Foto portada: Julio Anguita, durant l'entrevista. Autor: David B.

Anguita: “el único Estado que funciona en España es el mafioso”

  • El comunista asegura que la reforma posible del sistema institucional español “es tirar el edificio”.
  • Anguita mantiene que la ciudadanía organizada es la única vía de salida a la crisis total.

La figura de El Califa Rojo, como se conoció en sus años de gloria a Julio Anguita, se agranda con esta crisis. El que fue alcalde de Córboda y líder del Partido Comunista y de Izquierda Unida, recoge simpatías en un mundo, el de esta crisis, que casi ya no recuerda a la URSS, sus utopías y sus decepciones.

Julio Anguita es seguido por casi 50.000 personas en Facebook, abarrota salas y auditorios y sus vídeos concentran miles de visitas en Youtube. Se ha erigido, en fondo y forma, en adalid de la honradez y en dedo acusador de las injusticias del sistema. Además ahora y anunciándolo en Sabadell, con fuerzas renovadas, se ofrece como referente para abrir un nuevo proceso constitucional en España. Este viernes llenó el casal Pere Quart, y fue entrevistado por iSabadell.

¿Qué considera que ha pasado para que una palabra casi desconocida hace dos años como la prima de riesgo sea la peor pesadilla de los españoles y en cambio se hable cada día menos del paro, que es la traslación más grave de la crisis?
Ésta es una sociedad que ha cambiado las palabras. Ya no hay empresarios; ahora son emprendedores, que suena más dulce.

La austeridad, que para mí es una palabra muy hermosa se ha degradado en recortes, que no es lo mismo. Estamos en políticas de falsificación del lenguaje. Pero es normal que lo haga el poder. Desde la oposición hay que hacer un desmontaje de la involución lingüística. El lenguaje se está prostituyendo y hay que denunciarlo.

Circula por Twitter una frase: González negó el GAL, Aznar la autoría del 11M, ZP negó la crisis y ahora Rajoy el rescate. ¿Hay pasión por la mentira en España?
Estamos ante cuatros invidentes, que no veían la realidad. Zapatero no vio la crisis cuando había elementos claros. Y Aznar pensaba que apoyando al imperio íbamos a llevar, como Aquiles llevó el cadáver de Héctor, el del Imperio del Mal.

Este domingo que viene hay elecciones en Grecia y se habla que deben escoger entre seguir en el euro y no seguir. Usted hace tiempo que mantiene que lo mejor sería salir, también para España.
Sí, y no estoy solo. Ya hace años algunos decían que lo del euro era un disparate. Debe haber una moneda común cuando hay un estado común. Pero en un conjunto de estados con economías tan diferentes siempre acaba ganando el banco y aquí el banquero es Alemania. Cogió su moneda que se llamaba marco y le cambia el nombre y le pone euro. Al principio sale bien porque da la impresión que hay mucho dinero. Los préstamos se hacen pero luego se pasa la factura. Hoy en día, salir del euro sería durísimo pero seguir como ahora sería todavía más duro.

Y cuando fuera el españolito a comprar una barra de pan y costara 500 pesetas…
La elección no es entre lo mejor y lo bueno. Está en lo malo y lo menos malo. Salir del euro no arregla nada inmediatamente pero empieza a dar las posibilidades de cambiar. Y hoy la barra de pan ya no se puede comprar. Un informe del Defensor del Pueblo andaluz alerta de que las familias van en búsqueda del abuelito al asilo y lo traen porque es la única fuente de ingresos. Esto ya es algo de una degradación social, de una violación de los derechos humanos, de una vileza política que podría estar todo el día poniendo epítetos.

La intervención de Bankia, los escándalos que rodean a la Casa Real, la situación del presidente del Tribunal Supremo, Carlos Dívar… Parece que hay síntomas de descomposición en el Estado. ¿Cómo analiza la situación?
La corrupción se encuentra en los tres poderes del estado: legislativo, ejecutivo y judicial y llega hasta las más altas capas del Estado. Es el pan nuestro de cada día. Además, se indulta a delincuentes, una vicepresidenta del gobierno coge el teléfono y le dice al fiscal que no siga investigando al señor Botín.

En este país, no existe el derecho. Existe algo que se llama doble Estado. Junto al Estado oficial que no funciona, existe el Estado mafioso. Ese es el que funciona.

 ¿Y la ciudadanía dónde está en todo esto?
Parte se ha enfadado y organizado en eso que llamamos 15M. Una parte son profesionales o jóvenes que no van a encontrar trabajo. Echo de menos a los hijos de los trabajadores y de los barrios periféricos de las ciudades. Otra parte, que no sabe si va a comer el mes que viene, tiene miedo y el miedo crea la prudencia. Y otra con gritar ‘¡Viva la Roja!’ ya ha vivido seis meses. Pero eso ya lo inventaron los romanos hace siglo con el ‘Pan y circo’.

¿La ciudadanía no debe hacer autocrítica en este proceso? Es decir, aquello de comprar un piso por cinc millones y venderlo por 15. Tener tres coches, irse de vacaciones cada tres meses…
La ciudadanía se creyó que estaba ante el becerro de oro.

