Las dos últimas visitas de Franco (1962 y 1963)

El dictador, que había visitado Sabadell en 1941 y 1947 (más info: ‘Las dos primeras visitas de Franco‘), regresó a la ciudad con motivo de la gran riada de 1962 y volvió ocho meses después para inspeccionar las obras de reconstrucción realizadas.

El 25 de septiembre de 1962, tras una larga sequía, cayeron sobre el Vallès Occidental y, en menor medida, en el Vallès Oriental y Barcelonès, grandes precipitaciones de 212 litros por metro cuadrado. En menos de tres horas se desbordaron las cuencas del Llobregat y Besòs. La avenida causó entre un millar y 600 muertos, miles de heridos y pérdidas de miles de millones de pesetas.

La riada afectó a Terrassa, Rubí, Ripollet, Cerdanyola, Sant Quirze, Sabadell, Mollet y Sant Adrià del Besòs. En Sabadell, el Ripoll y las rieras desbordadas anegaron las viviendas y las industrias ubicadas en el lecho del río. Los barrios más afectados fueron Torre-romeu, Can Puiggener la Plana del Pintor y Campoamor, contabilizándose 32 muertos. Al día siguiente se calculó que la riada afectaba al 80 por ciento de las industrias de aprestos y acabados de la ciudad, que suponían el 40 por ciento de la capacidad española. Todas las fábricas situadas en el lecho del río resultaron afectadas. Tintorería Castelló, inaugurada pocos días y con maquinaria nueva, quedó totalmente destruida. Otras factorías seriamente dañadas fueron Acabados Estruch, Tintes y Aprestos Casanovas Argelaguet, Ramon Buxó e hijos, Industrias Casablancas, Llorens y Torra, Grau SA o  Sabadell Textil. Las pérdidas se calcularon en 431 millones de pesetas para el sector textil y 25 millones para el sector no textil.

Las causas del desastre deben vincularse con el desarrollo urbanístico caótico de la comarca, con el asentamiento de población inmigrante con viviendas de escasa calidad, edificadas en terrenos inundables en terrenos cuyos propietarios eran a menudo los mismos fabricantes o los jerarcas el régimen.

Créditos y propaganda

El franquismo puso en marcha toda su maquinaria política y propagandística para paliar los efectos de una catástrofe que apuntaba directamente a la negligencia criminal y la corrupción generalizada del régimen.

Franco i l'alcalde Llonch, al balcó de l'Ajuntament.
Franco i l’alcalde Llonch, al balcó de l’Ajuntament.

El 1 de octubre de 1962 el Consejo de Ministros, reunido en Barcelona, acordó conceder diversos créditos, a través del Banco de España y avalados por la Diputación de Barcelona, por valor de 1.000 millones de pesetas a los afectados, representados por el Gremio de Fabricantes de Sabadell y el Instituto Industrial de Terrassa, y 500 millones más a personas y entidades no afiliadas a ambas patronales. Además, se otorgaron subvenciones vía declaración de zona catastrófica y mediante desgravaciones fiscales y moratorias a diversos impuestos sobre los beneficios empresariales. Esto sin contar con los seguros privados suscritos por muchas empresas.

El 2 de octubre de 1962, Francisco Franco Bahamonde visitó las localidades afectadas acompañado por el vicepresidente del gobierno, el capitán general Agustín Muñoz Grandes, gran parte de sus ministros, los jefes de las Casas Civil y Militar del dictador, el capitán general de la región militar,  el presidente de la Diputación y otras autoridades civiles y policiales.

Tras recorrer Sant Adrià del Besòs, Montcada y Ripollet, el dictador llegó a Sabadell a las 11.45 horas donde, según la crónica de La Vanguardia Española, fue aclamado en la Rambla del Caudillo por más de 100.000 personas: “una compacta masa humana, vibrante y enfervorizada, no cesó de tributar al Jefe del Estado sus aclamaciones y vítores”, decía el rotativo. En primer lugar, se dirigió a la zona industrial más afectada. Tras cruzar el puente provisional sobre el Ripoll, visitó las factorías de aprestos Grau SA, y Sabadell Textil. En ambas fábricas fue acompañado del alcalde de la ciudad, Antonio Llonch Gambús, donde fue recibido por los propietarios y personal directivo.

Los discursos del alcalde Llonch y Franco

Posteriormente, se desplazó al Ayuntamiento donde fue saludado por la Corporación municipal y diversas comisiones de empresarios y trabajadores. El alcalde Llonch  pronunció un discurso, retransmitido por altavoces y reproducido íntegramente por La Vanguardia Española. Tras agradecer “la prueba de afecto que nos dispensáis al acompañarnos y alentarnos, como auténtico padre, en el vivo dolor que sentimos por la calamidad que tan inesperadamente ha caído sobre nosotros”, elogió las órdenes cursadas a sus ministros para “encauzar rápidamente su resurgimiento en todos los órdenes, tanto en el social como en el económico” y que valoró como “las más necesarias para el resurgimiento de nuestra querida ciudad”.

