No hay pan para tanto chorizo

Opinión: ‘Chorizos’

Tengo que confesar que no soy un gran entendido en este tipo de embutidos, pero durante mi juventud solamente había oído hablar del “Chorizo de Cantimpalos”, producto proveniente de este pueblo segoviano de tan solo 1.500 habitantes. Parece mentira que de un minúsculo pueblo pueda surgir un interesante y reconocido manjar que es capaz, incluso, de traspasar nuestras fronteras.

Aunque, a decir verdad, parece que Cantimpalos ya no suena tanto como antes y se producen chorizos en una buena parte de España. Estos chorizos destacan por su buen envoltorio, con todo lujo de detalles, a menudo semejantes a trajes, a rayas, de un solo color, con ribetes en oro y plata. Suelen prodigarse en buena parte de las ciudades costeras, aunque podríamos pensar en un primer momento que la salinidad del mar pudiera malbaratar el producto. Parece ser que no es así y ciudades como Marbella, Castellón, Valencia, y muchas en Andalucía y también en Catalunya producen buenos ejemplares.

Una de las características de estos chorizos, muchos de ellos de un color rojo intenso, es su longevidad. Pueden durar muchos meses, incluso años, gracias al apoyo incondicional de la gente que los avala con sus compras, su cariño y su fe. Este aspecto, que los diferencia de los chorizos que caducan rápidamente, les hace todavía más fuertes, más sabrosos y es mucho más difícil que se produzca un efecto de putrefacción. Sí que algunas veces se han encontrado ejemplares de muy buena calidad que han sucumbido al paso del tiempo y han pasado a formar parte de las plantas de compostaje, pero, en la mayoría de los casos suelen aferrarse al cordón que los sujeta impidiendo su desaparición.

Parece también que hay un nuevo  producto en el mercado, muy parecido al anterior y que se conoce con el nombre de “chorizas”. La diferencia es mínima, puesto que el interior es el mismo y la fabricación también. Algunas de ellas efectúan largos viajes que nunca hubieran hecho si se hubieran quedado en el pueblo donde fueron creadas. Si pudieran hablar, lo que es imposible porque nunca fueron a la escuela, estarían encantadas de estar junto a un chorizo ya que les da sabor y ciertas dosis de autoestima choricera.

Carteles: "Mucho chorizo y poco pan", "Unidos por el sentido común"
Concentración en la madrileña Puerta del Sol. Autora: Olga Berrios

Últimamente he oído en ciertos ambientes que no hay pan para tanto chorizo. ¡Qué razón tienen! Es que la industria del jamón se ha puesto a temblar cuando ha sabido que el producto estrella de estos últimos años viene envasado y con pedigrí. El jamón ya no es lo que era y el chorizo ocupa gran parte de nuestras vidas. No va a ser fácil quitárnoslo de en medio. Se ha adherido a nuestras conciencias y domina el paladar más exquisito. Dicho de otro modo, se ha aferrado a nuestras conciencias y, con la excusa de mantenernos, piensa quedarse mucho tiempo. Mucho me temo que si no nos unimos todos habrá que ir a comprar mucha más harina para que haya más pan.

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