L’ESTAT DE LA CIUTAT
La huelga general del 14 de noviembre fue la tercera movilización de estas características desde el estallido de la crisis financiera y la segunda en lo que va de año. La jornada de lucha constituyó un magnífico observatorio para pulsar las tendencias de fondo entre las clases asalariadas, empobrecidas por la recesión y los recortes, que coincidió con una campaña electoral dominada por el debate soberanista.
El 29 de septiembre de 2010 tuvo lugar la huelga general, convocada por Comisiones Obreras (CC.OO) y Unión General de Trabajadores (UGT), contra la reforma laboral y del sistema de pensiones de un agónico Zapatero. Los sindicatos mayoritarios actuaron a medio gas, forzados por el creciente malestar social de sus bases, pero temerosos de hundir más al gobierno socialista y facilitar la mayoría absoluta del PP como al final sucedió en las generales del 20 de noviembre de 2011, efeméride de la muerte del general Franco.
Entre aquella huelga general y esas elecciones, en plena campaña de las municipales de mayo de 2011, se produjo la eclosión del movimiento del 15-M. Las acampadas en las plazas de las principales ciudades del país, coincidió con la jornada de reflexión y las votaciones, lo cual motivó una resolución de la Junta Electoral Central (JEC), instando a su desalojo, que fue desoída juiciosamente por el ejecutivo socialista.
La nueva generación
El 15-M significó la irrupción en la vida pública de una nueva generación que realizó su primera experiencia en la lucha política cuya expresión más radical fue el intento de bloqueo al Parlament de Catalunya para impedir la tramitación del primer presupuesto de las retallades donde Artur Mas acudió en helicóptero. El movimiento se nutría de jóvenes de las clases medias, pero también de los barrios obreros, en un país con una tasa de paro juvenil del 50% a quienes el sistema no ofrece otra alternativa que no sea el subempleo o la emigración.
En este proceso de toma de conciencia política surgieron nuevas organizaciones como las Plataformas de Afectados por la Hipoteca (PAH) que plantean una lucha contra la injusta Ley Hipotecaria y que afecta al corazón mismo del sistema financiero. También se fortalecieron otras formaciones ya existentes del ámbito de la izquierda independentista o del nuevo anarcosindicalismo de la Confederación General del Trabajo (CGT) que se configura como el referente sindical de estos sectores, reforzado por el goteo de cuadros de las centrales sindicales mayoritarias, hartos de un modelo burocrático y pactista.
La huelga general del 29M
En el éxito de la segunda huelga general, 29 de marzo de 2012, contra la draconiana reforma laboral del gobierno de Rajoy, confluyeron dos factores. Por un lado, las dos grandes centrales echaron el resto, temerosas de perder su credibilidad ante sectores cada vez mayores de las clases populares. Por otro, los diversos colectivos de la izquierda anticapitalista e independentista, junto a las dos centrales anarconsindicalistas CGT y CNT, articularon la plataforma unitaria Sabadell Lluitant. A primera hora de la mañana se produjo, tras una dura carga de los Mossos d’Esquadra, la disolución del “piquete unitario” de Sabadell Lluitant, que había procedido al cruce y la quema de contenedores y que se saldó con seis detenciones.
Al mediodía se produjeron incidentes entre los paradistas del Mercat Central y manifestantes de esta plataforma que condujeron al cierre de la lonja y a la interposición de una denuncia por parte de los paradistas. La marcha continuó por la calle Sant Quirze donde las sedes de CiU, Gremi de Fabricants y Caixa Sabadell-Unnim-BBVA quedaron hechas unos zorros.
En esa jornada, las dos manifestaciones de CC.OO y UGT y Sabadell Lluitant, partieron de El Corte Inglés, símbolo del capitalismo monopolista español impenetrable al sindicalismo de clase, y tuvieron un inesperado éxito de convocatoria. Miles de ciudadanos, que no militan en ningún partido, ni están afiliados a ningún sindicato, desfilaron por el centro de la ciudad como no se veía desde la Transición, utilizando el vehículo de las movilizaciones sindicales para expresar su profundo malestar por el empobrecimiento generalizado de las clases asalariadas y la pérdida de derechos sociales.