Así aseguró que “reconstruiremos todo lo destruido y Sabadell volverá a ser otra vez fuente de riqueza para la patria, como corresponde a la ciudad formada por el trabajo, como tan certeramente la definisteis la primera vez que se honró con vuestra visita, hace 20 años. Trabajando, y ahora más que nunca, podremos salvaguardar el pan de esta gran masa productora que, procedente de los campos de todas las regiones de la patria, ha ido viniendo aquí con la ilusión de superarse y elevar su nivel de vida. Sabadell tenía hace 25o años 45.000 habitantes. Hoy estamos oficialmente en los 110.000. Ello demuestra que en nuestra ciudad hemos sabido acoger con los brazos abiertos a millares de españoles hermanos nuestros, ávidos de trabajo, de superación social y humana”. El discurso del alcalde finalizó “con prolongados aplausos y vivas a Franco”. Acto seguido el dictador salió al balcón del Ayuntamiento para pronunciar el siguiente discurso:

Catalanes, sabadellenses, españoles todos. He venido para saludaros y agradeceros vuestra entrega al trabajo, y para deciros, en nombre de toda la nación, que se siente solidaria con vosotros, con vuestros dolores y con vuestros trabajos, y os alienta y acompaña para la reconstrucción de toda esta comarca, para el progreso y renacimiento de vuestras industrias, para la defensa y canalización de vuestros ríos (…) He enviado desde el primer momento al vicepresidente del Gobierno, general Muñoz Grandes y a un grupo de nuestros ministros, aquellos más directamente relacionados con el remedio de la desgracia que sufrís, y aquí han estado trabajando con vosotros desde las primeras horas. Y ahora he venido yo a recoger vuestros anhelos y a visitar la zona, aunando todos los esfuerzos del Gobierno, todos los esfuerzos del Régimen; todo el esfuerzo de la nación para la reconstrucción más rápida y completa. Yo espero que la próxima primavera podré ver los campos rientes al sol y las fábricas trabajando con sus ruidos y su ritmo acompasado, y a vosotros ya satisfechos porque habéis comprendido que la España nueva, la España que forjamos, no se amilana ni se achica ante estas catástrofes, sino que va siempre a la batalla. ¡Arriba España!”.

El discurso fue acogido con una ovación de varios minutos, tras lo cual regresó a Barcelona.

Franco vuelve a la ciudad  

La tarde del 19 de junio de 1963, Franco regresó a Sabadell para hacer honor a sus compromisos e inspeccionar las obras realizadas. El dictador vino acompañado por siete ministros, el presidente del Consejo de Economía Nacional, Pedro Gual Villalbí, los jefes de las Casas Civil y Militar, el capitán general de Catalunya, gobernador civil, presidente de la Diputación y otras autoridades.

Para asegurar el éxito de la visita la Delegación Provincial Sindical decretó que la jornada laboral finalizase a las tres de la tarde. Los balcones y ventanas se engalanaron profusamente con banderas nacionales y retratos de Franco. En diversos sectores de la ciudad se levantaron grandes arcos triunfales con leyendas de salutación. En todos los árboles de las carreteras en dirección a Sabadell se colgaron retratos del dictador con frases de bienvenida. A la entrada de la ciudad, una pancarta decía: ‘Caudillo de España. Recibid el afecto de Sabadell’.

A las 17.15h Franco hizo su entrada triunfal, procedente de Ripollet y Barberà del Vallès, entonces denominada Santa María de Barbará. Una multitud se agolpó en la Rambla del Caudillo donde una representación de ex combatientes enarbolaban una pancarta con la inscripción: ‘Franco. Contigo hasta la muerte’. A la altura de los sindicatos, en otra pancarta de grandes dimensiones podía leerse: ‘Los Sindicatos de Sabadell al primer trabajador de España’.

En la plaza de Sant Roc se congregó una multitud con banderas españolas y del Movimiento, así como numerosas pancartas. Entre el público se hallaban representantes de Sant Quirze, Polinyà, Santa Perpètua, Palau-solità o Sentmenat, así como una representación de los damnificados en las inundaciones. Al bajar del automóvil, la Banda Municipal tocó el himno nacional, al tiempo que el dictador fue recibido por el alcalde Llonch al frente de la Corporación municipal,  el arcipreste de San Félix, doctor Vilaseca, el juez de primera instancia, Baltasar Berenguer, el teniente coronel de la Guardia Civil, Carlos González, el comisario de policía, Luis López, el capitán de la Policía Armada, don Manuel Martínez, y otras autoridades y jerarcas locales. En el vestíbulo del Ayuntamiento le esperaban representantes del Gremio de Fabricantes, Banco de Sabadell, Cámara de Comercio e Industria, Cámara de la Propiedad, Colegio de Abogados y Procuradores así como otras entidades económicas y culturales. También estaban los jerarcas Consejo Comarcal del Movimiento y el hijo del alcalde Marcet, José Mª Marcet Figueras, que le fue presentado por el alcalde.

