‘Política, transporte urbano y vida cotidiana (1)’, por Josep López (Sabadell en Comú)

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Josep López. Coordinador de ICV en Sabadell y miembro de Sabadell en Comú

La pandemia está originando la adopción de medidas por parte de los gobiernos. Alguna de las más conocidas son: uso de mascarillas, distancia física entre personas, lavarse las manos… ahora se plantea que no haya reuniones o encuentros de más de 10 personas. Respecto a esta propuesta, relacionándola con el uso del transporte público en la ciudad, quiero hacer algunas consideraciones, con la voluntad de contribuir, con toda humildad, a mejorar situaciones que se dan en la vida colectiva cotidiana.

Llevo muchos años, siendo usuario habitual de los autobuses de Sabadell. En su momento, estuve en diferentes gobiernos municipales encabezados por Toni Farrés, coincidiendo con el inicio del funcionamiento de la nueva concesionaria TUS. Su actividad siempre ha sido muy bien valorada por la amplia mayoría de la ciudadanía y, por supuesto, por mi. Sin embargo, nadie se puede dormir en los laureles. Ni la concesionaria, ni el gobierno (encabezado por  la alcaldesa).

Hay varios aspectos que creo debieran mejorarse. En concreto, el número de personas que pueden ir en los vehículos. el diseño del interior de los autobuses y el recorrido de las líneas. Vayamos a lo concreto. Las líneas 1, 2,3, 5, 55, entre otras que conozco bastante bien, deberían reforzarse. Como consecuencia de la entrada y salida de los centros educativos, y después de las 13´30 horas, por el regreso a los domicilios, para comer. Muchas personas suben a los autobuses y se aglomeran, durante parte importante del trayecto.

Para ser coherentes con otras propuestas, sobre la reunión de personas, debiera aumentarse el número de autobuses, bien sea de forma generalizada, o para horarios concretos y trayectos concretos, que está demostrado que son los que tienen una abundante presencia de personas. Ayudaremos a batallar mejor contra la pandemia y a que el servicio sea todavía de más calidad, con un número razonable de personas usuarias, en el interior de los vehículos.

Otro aspecto importante es el diseño interior de los autobuses. Los nuevos híbridos, o por lo menos en los que yo he ido, han ganado dos asientos en la parte delantera y han perdido siete en el resto del vehículo. Es decir, han perdido cinco asientos. Los diferentes niveles, para acceder a los asientos son, a mi juicio, una dificultad para una parte importante de las personas usuarias, teniendo en cuenta su edad promedio. Creo que hay que intervenir en el diseño interior de los vehículos. Quizás no estaría mal que responsables técnicos y políticos viajaran habitualmente en el bus, para comprobar y valorar in situ. En mi opinión, no habría que descartar que algunos autobuses nuevos fueran mucho más largos que los actuales. Para algunas líneas concretas, por supuesto. Otra cosa es si debe haber microbuses, ante el planteamiento de que los vehículos no pasaran por el centro, y hubiera algunos que hicieran de lanzadera, entre el perímetro establecido y el núcleo principal urbano, donde se ubican parte importante de los principales servicios.

Respecto al trazado de las líneas, hay algunas que transcurren por trayectos donde hay parquímetros. Eso conlleva retrasos. El aparcamiento y la salida de las plazas de parquing, originan, en no pocas ocasiones, retenciones de los buses, con la consiguiente acumulación de minutos de retraso, si tenemos en cuenta la suma del conjunto de personas que componen el pasaje. En mi opinión, en todos los trayectos del bus, deben suprimirse los parquímetros, o el aparcamiento de vehículos particulares de todas las medidas, en batería, en ambos lados de la calle. Las líneas 2, 3, 4, 44, 5 y 55, como mínimo, lo agradecerían. Las líneas 1 y 2, que recorren el eje de la ciudad, podrían acompasar, creo, mejor las frecuencias. El transporte público urbano no puede competir en la fórmula 1, está claro, ni tampoco ir al ritmo de una cabalgata de reyes, aún y respetando los límites de velocidad.  Debe tener un funcionamiento estimulante para aumentar el número de personas usuarias. Los FGC, en su recorrido por la ciudad, son también un factor de disminución en el uso del autobús. Por lo que se ha difundido, parece que FGC aumentará el número de convoyes, que llegarán a nuestra ciudad, con lo que mejorarán las frecuencias. Para la ciudadanía, tener unos FGC y autobuses urbanos de calidad es una gran noticia, aunque debiera ser algo absolutamente normal. Estoy convencido que las personas responsables del ayuntamiento y de la concesionaria (cooperativa TUS) estarán permanentemente buscando mejoras para el servicio.

Reivindico que la política ha de ser un instrumento para mejorar las condiciones materiales de vida de las personas y, por tanto, para mejorar, también, todos aquellos aspectos (lo que en términos clásicos conocemos como salario social) que contribuyan a ello. Un buen transporte público urbano es, entre otras muchas cosas, una parte de salario social.

Hago, por último dos sugerencias: colocar dispensadores de gel desinfectante junto a las puertas de salida y repartir un folleto sencillo, en varios idiomas, que nos permita a las personas usuarias, que provenimos de todos los continentes, conocer nuestros derechos y también nuestros deberes.

Foto portada: desinfección de un autobús de la TUS. Autor: cedida. 

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