Foto portada: Juani Rishmawi, en una de sus múltiples conferencias. Foto: captura de vídeo de Youtube

Opinión de Josep Asensio: ‘Juani Rishmawi: Palestina en el corazón’

Hace ya más de un año escribí un artículo que titulé Una infamia llamada Israel. Ya en aquel momento me consumía la rabia por dentro al conocer y ver los asesinatos selectivos que el gobierno sionista cometía con total impunidad y de ahí la palabra seleccionada para definir a ese Estado infame. Me parecía la más adecuada, pero ahora tendría que buscar alguna otra todavía más ofensiva porque nada ha cambiado desde entonces y la población palestina sigue sufriendo vilmente los ataques, las humillaciones, los crímenes más atroces que podamos imaginar, bajo el silencio más cobarde de la comunidad internacional.

Afortunadamente, la sociedad civil tiene ahora más que nunca unos mecanismos que, por una parte ponen al descubierto la mezquindad del gobierno israelí, mediante vídeos y fotos publicados de inmediato en las redes sociales, y por otra la capacidad de reaccionar ante esta ruindad pidiendo a los gobiernos, pero también a los ciudadanos, la fortaleza necesaria para no caer en los chantajes de Israel ya sea mediante el dinero o destacando las bondades envueltas en papel de celofán pero que tapan las vergüenzas de las que no se sonrojan en privado. El boicot a los productos de Israel de la ciudadanía, pero también el de empresas, sociedades, ciudades y países es ya cada vez más fuerte. La lista es cada vez más extensa y denota una vez más la grandeza de los individuos frente a la debilidad de los políticos que son incapaces de sentir la más mínima sensibilidad por el pueblo palestino, que lleva más de 70 años padeciendo el horror y la muerte, la humillación y el desprecio. En toda esta desgracia aparecen signos de cambio, de alegría, a pesar de las muertes de adolescentes, de niños y niñas, de mujeres y hombres que se producen a diario.

Quizás uno de los casos más significativos de boicot fue cuando el Sevilla FC renunció hace casi dos meses al patrocinio por parte del gobierno de Tel Aviv, lo que suponía unos cinco millones de euros, suficientes para sanear las cuentas del equipo de fútbol andaluz. La tentación venía bien envuelta, pero su presidente, una vez valorados los pros y los contras, se decidió por la respuesta negativa, lo que le ha supuesto el apoyo de la inmensa mayoría de la masa social sevillista.

Estas noticias reconfortan y de alguna manera son un alivio para aquellos que a diario pensamos en el dolor de los palestinos a los que les roban también a diario sus tierras, sus pertenencias, su dignidad. Por eso es tan importante mirar a los ojos de las personas que padecen esa situación. Yo tuve ya el año pasado la gran suerte de conocer a Juani Rishmawi, con la que compartí angustias y desasosiegos. Hace un mes volvía a Catalunya para denunciar de nuevo la soledad, la muerte, el cansancio de toda una población, pero también para agradecer el apoyo de centenares de personas anónimas y de instituciones de todo tipo. La mirada de Juani es de agotamiento, de desesperanza, de tristeza. Los bombardeos que causaron la destrucción absoluta de Gaza y más de 2.000 muertos, entre ellos 500 niños y niñas, son la prueba evidente de que el gobierno de Israel, apoyado por los extremistas y fundamentalistas judíos, ya no se esconde para lograr el exterminio de la población árabe de Palestina. Juani recuerda emocionada como hace dos meses los colonos judíos atacaron una casa en Nablús, donde murió una familia quemada viva. Los colonos tienen ya carta blanca para actuar con total impunidad y la situación es muy crítica. Juani, que es trabajadora de la organización dedicada a la salud de los palestinos Health Work Committees, denuncia las muertes colaterales, que ya son muchas más que las producidas por los asesinatos. Se refiere a la falta de medicamentos, a la desnutrición, al estrés, a los suicidios, a los abortos prematuros, a las muertes que se producen ante los controles militares, donde los soldados sionistas dejan morir a las mujeres que tienen que ir a hospitales a Jerusalén, impidiéndoles la entrada. La violación del derecho a la vida es tan evidente como el hecho que Israel intenta por todos los medios que sus crímenes no lleguen a oídos de nadie. Ha llegado a pedir a Youtube que suprima todos los vídeos donde se ve a sus militares matando de dos tiros a decenas de adolescentes. Juani cuenta con rabia el caso de una joven de 15 años que al pedir ser registrada por una policía mujer, recibió como respuesta un tiro en la cabeza que la mató en el acto.

Juani, sigue pidiendo justicia, que el mundo obligue a Israel a cumplir las resoluciones de la ONU y que los dos Estados puedan vivir en paz. Lleva 30 años en Palestina y no solo no se ha conseguido esa paz tan anhelada, sino que la situación empeora por momentos. Por eso, como dije hace más de un año, es tan importante el boicot. Por eso no se entiende que Pedro Sánchez, líder del PSOE, anuncie a bombo y platillo que si gana las elecciones España reconocerá al Estado de Palestina, mientras que aquí en Sabadell, el PSC, con Josep Ayuso a la cabeza, vote en contra del boicot a Israel en una resolución presentada en el pleno del Ayuntamiento. ¿Por qué? Es bastante evidente. No es ningún secreto que uno de sus ex concejales, me supongo todavía militante, Lluís Monge, es miembro de la Asociación Cultural Sabadell Israel y claro, estaría muy feo hacerle un feo, valga la redundancia, a uno de los suyos.

Nos queda la satisfacción de saber que Juani Rishmawi tiene otros valores muy diferentes a estos que solo saben arrimarse al sol que más calienta. Juani es toda ella un icono, una luchadora no ya por los derechos de los palestinos y palestinas, sino por los de las personas que resisten las diatribas de los perversos, trabajando por mejorar su situación desde la bondad y la generosidad. ¡Ánimo valiente!

Foto portada: Juani Rishmawi, en una de sus múltiples conferencias. Foto: captura de vídeo de Youtube de la conferencia ‘Gaza hoy

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