Para muchos sectores de la población parece que esta crisis sea una maldición divina o inevitable. No se oyen alternativas de la izquierda poniendo soluciones encima de la mesa. ¿Qué medidas de choque tomaría usted?
Esto de la crisis ya hubo un chalado llamado Carlos Marx amigo de otro chalado llamado Federico Engels que escribieron un libro, infame, que era El manifiesto comunista y allí ya se habla de la crisis del sistema.

El PIB mundial está en 60 millones de dólares y hay circulando 1.300. ¿Qué ha pasado aquí? Hay un sistema en descomposición y la globalización era también una filosofía de vida. Para salir hace falta un programa. No hay economista del mundo que se vaya a la pizarra y traiga la fórmula. No hay ninguna fuerza política que sea capaz de plantear una solución. Esto solo lo arregla la ciudadanía en armas políticas. Y para eso debe ser ciudadanía y organizarse. Hace falta un programa, algo que afecte a la gente, que sea sencillo, llamativo, que se pueda hacer y que arrastre a otras medidas.

A la gente hay que decirle que no volveremos a Cofidis. 3.000 euros al instante. Se acabó. La palabra austeridad, entendida desde su sentido etimológico, es una alternativa. Debe haber trabajo, vivienda, salud… y no una sociedad de consumo.

Pero ahí tenemos Syriza, que en estos momentos, gane o pierda, es la alternativa y con un discurso que se enfrenta a la UE. En Islandia ha habido una ciudadanía valiente. Pero en España hay un herencia católica que viene de los tiempos en la que esperamos que alguien nos resuelva el problema.

Y una tendencia a la picaresca también…
La gente cuando dicen ‘éste roba’ contesta ‘yo haría lo mismo’. La corrupción como modo de vida legitimado es una de las características que hoy tiene la sociedad española. Y la catalana también.

Vista la poca fiscalización del proceso Bankia y la opacidad del sistema financiero o que la ley electoral es injusta pese a que se dice se va a reformar. ¿Habría que hacer reformas de la arquitectura institucional de España?
La reforma del sistema institucional de España es tirar el edificio. Desde 1945 los servicios de EE.UU preveían que en España debía haber una transición con dos partidos. ¿Y qué es la transición? El sistema mediante el cual el sistema corrupto se mantiene dando la apariencia que hay alternativa.

Pero el PCE apoyó este proceso.
Sí, creíamos que estaba en situación de excepcionalidad y después se ha demostrado que de aquellos polvos vienen estos lodos. Hicimos autocrítica.

 ¿Cree que la ley electoral es reformable?
No podemos cambiar el tejado o el cuarto de baño de una casa que se está cayendo. Tienen que cambiarla entera. Nadie se cree que PSOE y PP quieran cambiar la ley. Son dos formaciones que están en la misma orilla. No son lo mismo pero están en la misma orilla.

Últimas consultas electorales. Hay un avance de la izquierda en Grecia o Francia,¿Cree usted que se está moviendo algo en Europa?
Parece ser que el señor Hollande está teniendo buenas maneras pero veremos cuando haga la faena completa.

¿Qué es de ser de izquierdas en el siglo XXI?
Igual que en el siglo I a.C. Estar en contra de la explotación, luchar por la libertad y que no haya personas en la miseria. Luchar por los derechos del ser humano. Ser de izquierdas es una filosofía, una cosmovisión que tiene al ser humano en el centro.

¿Qué opinión le parece la propuesta del pacto fiscal de Artur Mas?
¿Se refiere a que tengan el mismo tratamiento que el País Vasco? Discútase pero con el Estado en la mesa. Que entren todas las partes y veamos la solidaridad y la redistribución. Ahora bien, a palo seco y sin tener en cuenta todo el Estado ni las clases sociales, no.

Cuando la Catalunya de los nacionalistas conservadores se arroga el papel de ser la representante exclusiva de Catalunya en España comete un error. Mal que le pese al señor Mas, es el representante del Estado en Catalunya y forma parte de él.

¿Porqué hay tantos prejuicios? ¿Porqué en vez de demonizar no nos sentamos a discutir? Yo me quiero sentar a discutir con quien sea de lo que sea. Menos de los derechos humanos que no los discuto con nadie.

Para acabar, ¿qué análisis hace de la situación de los Ayuntamientos actualmente? En Combates de este tiempo ya recoge artículos de hace 30 años alertando de problemas en esta esfera.
El Estado se ha acicalado, se ha dado rímel y un poco de cosmética. Pero es el mismo que hace 30 años. Incluso cuando se criticaba el gobierno de la administración central por centralista. Cuando llegaron las comunidades, los centralistas fueron ellas. No han aprendido nada. Los ayuntamientos son un poder del Estado pero siguen descargando sobre ellos el cuento chino de entonces: somos como la criada a la que la señora pone a hacer de todo y encima no le paga.

¿Y los alcaldes no se han contaminado de la burocracia, los coches oficiales, de los pecados del Estado y las autonomías?
Hay alcaldes y alcaldes. No hay clase política sino clases de político. Hay algunos que deberían estar en Alcatraz y otros en el Empirio, y toda una gradación.

Entrevista por Jordi de Arriba y Antonio Santamaría. Foto: David B.

Comments are closed.