Entre ambas marchas pudieron observarse notables diferencias generacionales y de condición laboral: en CC.OO y UGT predominaban personas de edad madura y con trabajo, en Sabadell Lluitant los jóvenes en paro.
Diferencias y semejanzas del 14N
La huelga general del 14N supuso una amplificación de las tendencias observadas en el 29M con algunas notables correcciones.
En primer lugar, el piquete Sabadell Lluitant no se descontroló. No hubo destrucciones de mobiliario urbano, ni cargas policiales. A las 8.30h, un centenar de sus militantes cortaron el tráfico en el estratégico cruce de la ronda Ponent, rambla Ibèria y carretera de Terrassa, seguidos de cerca por numerosas dotaciones de los Mossos d’Esquadra que, excepto filmar detalladamente toda la acción, no llegaron a intervenir.
En segundo lugar, la mayoría de comercios, empezando por los paradistas del Mercat Central, decidieron no abrir sus puertas, quizás no tanto en apoyo de la movilización como para no tener problemas. En cualquier caso, esto evitó los incidentes entre comerciantes y piquetes informativos que menudearon el 29N. Un cordón de antidisturbios cerró los accesos a la calle Sant Quirze para impedir los ataques simbólicos a las sedes de las instituciones política, empresarial y financiera de la burguesía local.
La ausencia de incidentes otorgó una mayor fuerza cívica a la masiva participación ciudadana en las dos manifestaciones convocadas al mediodía frente a El Corte Inglés. Ambas marchas vieron incrementados sus efectivos respecto al 29-N. Entonces, los medios de comunicación locales cifraron en 10.000 personas la asistencia a la manifestación de CC.OO y UGT y en unas 3.000 a la de Sabadell LLuitant. Ahora, a la primera acudieron unas 15.000 personas y a la segunda unas 5.000.
Telones y tendencias de fondo
Un aspecto singular de esta jornada de lucha fue su coincidencia con la campaña de unas elecciones sobredeterminadas por la cuestión de la independencia como plato único de debate político. Un factor positivo del 14N radica en que ha reintroducido la cuestión social en la agenda política, justamente el tema que CiU ha querido desplazar de los comicios con el giro soberanista, para hacer olvidar un mandato marcado por los recortes en servicios públicos, los ataques a los derechos sociales y laborales y las privatizaciones.
Paralelamente los suicidios de varios afectados por los desahucios, han señalado un punto de inflexión en un drama social que sufren miles de familias, sometidas a los imperativos de una de las leyes hipotecarias más injustas del mundo. Precisamente, cuando se están detrayendo grandes cantidades de fondos públicos, a costa de las prestaciones y servicios sociales, para salvar a un sistema financiero irresponsable que ha conducido a la actual recesión económica, incapaz de cumplir con una de sus funciones básicas de la banca en el capitalismo, proveer de crédito a las empresas productivas.
La presión social vehiculada a través de las PAH ha logrado que los bancos y cajas hayan declarado una moratoria voluntaria de dos años. Al mismo tiempo, PP y PSOE abrieron una precipitada mesa de negociaciones sobre el tema que concluyó con un decepcionante decreto-ley del que se desmarcaron los socialistas. Los mismos que cuando estuvieron en el poder no hicieron nada para reformar la ley y rechazaron las iniciativas legislativas de la izquierda parlamentaria.
Las medidas del decreto-ley excluyen a la mayoría de afectados por la trampa hipotecaria. No obstante, son una prueba que la persistencia en la lucha acaba dando sus frutos. La discusión de la Iniciativa Legislativa Popular (ILP), que ha recogido centenares de miles de firmas, sobre el tema obligará a todas las fuerzas políticas a retratarse y plantea la posibilidad de una reforma que ataque la raíz el problema.
La huelga general del 14N expresó el incremento del malestar social contra unas políticas económicas que están conduciendo al país al desastre y la creciente toma de conciencia de diversos sectores populares que están tanteando una alternativa política frente a un sistema capitalista, en crisis sistémica, incapaz de garantizar el nivel de vida y unas condiciones de trabajo dignas a la mayoría de la población.
