‘Y para el 2024…’, por Manuel Navas (FAV)

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas, presidente de la FAV Sabadell

Por razones diversas, la llegada de un nuevo año suele ir acompañada de propósitos individuales y/o colectivos de todo tipo. Desde la perspectiva social es momento para hacer balance del 2023 y retomar temas para el impredecible año que se avecina en el bien entendido que más que deseos se trata de la hoja de ruta en la que denunciar-proponer-movilizar respecto a reivindicaciones pendientes sin lo cual “pasarían” (más si cabe) de ellas quienes dirigen el mundo y nuestras vidas (el poder político -en casos elegidos por el pueblo- y el poder económico -al que nadie ha elegido-).

Los hechos nos dicen que el sistema que nos hemos dotado (sea por acción/omisión o impuesto/aceptado), no es útil para satisfacer las necesidades de la especie humana ni del planeta tierra. Datos que lo acreditan abundan: las inacabables y crueles guerras (Yemen, Sudan, Ucrania…) y el genocidio (sionismo israelí versus pueblo palestino); la hambruna que provoca diariamente cientos de miles de muertes; las masivas migraciones humanas huyendo del hambre, la muerte,…; el desarrollismo sin fin inasumible humana, social y planetariamente; el tráfico de armas; el tortuoso camino hacia la igualdad de género; etc. Dramas y muertes que, siendo evitables o cuanto menos mitigables a corto plazo, muestran la lógica depredadora e irracional del sistema.

En España, (que no se ha roto como auguraban los chamanes políticos) el disparate de determinadas élites políticas, llega al extremo de no aceptar el resultado de unas elecciones democráticas, generando una simbiosis entre derecha-extrema derecha echándose al monte bajo consignas de signo trumpista tan vacuas como “acabar con el sanchismo”, “España se rompe”, “gobierno ilegítimo”, lanzando una guerra cultural en toda regla con todo tipo de improperios, actitudes y simbología franquista respecto a los cuales, se está tardando demasiado en aplicar la ley para acabar con la impunidad que hacen gala quienes, incapaces de proponer alternativa salvo añorar la dictadura franquista, se limitan a promover algaradas frikis. Por lo demás, habrá que ir valorando las propuestas de gobierno progresista-izquierda que, sin ser una maravilla, lo cierto es que favorecen a la mayoría de la ciudadanía y en especial a las clases trabajadoras (incremento pensiones, gratuidad transporte, 0% del IVA en alimentos básico, suspensión temporal desahucios a familias vulnerables…) en un escenario donde popularmente se insiste cada vez más en un referéndum sobre la razón de ser de la decadente monarquía borbona.

En Catalunya, a la espera de elecciones autonómicas que aclare el panorama político tras los resultados de las elecciones generales y municipales que apuntan a un cambio de tendencia, algo no están haciendo bien si nos atenemos a la gestión de materias cuya competencia exclusiva corresponde a la Generalitat y en particular los relacionados más directamente con el Estado de Bienestar como la sanidad pública (listas de espera, concentración de la pediatría, Hospital Ernest Lluch, Urgencias Taulí, Asistencia Primaria, huelgas profesionales socio-sanitario…), las muertes evitables en las residencias durante la pandemia; la enseñanza (informe PISA, barracones en Sabadell…), los servicios sociales en general (ley de dependencia, 25% de exclusión social, residencias públicas…), que nos sitúan en los vagones de cola de las CCAA en cuanto a inversión de su PIB, con una hoja de ruta en la que ni aparece ni se la espera el aborda los problemas estructurales de esos servicios públicos.

En Sabadell, las elecciones municipales del 2023 otorgaron mayoría absoluta al PSC. Sin entrar en valorar méritos y desméritos de cada partido para obtener sus particulares resultados, se constata que somos una ciudad ideológicamente plural (7 partidos con representación institucional). Una realidad que no admite ni la arrogancia por detentar la mayoría de unos, ni la autorreferencia de una supuesta pureza ideológica de otros. Malos ejemplos los hemos tenido con el proceso de elección de la sindicatura o el incremento del 15% de impuestos municipales o con la estrategia del no por sistema. Como nunca llueve a gusto de todos, cualquier actuación/omisión de un gobierno democráticos pueden ser ensalzada o criticada. Faltaría más. Pero las personas, la ciudad y los barrios merecemos un proyecto municipalista consensuado entre los actores políticos-sociales-económicos para avanzar hacia un Sabadell lo más digno posible creando marcos participativos para contar con el talento y capital humano existente en la ciudad.

Después de una legislatura, condicionada por la pandemia y la guerra de Ucrania, existe hoy un contexto político relativamente favorable para gobernar, veremos cómo se gestiona. De entrada, desaparece, por la sequía, el SurfCity y sigue pendiente la Ronda Nord a la espera que la Generalitat recoja (o no) las propuestas de movimientos medioambientalistas y sociales. Además del mapa reivindicativo de cada barrio, entre otras respuestas necesarias para el 2024 de ámbito municipal/supramunicipal tenemos: la implementación del Reglamento de Participación, el comienzo de las obras de la residencia pública, el censo para desamiantar la ciudad, la construcción de vivienda social, la mejora de la limpieza y el mantenimiento de la ciudad y espacios/mobiliario público, los pisos de Els Merinals, la cohesión social, la seguridad y adopción de medidas respecto al incivismo, el plan de arbolado, los desahucios de familias vulnerables, el rodal en toda su amplitud, el hacer atractiva la ciudad para inversores, dotarnos de infraestructuras sociales deficitarias, recuperar la pediatra en los CAP’s, eficiencia en la gestión administrativa, etc. Temas incluidos en el mapa reivindicativo del movimiento vecinal que sumado a las aportaciones del resto de entidades configuran la aportación como municipio para que, actuando localmente con visión de futuro podamos incidir en la mejora de lo global.

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