Imagen del videoclip de 'Zorra', de Nebulossa.

‘Ni ‘Zorra’ ni nada que se le parezca’, por Josep Asensio

Es posible que me meta en un terreno algo pantanoso, que reciba críticas por no callar, como hacen la mayoría, o por opinar de manera más o menos congruente y fuera de la norma. Aun así, aquí estoy, sorprendido por esa canción que nos va a representar en Eurovisión, con ese título tan potente, tan insultante, tan voraz, diría yo. Sorprendido, porque, llámenme primario o superficial, tener que explicar el significado de una canción en un lugar donde lo que cuenta, además de la situación sociopolítica del país que se presenta (quizás lo más importante), debería ser la sencillez de la melodía, lo pegadizas que sean sus letras o la puesta en escena, me parece, como poco, surrealista. Muy mal empezamos con un título que, al traducirlo a diferentes idiomas, hay que elaborar casi una tesis doctoral donde se analice la palabra, el texto, pasarlo por la picadora y darle el sentido contrario a lo que se está diciendo. Demasiado complicado todo.

Esa idea de que su pretensión es “la resignificación de un insulto que diferentes generaciones de mujeres han escuchado muchas veces a lo largo de sus vidas”, no es más que un intento de rizar el rizo, de hacernos ver una cosa que no es. Para mí, lo mejor es desterrar ese vocablo de nuestras vidas, de su significado peyorativo contra las mujeres, incluso de su acepción dolorosa de los diccionarios, pero no gritándolo con orgullo mil veces en una canción para explicar antes o después que se quiere decir lo contrario. Un enredo que nunca debiera haberse llevado a un Festival de Eurovisión que pasa completamente de análisis de textos. No se va a Europa a dar lecciones de nada, sino a bailar, a cantar, a pasarlo bien, a ganar, en definitiva.

De hecho, todavía no está nada claro que Nebulossa pueda actuar en Eurovisión con esa letra (excepto si ‘zorra’ se refiere al femenino de ‘zorro’). Según la normativa actual, se prohíbe el uso de “letras, discursos o gestos de carácter político”. También “insultos o lenguaje de carácter inaceptable”. “Las letras y/o interpretaciones no deben desprestigiar al Festival de la Canción de Eurovisión, ni a los espectáculos, ni a la UER. Durante la actuación no se podrán realizar discursos ni gestos”, se añade también en las bases del concurso. Por lo tanto, el organismo responsable de Eurovisión podría censurar el tema por incumplir las bases del festival. No es la primera vez que esto sucede. En 2021 la UER obligó a los italianos Måneskin a cambiar en su canción Zitti e buoni la palabra ‘cazzo’ porque significa ‘polla’, obligándolos a reescribir un par de versos si querían participar en el concurso. En 2008, España tuvo que modificar la letra del tema Baila el chiki-chiki porque hacía referencia a diversos presidentes y expresidentes y a la frase “por qué no te callas” dirigida a Hugo Chávez por parte del Rey Juan Carlos en la cumbre iberoamericana de Santiago de Chile.

Así que nuestra participación pende de un hilo gracias a la ocurrencia de una arrogante María Bas que confiesa que no le afectan las críticas, que quiere romper con “el edadismo, con los tabúes, con todos los moldes”. Claro, claro, ella sola, con esa canción, va a cambiar el mundo, va a conseguir ese empoderamiento de las mujeres que la sociedad entera no logra desde hace décadas. Una canción para cambiarlo todo. ¡Viva la humildad! Por su parte, Mark Dasousa, pareja de María Bas, afirma que no quieren polémicas, que van a divertirse y que está muy contento con lo que está ocurriendo. Muy bien, Mark. Tiráis una piedra en forma de canción insulto-no insulto y luego os reís de todos nosotros, sin ser conscientes del daño que le podéis hacer a un país solamente con una palabra.

He analizado las canciones que hemos llevado a Eurovisión y que han quedado en mejor posición. Todas, absolutamente todas, desde La, la, la, pasando por Vivo cantando, En un mundo nuevo, Lady, Lady, SloMo, Bandido o Bailar pegados, contienen letras alegres, pegadizas, románticas, con una orquestación potente; un modelo que se repite en todas ellas y que nos llevaron a los puestos más altos, así como el reconocimiento de toda Europa a sus compositores y a sus intérpretes. Auguro que Zorra va a ser un estrepitoso fracaso, por mucho que algunos medios nos repitan que es una de las canciones que se presentan a Eurovisión más escuchadas en Spotify.

Parece mentira que los fans de Eurovisión no sean conscientes de que solamente hemos ganado en dos ocasiones, en 1968 y en 1969. ¡Qué lejos queda ya aquello! Y las dos canciones, con ese esquema sencillo de música pegadiza y letra sencilla. Desde entonces, nada. Y seguimos en esa senda de querer ser más papistas que el Papa, de querer mostrar a Europa y al mundo que tenemos mucho que decir, cuando, en realidad, solamente hay que cantar. Otros países envían a los mejores, a cantantes consagrados, a ganadores de otros certámenes musicales. España es otro mundo: transgresores, voces de dudosa calidad, esperpentos varios y, a perder… Miren Italia el año pasado, por poner un ejemplo. El cantante Marco Mengoni, con su balada Due Vite, logró un merecido cuarto puesto con un tema sencillo, con la repetición de unas palabras que se van metiendo en nuestra mente y llegan muy dentro. España eso no quiere hacerlo, o no sabe.

Quizás estaría bien que, viendo el embrollo en el que nos ha metido Nebulossa, tuvieran el valor de renunciar a su participación alegando, por ejemplo, que no quieren compartir escenario con un país, Israel, que está cometiendo crímenes contra la humanidad, matando a niños y niñas impunemente, destruyendo hospitales y vanagloriándose de ese genocidio. La última masacre, esta misma semana en Rafah, bombardeando a personas que hacían cola para poder lograr algo de comida. 100 muertos. Pero claro, para María y Mark, es mucho más importante meternos en polémicas estériles con respecto a una palabra. Una palabra vale más que la muerte de más de 30.000 mil personas. Una palabra no puede cambiar el mundo, pero una retirada puede volveros la dignidad que nunca debisteis dejar de lado. Quizás si pensárais un poco menos en vosotros y más en todos lograríamos un mundo mejor. ¿Váis a compartir escenario, vestuarios y alegrías varias con asesinos? ¿Vaís a gritarles ‘Zorra’ a la cara? Una retirada a tiempo es una victoria. Y esa victoria, nada tiene que ver con vuestra canción. Y sí, mucho, con la dignidad humana.

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