‘Por un proceso que dote de contenido al Reglamento de Participación’, por Manuel Navas (FAV)

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas, president de la Federació d’Associacions Veïnals

Se entiende por participación ciudadana la intervención de las personas en aquellos temas de carácter público en los que puedan estar interesado individual o colectivamente. Se trata de un derecho, no una obligación. En cualquier caso, la participación no debe tratarse como una finalidad en sí misma sino como un medio para alcanzar un objetivo. El otro elemento clave de la participación es su simbiosis con la democracia en la que se pueden distinguir tres dimensiones: la “democracia representativa” (actuación mediante intermediarios); la “democracia directa” (actuación sin intermediarios) y la “democracia dialógica” (basada en el debate y el contraste de argumentos) en el bien entendido que las tres son necesarias, compatibles y combinables y que pueden abordarse tanto separada como globalmente, sin obviar que es un contrasentido hablar de democracia participativa porque sin participación no existe democracia.

Tampoco se descubre nada nuevo constatar que el interés por la participación de la ciudadanía no está en su mejor momento. Algo que no es casual, sino fruto de diversos factores entre los cuales destaca la poca/nula voluntad política para que la participación esté en la hoja de ruta de la mayoría de partidos que detentan el poder. Respecto a la participación ciudadana, existen múltiples y variadas reflexiones si bien, en general puede decirse que todos concluyen que la mera democracia representativa (voto cada 4 años) es insuficiente (como por ejemplo la jornada que en el marco del Fórum de Democràcia Local que bajo el nombre de “Cap a una democràcia col·laborativa” se celebró en Sabadell hace 2 años)

Sirva lo anterior para recordar que hace más de 6 años que en Sabadell se derogó el reglamento de participación (algo reclamado desde las entidades sociales dada su inutilidad), sin embargo, no se ofreció ningún mecanismo transitorio hasta la implementación del sustituto y, salvo alguna excepción, la participación quedó en el limbo. El nuevo se aprobó en el mandato anterior (un reglamento que ni de lejos cubre las expectativas dado que no ha recogido prácticamente ninguna de las aportaciones realizadas, entre ellas las del movimiento vecinal) y a la espera de su aplicación, el municipio carece de marcos participativos normalizados y normativos, generándose una situación anómala en las relaciones entre la ciudadanía y la administración local.

Es evidente que la participación ciudadana no es un tema estrictamente de reglamento, sino algo mucho más vivo, pero, por seguridad jurídica, es imprescindible conocer a qué atenerse en cada momento. En definitiva, urge disponer de instrumentos para que la participación ciudadana sea algo más que una simple palabra sin contenido.

En general se puede decir que los tres grandes ámbitos de la participación orgánica recogidos en el reglamento son: Consell de Ciutat, consells sectoriales y consells de territorios. De entrada, conviene decir que para lograr la implicación de la ciudadanía y entidades destinatarias lo procedente es llevar a cabo encuentros preliminares en los que deliberar sobre lo que cabe esperar de esos marcos participativos y de qué contenido mínimo deberían dotarse para ser útiles. Si eso es así, habrá más posibilidades de construir un modelo participativo digno de tal nombre. En caso contrario se corre el peligro de instalarse en el día de la marmota y cometer errores pasados.

Así que el proceso previo que parecen razonables impulsar según el marco serían: para el Consell de Ciutat, con las fuerzas sociales-económicas-culturales-políticas que se considerasen; los consells sectoriales y dado que son variopintos, agrupando a las entidades más significativas de cada una de la temática y para los de ámbito territorial (distritos), las entidades de los distritos que se considerasen en cada uno de ellos. Estos encuentros preliminares que tendrían como objetivo deliberar sobre el modelo y contenido de los marcos participativos servirían para fijar contenido y establecer un modelo eficaz y útil. Por último, insistir en que la convocatoria de estos encuentros preliminares dotándolos de metodología y dinamizadores adecuados corresponde al ayuntamiento y es inaplazable para la puesta en marcha el reglamento de participación con ciertas garantías.

Foto de portada: Manuel Navas, president de la FAVS, aquesta setmana a Badia. Autor: ACN.

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