El año electoral ha comenzado y sin ningún tipo de rubor los partidos gobernantes se lanzan como una jauría de lobos a la conquista de los votos de sus corderos que les tienen que perpetuar en el poder. Ya no hay escrúpulos que valgan y cualquier sistema es válido para, en primer lugar, captar la atención del ciudadano y, posteriormente manipularlo debidamente para conseguir el objetivo deseado. Una mentira mil veces dicha se convierte entonces en verdad absoluta y ya no hay tiempo de demostrar la falsedad evidente, pues otra es puesta en circulación para hacer olvidar la anterior y despistar al votante.
Durante los años de la denominada “crisis” se puso en marcha todo un mecanismo institucional para demostrar que se estaba en el buen camino, que los esfuerzos a los que nos sometían los mercados, bueno, ellos, el poder, no lo decían así, valían la pena y darían sus frutos. Qué casualidad que esos brotes verdes tan criticados en época de Zapatero, aparecen de nuevo en un 2015 con doble cita electoral. Como por arte de magia, el poder adquisitivo de los ciudadanos va a sufrir un pequeño ajuste que nos va a permitir sacar un poco la cabeza. En primer lugar la bajada mísera de las retenciones, del IRPF, que según los expertos va a suponer unos 30 euros de media en las nóminas. Un espejismo como otro pues en la declaración de la renta, nos lo volverán a quitar, acentuado, si cabe. Después la publicitada y desorbitada campaña del aumento de las pensiones, unos tres euros de media por pensionista y más o menos lo mismo el salario mínimo. Otra falacia.
No, no acaban aquí los magníficos presentes de los poderosos y de los que tienen la sartén por el mango. En un alarde de generosidad electoralista, aunque ellos callan este último concepto, bajan la tarifa de último recurso del gas natural, aunque los aumentos son considerables en los trenes de cercanías, servicios de correos, y, sin concretar, es posible que también lo haga la electricidad. No olvido los más de 1.000 kilómetros de AVE que se van a inaugurar durante todo el año, antes de noviembre, como es natural; ni los fraudulentos datos del paro y de la economía. Y esta misma semana la concesión de una ayuda de 426 euros a parados de larga duración y que acabará justo un par de meses después de las elecciones de noviembre.
La conducta inmoral de muchos ayuntamientos es de libro. El de Madrid, por ejemplo, suprime la tasa de residuos, unos 48 euros de media por vivienda, reduciendo también un 10 por ciento los impuestos a toda clase de vehículos y congelando las tarifas de transporte público y taxi. Parece que la debacle electoral del PP en la capital es inevitable y la única salida es lanzar un órdago propagandístico que ya veremos cómo se resuelve después. En Barcelona Trias se ha visto obligado a rebajar la popular T-10 pero el agua va a sufrir un aumento considerable. En Catalunya, parece que los funcionarios van a ver restablecida su paga, pero no su poder adquisitivo. Sus salarios, a niveles de 2004, siguen sin aumentar y los políticos juegan con esa paga extra prometiendo su restitución y negándola semanas después. Este juego perverso es tan imprudente que se supedita a la aprobación de los presupuestos y los funcionarios quedan una vez más a merced de los mandamases y corruptos. Qué casualidad también que esta paga se suprima durante los años de nula acción electoral y se reponga ahora. Muy a tener en cuenta la bajada del IVA a las flores, que pasa del 21 por ciento al 10 por ciento, mientras que se produce la subida al tipo general del 21 por ciento el IVA de los productos intermedios de elaboración de medicamentos, los equipos médicos, los aparatos, instrumental sanitario y productos farmacéuticos. Está claro que esas flores van a servir para llenar los cementerios de las personas afectadas por los desahucios, la malnutrición, la falta de recursos y los suicidios. Al menos las flores serán más baratas.
Parece mentira que el poder establecido dedique su tiempo a mentir más que a mandar. Suponen esos figurantes y figurones que estamos pasmados delante del televisor a verlas venir y a aplaudir sus decisiones. Suponen también, por ejemplo, que un jubilado va a saltar de alegría cuando se aperciba de que su pensión ha aumentado un par o tres de euros mensuales. Lo suponen igualmente estúpido y sin falta de criterio y eso va a dar como resultado que ese individuo va a coger mecánicamente la papeleta del partido que le regala ese bono y se va a quedar tan ancho.
Es verdad que una parte todavía importante de la sociedad solamente tiene la televisión como medio de relacionarse con el mundo, pero si bien es cierta la importancia de las redes sociales para transmitir información, no cabe duda que en aquellos lugares donde todavía no es visible el mundo en pantalla y, especialmente para personas mayores de 55 años, el boca a boca es fundamental. Su carácter primario lo convierte en insustituible, porque su grado de comunicación no verbal es tan claro que puede hacer cambiar las mentes.
A pesar de las manipulaciones, los engaños y las mentiras, los desahucios y el agravamiento de la crisis está llegando a todos los rincones, a todos los sectores, a todas las personas. La parafernalia propagandística ya no hace mella en el ciudadano que observa, muy incrédulo, como la realidad es otra. La calle, la peluquería, la panadería y el supermercado son el verdadero termómetro de la sociedad. La gente empieza a hablar y a darse cuenta que el fraude es tan enorme que es incuestionable. Hasta un niño de corta edad se daría cuenta de la trola. La parte triste de todo esto es que los datos macroeconómicos pretenden ocultar el sufrimiento de las personas. El maquillaje de las cuentas recuerda al de esos payasos que dan miedo. El último e indigno comentario, que se une a los de Mónica de Oriol, viene de la boca del concejal del PP en Cádiz, José Blas Fernández, que reprochó a uno de Izquierda Unida, Fernando Vivas, que cobrara una pensión de invalidez del 100 por cien por tener cáncer de colon. El aumento de los suicidios desde 2007 como consecuencia de los recortes es ya un hecho que nadie rebate. Y detrás hay personas, no lo olvidemos.