Foto portada: el pati de l'escola Can Deu, aquest dimarts. Autor: J.d.A.

‘Incompetencia educacional’, por Josep Asensio

Muchos callan en público y despotrican en privado. La tela de araña en la educación pública es tan poderosa, que ha logrado aniquilar cualquier atisbo de discrepancia; es más, esta es deliberadamente despreciada o directamente tachada de retrógrada, incluso de ir en contra del progreso. Expertos en la materia llevan años advirtiendo del retroceso en todas las áreas de los alumnos de secundaria, que ya llegan de primaria sin saber leer correctamente, la base de todo lo demás. Por si esto fuera ya poco, el alumnado sigue accediendo a cursos superiores sin tener las competencias básicas imprescindibles; se les aprueba más por el hecho competencial que por el de conocimientos y, claro está, el nivel de comprensión es tan malo que, al acceder a la universidad, el profesorado clama contra el de secundaria, que, a su vez, hace lo mismo contra el de primaria.

¿La culpa es del profesorado? Sí y no. Partimos de la base de la existencia de un modelo donde cualquiera puede ser profesor. Bueno, no cualquiera, pero sí alguien que ha estudiado, en principio una licenciatura o un grado y que, en el caso de secundaria, puede acceder a cualquier materia, aunque no sea de su ámbito. Pongamos un ejemplo. Un historiador, un arqueólogo o un periodista, con el máster de secundaria y el nivel B1 de inglés, ya puede ejercer de profesor de inglés. Hace tan solo 30 años, solo los filólogos podían dar clase de idiomas. El caso es grave porque, al desaparecer la exigencia de esa carrera, hay un déficit grave de profesorado de lenguas en general, pero especialmente de francés, latín y griego y catalán. Más grave aún. Ante la falta de docentes de determinadas asignaturas, especialmente de formación profesional, el Departament d’Ensenyament de la Generalitat de Catalunya está contratando titulados de ciclos superiores sin máster, lo que agrava aún más la situación en los centros educativos que subsisten como pueden.

Además, los equipos directivos pueden contratar a quien quieran, incluso retener a interinos que puedan carecer de los mínimos conocimientos y aptitudes para la labor pedagógica. Se crean entonces situaciones de agravios comparativos, de luchas internas para quedarse en determinados centros donde hay menos problemáticas actitudinales. Pueden imaginar que muchos de ellos hacen lo que sea para contentar a los directores, incluso aceptar trabajos que no son suyos; lo que sea para no ser desplazado si la plaza es buena. Un decreto de plantillas que nadie quiere tocar, ni los más interesados, en teoría, en la mejora de la calidad de la enseñanza, los sindicatos, que han llegado a un nivel tan increíble de apoyo al profesorado interino que no les hace merecedores de luchadores por las mejoras que dicen defender.

¿Quieren más? La implantación de la educación por proyectos con 35 alumnos por clase es un auténtico engaño, como afirma el profesor Andreu Navarra, autor de Devaluación continua y coordinador junto a David Rabadà de La educación cancelada. Navarra es una de las voces más críticas con el modelo de educación por competencias que ha impulsado la LOMLOE. Y lo es, como la mayoría del profesorado que calla y otorga y no es capaz de movilizarse contra un plan que, siendo sinceros, tiende a bajar los niveles del alumnado para que pueda superar los diferentes ciclos.

Así pues, difícilmente con aulas masificadas se puede atender la diversidad; difícilmente el profesor puede evaluar las competencias individuales; difícilmente sabrá si el alumno avanza. Y entonces llega el caos, porque a todas estas dificultades que señalo, se añaden las de la negativa de las escuelas concertadas a asumir parte del problema. A pesar de ser sostenidas con fondos públicos, siguen cobrando cuotas y siguen sin aceptar la diversidad existente en la sociedad en sus propias aulas. Andreu Navarra sugiere que la concertada debe pasar a ser pública, con lo que eso pueda representar en todos los ámbitos. La Generalitat vende el señuelo de que lo está haciendo poco a poco, pero la realidad es que las que han pasado a la red pública lo han hecho porque son deficitarias, “están socializando las pérdidas” afirma Andreu Navarra.

Como en otros entornos de la sociedad, se ha impuesto el silencio. Los maestros callan, las familias callan, los equipos directivos callan, bastante tienen con gestionar el día a día. Los alumnos van trampeando el camino y solo los mejores consiguen llegar a buen puerto. La escuela va perdiendo poco a poco esa idea de nivelación, de cohesionadora, si es que en algún momento la tuvo. Hace tiempo que se convirtió en una ley de la selva bajo el paraguas de una administración que vende promesas y falsos resultados. Esos resultados que también son manipulados por los propios profesores con la intención de evitar problemas.

Andreu Navarra es contundente. Hay que doblar el presupuesto en educación. En Catalunya no llega al 3 por ciento, cuando en la mayoría de países europeos está en torno al 6 por ciento. Hay un interés claro de las élites para desprestigiar el sector público, también en educación, para favorecer a determinadas entidades bancarias y empresariales. “Deterioras el sistema público y el conocimiento queda privatizado”, sostiene. Parece que todos miramos a Isabel Díaz Ayuso y a Madrid, pero está pasando lo mismo en Andalucía y en Cataluña. El modelo inclusivo con un presupuesto digno y pluralismo metodológico no es bien visto por esta gente a la que le interesa que la brecha entre ricos y pobres sea cada vez más grande. Aunque nos parezca extraño, es el mismo que el de Donald Trump en Estados Unidos. El que no se lo pueda permitir, se queda por el camino. Mala suerte.

Foto portada: el pati de l’escola Can Deu, aquest dimarts. Autor: J.d.A.

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