Ricardo Rosso

Ricardo Roso (Asamblea del bosque de Can Deu): “Hay un bosque devastado, que nadie cuida y en manos privadas”

De 64 años de edad, durante 15 años, hasta el 2004, fue presidente de la Asociación de Vecinos de Sant Julià. Este domingo por la mañana se celebra en el bosque una fiesta reivindicativa en colaboración con la Federación Entidades Culturales de Sabadell (FECUS) donde se realizará una recogida de firmas y se servirán migas.

¿Cuál es el origen de la Asamblea del Bosque de Can Deu?
El 9 de noviembre de 2014 se produjo una ventada que destruyó ocho de cada diez árboles, el bosque quedó en un estado desastroso. En la medida que vimos la necesidad que se debía hacer algo, se creó una asamblea permanente para reivindicar la recuperación del bosque tal y como estaba antes.

¿Qué significa el bosque de Can Deu para los barrios del norte de la ciudad?
Cuando se habla de Can Deu no se habla de un bosque del barrio. Can Deu es un bosque urbano y un pulmón de la ciudad. Es un bosque donde se hacen romerías, deportes, donde se va con la familia, se pasea, donde nuestros hijos se han criado. Por ello es un bosque querido por la ciudadanía. Por ello la asamblea está continuamente reivindicando la vuelta a su estado natural.

¿Ustedes reivindican la reforestación y la municipalización del bosque?
El bosque es propiedad de la Fundació Antiga Caixa Sabadell. Cuando se hicieron las primeras asambleas de la reforestación, en los depósitos del agua, venía el Ayuntamiento, los propietarios, la Fundació. En estas primeras asambleas, todo eran promesas sobre la reforestación y la limpieza del bosque. Así fue durante meses. Cada mes repetían el mismo discurso, hasta que el actual gobierno de la ciudad cambió el discurso diciendo que el bosque se tenía que autoregenerar. Ante eso nosotros dijimos que, es cierto, hay una parte que no necesita mucha ayuda, pero que en otra parte la ayuda es imprescindible. Hay zonas en las que en los últimos 30 años no ha crecido un solo pino, el pino blanco es precisamente una de las especies que más les cuesta reproducirse y veíamos la necesidad imperiosa de una reforestación.

Cuando después de mucho insistir en la reforestación, a través de miles de octavillas, cientos de pancartas y asambleas, la Fundació optó por una replantación en la que nosotros lógicamente participamos. Nosotros desde el minuto uno planteamos que la reforestación está muy bien, pero que antes hay que limpiar el bosque y dejarlo en unas condiciones óptimas para que pueden desarrollarse las nuevas plantas. Y, sobre todo, que se tuviera en cuenta que el pino blanco es un árbol invasor. No es una especie autóctona, no da apenas sombra, no atrae a ningún tipo de animal. Nosotros defendemos una reforestación con árboles autóctonos: pino rojo, encina, roble…Entonces la Fundació, basándose en una política de gastar lo menos posible, ni siquiera llegó a emplear el dinero que había recogido con la venta de leña, lo cual es indignante.

¿Qué ocurrió con la venta de leña?
Cuando pasó la catástrofe se contactó con algunas empresas para retirar los árboles caídos y la leña resultante se vendió. Nosotros siempre defendimos que ese dinero se tenía que emplear en el bosque y no podía servir de beneficio para nadie. Dos meses después de retirarse los árboles, tuvimos que denunciar una tala ilegal de encinas donde acudió la Policía Municipal y elaboró unos informes diciendo que aquello era una salvajada. Ni el Ayuntamiento, ni la Fundació dijeron nada. Según ellos la limpieza ya se había realizado y se siguió con la tala de encinas. El resultado fue que, en el bosque de Sant Julià, no ha quedado ni una encina. Curiosamente las únicas encinas centenarias que han quedado son las que están pegando a la masía de Can Deu.

¿Emprendieron alguna acción legal al respecto?
No, lo dejamos en manos del Ayuntamiento a través de los informes policiales y no han tocado el tema. Imagino que no interesará. El informe de la policía fue desgarrador, acusaba de una tala ilegal que es muy distinto de una tala controlada, como pretendió vender el Ayuntamiento. En ésta un técnico forestal marca lo que hay que cortar. Aquí el técnico que vino pertenecía a la empresa que explotaba las maderas. Tenemos que pensar que se acerca un verano muy caluroso, que las lluvias han provocado que zarzas y las malas hierbas proliferen y estén matando a las encinas plantadas de 30 cm. Es lamentable que la Fundació se dedique a plantar más pinos blancos y encinas de 30 cm sin protección. Esto nos demuestra que no tienen ningún interés en recuperar el bosque, sino que están cubriendo el expediente y conformar a la ciudadanía diciendo que están haciendo cosas. En realidad, la primera vez que fuimos a regar, en la primera fase que se replantó en la zona de Vallehermoso, éramos unas 30 personas, la segunda ya éramos menos y la tercera, la semana pasada, fue de pena. Lo que no se puede pretender es que la gente se haga responsable de todo lo que se replantó. Es la Fundació, los propietarios del bosque, quienes tienen que velar porque esos árboles se rieguen.

