellDissidències en temps de crisi, una conferencia magistral titulada, Aturem la crisi. Inició su amplia exposición, apoyada en multitud de cifras y datos, precisamente con el problema del hambre en el mundo.

Según estimaciones de la ONU, cada día mueren 100.000 personas de hambre. Un terrible drama que podría resolverse, según cálculos de la FAO, con inversiones de 50.000 millones de dólares anuales en programas de desarrollo agrario. En junio de 2008, los países ricos se negaron a conceder estos fondos y sólo donaron 8.000 millones. Esto sucedía en vísperas del estallido de la burbuja especulativa, datada el 15 de septiembre con el hundimiento de Lehman Brothers, cuyo director en España era Luis de Guindos, actual ministro de Economía. Desde entonces, estos mismos gobiernos han inyectado a los bancos 4,6 billones de dólares de fondos públicos, 92 veces la cantidad para acabar con el hambre en el mundo.

La portavoz de Entesa, Virgínia Domínguez, y Arcadi Oliveres. Foto: David B.
La portavoz de Entesa, Virgínia Domínguez, y Arcadi Oliveres. Foto: David B.

Tras realizar un detallado análisis de las causas de la crisis, responsabilizó a los gobiernos de las potencias capitalistas que, bajo la égida ideológica del neoliberalismo, desregularon los mercados de capital y abrieron las puertas a la desenfrenada especulación inmobiliaria y monetaria que condujo al desastre. Como prueba de la connivencia entre las elites políticas y económicas aseguró que los siete últimos secretarios de Estado norteamericanos, incluido el actual, que durante 42 años han regido la economía más poderosa del planeta, habían trabajado para el grupo financiero Goldman Sachs, al igual que Papadimos y Mario Monti, primeros ministros de Grecia e Italia, o Mario Draghi gobernador del todopoderoso Banco Central Europeo.

Alternativas a la crisis

El viejo profesor esbozó las alternativas a la crisis que pasan por un cambio de modelo económico. Así, apeló a las teorías de J.M. Keynes de expansión del gasto público para estimular la economía privada y acabar con la recesión económica, todo lo contrario que se está haciendo ahora. Los problemas de déficit público se resolverían con el aumento de los ingresos del Estado aumentando los impuestos a las grandes fortunas, empresas y bancos y mediante la persecución de la enorme bolsa de fraude fiscal. Al mismo tiempo, se rebajarían los gastos militares, una de las partidas más onerosas de los presupuestos públicos, una de las pocas que ha sido recortada.

El capitalista –concluyó- es un sistema criminal que condena a la miseria a millones de personas y amenaza el equilibrio ecológico del planeta. En esta línea, apuntó al decrecimiento económico y la reducción de la jornada laboral para acabar con el paro y asegurar unas condiciones de vida digna a la población. Es decir, lo que los grandes pensadores del siglo XIX denominaron socialismo.

Las prolongadas luchas de los trabajadores consiguieron arrancar al Estado liberal una serie de conquistas laborales y sociales que cristalizaron, después de la Segunda Guerra Mundial, en el Estado del Bienestar que aseguró casi tres décadas de prosperidad a los países occidentales industrializados.

La revolución conservadora de Reagan y Thatcher y el hundimiento de la URSS (1989) inauguraron una era de globalización capitalista, bajo la hegemonía del neoliberalismo, de lento pero constante desmantelamiento del Estado del Bienestar que nos ha conducido a la actual crisis sistémica. Únicamente la movilización social y la lucha política podrán revertir este proceso.

Foto portada: Un grupo de personas de origen subsahariano esperando a coger chatarra en la  avinguda de Barberà. Autor: David B.

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