Rafah

‘La matanza de Rafah ya está decidida’, por Josep Asensio

“Han muerto más de 35.000 personas en esto que las grandes potencias dudan en llamar por su nombre: genocidio. Un laboratorio distópico donde corre la sangre de las personas mientras se prueba y perfeccionan tecnologías de guerra, dirigidas por algoritmos cada vez más automatizados que permiten diluir toda responsabilidad humana, utilizando tecnología y banalizando el mal”.

Òscar Camps, director de Open Arms


“Esto ya no se trata de los siete hombres y mujeres de WCK que perecieron en ese lamentable evento. Esto está ocurriendo desde hace demasiado tiempo. Han sido seis meses atacando cualquier cosa que parezca moverse. Esto no parece una guerra contra el terror. Esto ya no parece una guerra para defender Israel. Realmente, en este punto, parece que es una guerra contra la humanidad misma”

José Ramón Andrés Puerta, Fundador de WCK y director de alimentación

“Nos insultan, nos llaman mentirosos y nos dicen que nos vayamos del país [a los periodistas]”

Almudena Ariza, periodista, corresponsal de TVE en Jerusalén

Impotencia, rabia, dolor, hastío, cansancio. Eso es lo que siento, Òscar, Almudena y Juan Andrés. Y, aunque sé que estas palabras nunca llegarán a vuestras manos, quiero haceros un homenaje desde aquí, desde Sabadell, desde estas líneas que algunos consideran inútiles y estériles. Estoy convencido de que algunos de mis lectores dirán que soy obsesivo, que basta ya de hablar del mismo tema, que ya está, que lo saben todo, que es una guerra y que, como en todas, hay víctimas inocentes, que pasemos página y que no nos afecta, que está muy lejos…

Pero se equivocan. Mirar hacia otro lado en este genocidio es un ataque a la humanidad entera, un olvido de toda nuestra historia común, un crimen que perpetramos todos y cada uno de nosotros con nuestros silencios. Por eso, es tan importante vuestra labor; por eso han ido a por vosotros. Porque el único plan de Israel es arrasarlo todo. Y no le basta con hacerlo con hospitales, escuelas, universidades y mezquitas. Quieren acabar con el pueblo palestino en su conjunto. Lo sabemos desde el primer momento, desde 1948. Y lo que empezó con una expulsión ilegítima de sus territorios sigue inexorablemente hacia un exterminio total de esa patria que, a pesar de las ignominiosas palabras de José María Aznar, sí que existe.

La consecución del objetivo final por parte de Israel no tiene límites. La destrucción de edificios y de infraestructuras ha dado paso a la prohibición de entrada de alimentos. Y, aunque se publicite un alto el fuego, aunque nos repitan mil veces que se abren las fronteras para dar de comer, todo es mentira. El hambre como arma de guerra. ¿Cuántas veces se habrá dicho ya? ¿Cuántas frases, declaraciones, amenazas veladas y grandes discursos han sido pisoteadas por Israel? Y así seguimos, con una prensa que sigue hablando de “guerra” cuando se trata de un genocidio; con unos tertulianos que atacan a los que intentan, como vosotros, ofrecer un mínimo de esperanza, aun a sabiendas de que esa comida que habéis estado llevando es insuficiente para abastecer a todos los que intentan sobrevivir en Gaza en estos momentos.

Y como no podía ser de otra manera, os han hecho retroceder, han matado a los vuestros, sin ningún tipo de pudor, sin escrúpulos, anunciando una investigación que harán ellos mismos y haciendo un paripé vergonzoso destituyendo a dos militares. Y mientras que los movimientos se producen únicamente por motivos electorales, en EE.UU., en Europa y en España, centenares de gazatíes mueren cada día, por las bombas, de inanición, por falta de servicios médicos.
¿Qué va a ser lo próximo? Estoy convencido de que la invasión de Rafah, porque ya está decidido así desde hace tiempo; y más muerte, más desolación, la expulsión de esos dos millones de personas hacia Egipto, el asesinato selectivo de periodistas y personal médico. Nada diferente a lo que hemos visto en estos seis meses. Nada diferente a los planes de Israel de quedarse con la franja de Gaza entera para poder seguir con sus planes expansionistas, todo con la connivencia de EE.UU. y de Europa que, atrapada en su mundo, en sus incongruencias, muerto y enterrado ya el humanismo, reconocerán el estado palestino cuando este ya no disponga de territorio. Y si alguna vez las cámaras de la prensa libre pueden entrar en Gaza, podrán observar cómo las excavadoras israelíes limpian de cadáveres esqueléticos y de escombros esa zona, en unas imágenes que nos recordarán y mucho las de los campos de exterminio nazi.

Y no, no se trata de una manía recurrente y casi enfermiza. Nunca me voy a olvidar de esas gentes que sufren. A pesar de esos ataques, de esos asesinatos, a pesar de un falso repliegue de Israel, a pesar de la apertura de corredores “humanitarios” para la entrada de comida y de medicina, tenemos que ser conscientes de que todo es una gran mentira, de que el plan ya está trazado desde hace décadas. Porque al anuncio por parte de Israel de la apertura de pasos fronterizos para que entren los camiones, le sucede la evidencia de la falacia. Un mero acto propagandístico para acallar las voces de los que protestan. Pero no nos engañan ya. Lo tienen muy claro. Un objetivo claro desde el principio, porque esa humanidad que lleváis dentro, Òscar, Almudena y José Andrés, es incompatible con los valores de la mayoría de nuestros representantes políticos que, o bien por miedo, por irresponsabilidad o porque realmente no mandan ellos, sucumben ante el horror, bajan la cabeza y siguen enviando armas a un estado, el de Israel, que sabe muy bien lo que va a hacer con ellas. Porque, como dice la periodista y activista por los derechos humanos palestino-estadounidense Susan Abulhawa, “esto es una apropiación de tierras, es una apropiación de recursos, es un movimiento judío de supremacía blanca que siempre ha querido expulsarnos de nuestras tierras”. Ella misma, con la misma angustia con la que estoy escribiendo estas palabras, nos advierte de que “la imagen que estamos recibiendo es solo una pequeña, pequeña, pequeña fracción de la realidad y de la magnitud de lo que está ocurriendo”.

No nos engañan, amigos; otra cosa es que no podamos hacer más, que vayan ganando los asesinos, que destrocen nuestros corazones y nuestras almas cuando somos conscientes de que esos malvados no quieren la paz, cuando vemos a nuestros gobernantes diciéndonos que nos preparemos para la guerra, incapaces de luchar por la paz. Seguramente es fácil desde aquí deciros que no desfallezcáis, que sigáis en vuestra lucha, porque seguirán matando a niños, a mujeres, a periodistas, a personas inocentes e indefensas; censurarán nuestras palabras, nos amenazarán desde sus zonas de poder, desde la prensa vendida a esos lobbies que les callan la boca. Por eso hay que seguir, Òscar, Almudena, Juan Andrés, desde donde sea, para conseguir nuevamente esa ola de humanidad que tanta falta hace. Cada uno desde donde pueda, escribiendo, hablando, no dejándose llevar por la desilusión, informando de esta limpieza étnica, de la verdad. No son tiempos fáciles para la paz, pero no hay otro camino. Gracias por poner vuestro grano de arena en ese cometido. Mil veces gracias.

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