Hemos de aprender la lección del circuito por donde pasa el gaseoducto. Llevamos reivindicando mucho tiempo que, por donde pasa el gaseoducto, no ha vuelto a crecer un pino, los árboles que plantaron se secaron todos porque no se regaron. El Ayuntamiento nos aseguró que tenía una fianza para ese fin, como se lo hemos recordado un montón de veces, para que la recupere para la replantación. No lo quieren hacer. A las entidades, parece ser, que no les preocupa mucho las consecuencias del gaseoducto.

¿En qué consiste su propuesta de municipalización del bosque?
Ciudadanos, el único partido que ha intentado hacer algo por el bosque, presentó en ese sentido una moción al Ayuntamiento. En el Consell de Districte se aprobó la reforestación y municipalización. Estamos en esa lucha porque pensamos que es lo que necesita el bosque. Del bosque de Sant Julià se quitó primero un trocito para hacer el barrio, que me parece perfecto, después se quitó otro trocito para hacer el colegio, lo cual me parece perfecto, luego se quitó un trocito más para hacer unas casas, lo cual ya no me parece tan perfecto.

¿Cuál es la situación? Hay un bosque devastado, que no cuida nadie y está en manos privadas. Queremos, para las futuras generaciones, garantizar ese bosque. De la misma manera que fue a parar a la Caixa a un precio simbólico, queremos que lo recupere el Ayuntamiento y que del mantenimiento se haga cargo la Diputación. No queremos que el Ayuntamiento se embarque en un gasto extraordinario, ni mucho menos. Al contrario, estamos dispuestos a apoyar al Ayuntamiento en esta gestión, a acompañarlo y forzar que sea municipalizado para que se garantice que allí nunca más habrá una nueva construcción. El bosque de Can Deu tiene muchas posibilidades, el pantano de Ribatallada, todos barrancos que forman un conjunto natural.

¿Qué respuestas han tenido desde el Ayuntamiento?
Cuando se aprobó en el Consell de Districte la reforestación y municipalización, llevamos el programa del actual equipo de gobierno donde se hablaba de municipalizar servicios. Nosotros les exigimos, una vez más, que cumplieran ese compromiso y que empezaran las gestiones en ese sentido. El Ayuntamiento no está por esta labor. Pasa olímpicamente de este tema, al igual que los partidos políticos.

¿Cuáles son sus interlocutores con el Ayuntamiento?
Primero fue Maties Serracant y ahora Joan Berlanga. Al principio, Serracant venía a las asambleas y al final acabó diciendo que el bosque no necesita ayuda. Te están diciendo que, para tema de subvenciones, la Fundació es muy necesaria y que el bosque se autoregenera solo. Esto no es cierto. Además, consideramos que, dada la cantidad de flora y fauna que tiene el bosque, a través del Vapor Llonch, se podrían crear puestos de trabajo que durante un tiempo facilitaran la labor de recuperación del bosque. En lugar de hacer un cursillo de camarero, para acabar cobrando 600 euros al mes, que cojan gente del paro y les den la posibilidad de recuperar el bosque y tener un trabajo durante un tiempo. Los partidos políticos y el Ayuntamiento acabarán mojándose porque es en bien de la ciudad.

¿Cuáles son sus perspectivas de cara al futuro?
La Fundació ha sido muy hábil mandando unas cartas a las entidades sobre la reforestación. Sinceramente, cuando recibes una carta donde se da la posibilidad de replantar un pino en un bosque que ha sido arrasado, la gente colaboró con alegría. Pero detrás de eso hay una dejadez. Hay que elaborar un plan de limpieza, un plan de riego. La ciudadanía no puede hacerse cargo de cinco mil árboles. Es absurdo. Creemos que, con la flora y fauna que existe, tenemos la posibilidad de tener un bosque urbano en condiciones. Hace falta un poco de voluntad política y económica para dar resplandor a esta parte de la ciudad que es el bosque de Can Deu.

Foto portada: Roso, este jueves. Autor: David B. 

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