Vehículo eléctrico Sabadell

Opinión: ‘Adornos’

Leo en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española el significado de “adorno”: “Aquello que se pone para la hermosura o mejor parecer de personas o cosas”; y también: “Que no hace labor efectiva. Se emplea mucho jocosamente”.

Nuestra existencia está llena de innumerables adornos. De hecho, en casa tenemos multitud de ornamentos que no sirven para nada, pero que los conservamos celosamente o bien porque forman parte de nuestro pasado o porque los valoramos por algún motivo, se supone que especialmente agradable. Flores secas, trofeos, cuadros, piedras, camisetas, envases,… inundan nuestros hogares y nos complace echarles una mirada de vez en cuando para sosiego de nuestras mentes o para simplemente llevarla a aquel momento que resultó ser maravilloso.

Pero como muy bien define el diccionario, aquellos adornos que se ponen para la hermosura, muchas veces no tienen labor efectiva y podemos unir las dos definiciones en una sola. Recuerdo que cuando se inauguró el primer punto de recarga de vehículos eléctricos en Sabadell, en la Avinguda Francesc Macià, los medios de comunicación lo resaltaron en sus portadas, las autoridades se hicieron la foto reglamentaria y se destacaron las bonanzas de la energía eléctrica. El poste, de diseño vanguardista, quedó por siempre hundido y firme en el suelo y el alcalde Bustos se llenaba la boca como siempre pregonando por doquier que éramos los primeros en tenerlo. El poste sigue allí, solo y desvalido, y me pregunto yo cuántos coches han pasado por su lado y han recargado sus baterías pacientemente. En Francia, se han instalado miles de postes, pero también los Ayuntamientos han hecho apuestas valientes y han transformado la flota de autobuses siendo ahora eléctricos. Creo saber que en Sabadell hay dos vehículos eléctricos dependientes del consistorio. ¡Qué ridículo! ¿Será verdad que han puesto otro poste en otro lugar? Ya lo entiendo. Hay un poste para cada uno. Eso sí que es eficiencia…

El punto de recarga eléctrica es a menudo un aparcamiento más. Foto: J.A
El punto de recarga eléctrica es a menudo un aparcamiento más. Foto: J.A

No hace mucho que el Ayuntamiento de Sabadell también instaló otros adornos, aquellas plantitas que agarradas a las farolas costaron muy caro a la ciudad, exactamente 230.000 euros anuales hasta 2010 y que ahora, con nocturnidad y alevosía se han retirado, con permiso de la crisis. Antes de ponerlas ya se sabía su coste y aún así hemos permitido esa sangría de dinero. ¿Dónde han ido a parar las pobres plantas? ¿Al vertedero de Coll Cardús? ¿A las “plantas” de reciclaje?

El colmo de los adornos municipales son ahora las fuentes. Parece ser que tenemos que empezar a cambiar el concepto de fuente. Allí podíamos refrescarnos cuando dábamos largos paseos, llenar la cantimplora y disfrutar de la naturaleza. Ahora van esos comisionados que también están de adorno y nos dicen que las fuentes son de adorno y que agua que chorrea no es potable. Quizás ya sabíamos que no era potable, pero de ahí a decirnos que es un adorno va un rato…

Pero para acabar me viene a la mente la cantidad de concejales que han estado o están de adorno. Una de ellas logró estar como elemento decorativo ocho años, embutida en sus vestidos y viajando a costa de nuestros impuestos. Me dicen que solamente habló en el Pleno una vez y que fue breve, porque rápidamente su “ángel de la guarda” tomó la iniciativa. Allí donde iba decía poco más que buenas tardes y como acto reflejo, miraba a su jefa para pasarle la palabra. Muy hábil ella, y muy lista. Éste y otros casos nos demuestran el poco valor que tienen los adornos, pero también la fragilidad de los elementos con los que están fabricados. Cualquiera de ellos, inclusive la de mi último ejemplo, pueden ser destruidos con una facilidad increíble. Un golpe de aire, un simple movimiento bastan para que se hagan añicos y los perdamos para siempre, pero me preocupa mucho más el hecho de que el dinero público vaya a parar a completos ineptos que solamente saben responder hipócritamente a las preguntas que ellos mismos se hacen. Aunque algo empieza a cambiar y la sociedad les da la espalda de tal manera que son eso, meros adornos a los que pronto llevaremos al vertedero.

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