AVE

Opinión de Josep Asensio: ‘Un AVE para muy pocos’

Se cumplen ya 23 años de la inauguración del primer AVE, el de la línea Madrid-Sevilla. Por aquel entonces se hacía hincapié en la importancia de la modernización de España, de la cohesión entre los diferentes territorios que iba a lograrse y de un sinfín de bondades de un tren que iba a revolucionar el transporte en nuestro país. Ya en ese momento se criticó el hecho de que fuera precisamente esa línea la inicial, cuando el eje Madrid-Barcelona era seguramente el más indicado para ese estreno. Pero en ese momento Felipe González gobernaba un país sin crisis y tenía lugar la Exposición Universal en Sevilla, lo que le daba un añadido esencial y que acallaron todos los reproches, incluido el que anunciaba una poca ocupación y un fracaso en el número de viajeros. Barcelona tardó 16 años en ver llegar un AVE a la estación de Sants, en 2008, poco antes de entrar en una profunda crisis económica que parece no afectarle.

Inauguración del AVE Madrid - Sevilla.
Inauguración del AVE Madrid – Sevilla.

No solo Felipe González abrazó sin dudarlo al AVE. José Mª Aznar se vanaglorió de ser uno de sus mentores y José Luis Rodríguez Zapatero prometió unir todas las capitales de provincia antes de 2020. El AVE se convirtió en un activo electoral muy grande pues se creía erróneamente a mi entender, que iba a convertirse en una especie de Plan Marshall dando un impulso económico a aquellas ciudades donde parara. Años después se ha comprobado que esto no ha sucedido puesto que uno de los objetivos del AVE era precisamente parar muy poco y solamente en aquellos lugares donde hubiera suficientes viajeros. Con la crisis, los recortes y el pago de la deuda, Mariano Rajoy parecía haber entendido que no era el momento de grandes fastos y los proyectos de ampliación de líneas de alta velocidad habían quedado guardados en el cajón. No obstante, el 2015, año marcadamente electoral, se batirá el record de inauguraciones, especialmente en Castilla y León, algunas líneas en Andalucía y Valencia con Castellón y Alicante con Murcia, quedando troceado todo el eje mediterráneo a la espera de un mejor momento o de otro período electoral. De hecho este corredor ferroviario es seguramente el más transitado y el que seguramente acabará siendo el último en tener un tren de alta velocidad, lo que exaspera a un sector agrícola especialmente almeriense, murciano y valenciano que espera ansiosamente la línea para poder exportar sus productos e ir descartando poco a poco el transporte por carretera.

A pesar de las supuestas bondades del AVE, se obvian deliberadamente muchas de sus desventajas. La red de 2.500 kilómetros ha costado a los españoles ni más ni menos que 40.000 millones de euros; solamente un 10 por ciento de los trenes se llenan al completo mientras que el resto apenas llega a una ocupación del 50 por ciento; los precios low cost son inexistentes y las ofertas son muy minoritarias con respecto a las compañías aéreas. Además, el hecho de poder comprar los billetes con una antelación máxima de dos meses hace que los posibles viajeros no puedan incluir al tren si quieren programar a largo plazo sus salidas. Precisamente, la falta de conexión de la mayoría de estaciones con los aeropuertos es una de las críticas que se le hacen al AVE.

Pero la mayor reprobación es sin duda su alto precio, fuera de mínimas ofertas. Si bien ofrece rapidez, seguridad y confort, el costo del billete lo hace inaccesible para la mayoría de los españoles que, además, están inmersos en gran parte en una crisis de la que no se sabe cómo va a acabar. Lo que es peor todavía es que la inauguración de una línea de AVE va unida a la desaparición de trenes de larga distancia tipo Talgo, que siguen dando un servicio digno a precios razonables. Por poner un ejemplo, el que cubre el servicio entre Barcelona y Lorca cuesta de media 40 euros hasta Valencia, 50 hasta Alicante y 60 hasta Murcia, con un considerable descuento si se trata de un billete de ida y vuelta. Mucho me temo que cuando entre en servicio el AVE entre estas capitales el precio puede aumentar más del 50 por ciento. Por si todo esto fuera poco, lo que sí que es una realidad es la supresión de trenes nocturnos, que Renfe-Adif ha sacrificado en pro del AVE con el argumento de un coste elevado y una baja demanda, 54 por ciento. El caso es que el tren Estrella Costa Brava que hacía el trayecto Barcelona-Madrid, dejó de hacerlo el pasado 8 de abril, pasando a formar parte de los 29 suprimidos desde la puesta en marcha del AVE. El que salía de Barcelona con destino París lo fue en diciembre de 2013.

El AVE se ha convertido pues en un tren rico para un país pobre en el que cada vez más surgen otros medios de desplazamiento más acordes con los míseros sueldos medios que imperan en la España actual. No solo el transporte colectivo ha incrementado sus adeptos, sino que el autocar, especialmente el nocturno, ha tenido un considerable aumento de viajeros, vista la poca sensibilidad de Renfe.

Alguna vez tendremos que pedir cuentas a nuestros políticos que, ajenos a lo que se venía encima y creyendo que todo el monte era orégano, hicieron de su capa un sayo y nos ignoraron por completo. Eso sí, ellos continúan encendiendo su tablet en un cómodo asiento del AVE pagado con sudor y lágrimas por todos nosotros.

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