Retórica franquista

En la sala de plenos el alcalde Llonch pronunció un discurso que constituye todo un ejemplo de la retórica franquista. “Como prometisteis, nuevamente tenemos la alegría y el estimulo de vuestra visita” y “nuestro gozo sin límites, por teneros entre nosotros”. Acto seguido glosó los trabajos realizados desde la riada. “Desde entonces, hemos trabajado, mucho y bien, para corresponder así a la confianza que en nosotros depositasteis. Con vuestra ayuda y la de España, que nos ofrecisteis con generosidad de padre, hemos vencido la destrucción, hemos reconstruido nuestros instrumentos de trabajo, nuestras fábricas, nuestras viviendas. Tal como vos supisteis, presentir, los campos vuelven a reír al sol, a ese sol incomparable de España, las fábricas vuelven a trabajar y nosotros estamos ya satisfechos (…) Por vuestra extraordinaria ayuda, que ha posibilitado la reconstrucción de las fábricas y ha permitido que nuestros obreros pudieran seguir ganando con su trabajo el pan de cada día, en su nombre y con su gratitud os decimos, una vez más: gracias. Por estos millares de viviendas que se están levantando, promesa de ansiado hogar propio para millares de sabadellenses, por las ingentes obras de defensa y acondicionamiento de nuestro rio, que nos darán la seguridad de un futuro sin sobresaltos, también os decimos, gracias, gracias, gracias Excelentísimo señor (…) Sabadell ha cumplido su promesa y espera, en posición de firmes, antes Vos, vuestras órdenes para dar el nuevo paso al frente en el camino de grandeza y superación constantes, que Vos trazáis de continuo, para mayor gloria de España”.

Franco, a la dreta.
Franco, a la dreta.

Acto seguido el alcalde le impuso la medalla de la Virgen de la Salud. Tras estas palabras, el dictador se asomó al balcón del Ayuntamiento para ser aclamado por la multitud y pronunciar su discurso. Después de agradecer las “pruebas de afecto que me dais”, subrayó que en la comarca se “concentraron todos los elementos importantes de la nación que trabajaban en otros lugares para poder resolver vuestros problemas”. Un reto que pudo superarse porque “contábamos con unas organizaciones de trabajo adecuadas, porque había una política de obras públicas y existían empresarios y medios para poder reparar en corto tiempo los daños producidos por la catástrofe (…)  porque existía una política inicial de renovación de nuestras industrias y una administración preparada que nos ha permitido, también, enfrentarnos con este problema; porque contábamos con una firme política de la vivienda con organismos y planes urbanísticos; porque había una política nacional de crédito, de estímulo y fomento de la riqueza y de multiplicación de los bienes, que nos ha permitido atender a los distintos problemas; y, sobre todo, porque practicamos una política social que abre las puertas a una porción de conquistas y de realizaciones”.

Además, aseguró que “en España existe un enorme mercado en potencia, para la colocación de vuestros productos que está representado por la elevación del nivel de vida de todos los españoles consumidores de vuestros productos (…)  Esta eficacia de nuestro sistema y de nuestra política es cierto que despierta, fronteras afuera, una odiosidad hacia el Régimen por su eficacia política. Necesitamos y queremos un puesto en Europa, en el concierto de los pueblos y esto no se regala; hemos de abrirnos paso a codazos, cosa muy fácil con la unidad y la solidaridad más estrecha entre los pueblos. Nosotros tenemos la razón, y vosotros, con esta unidad, sois el respaldo de esta razón. ¡Arriba España!”

Tras el discurso contempló la exposición de planos y fotografías de la labor de reconstrucción realizada para reparar los daños de las inundaciones. Asimismo fue informado sobre las obras de encauzamiento del Ripoll en construcción. Luego visitó algunas de las fábricas reconstruidas como Tintes y Aprestos Casanovas Argelaguet, Industrias Textiles Varias y Grau SA donde fue recibido por sus propietarios, el presidente del Gremio de Fabricantes, José Casas, y el decano de la Facultad de Económicas, Fabián Estapé.

Polígono Espronceda

El periplo finalizó en el Polígono Espronceda donde se estaban construyendo 1.479 viviendas a cargo de la Obra Sindical del Hogar. Unas obras iniciadas unos meses antes y que estaba previsto que finalizasen antes de acabar el año. Los bloques de cuatro, cinco, diez y hasta diecisiete plantas constarían de tres y cuatro dormitorios, cuarto de estar, baño y aseo. Allí se congregó una gran multitud, en la obra se colgaron numerosas banderas españolas, grandes retratos de Franco, arcos y pancartas de bienvenida. También se estacionó toda la flota de taxis de la ciudad, que hicieron sonar los cláxones, mientras la Banda Municipal interpretó el himno nacional.

El dictador acompañado por los ministros, el alcalde, el capitán general y el presidente de la Diputación visitó dos de los bloques casi concluidos y recorrió algunas viviendas. Unos edificios construidos con materiales de pésima calidad y deficiente ejecución en los que pronto empezaron a detectarse graves desperfectos estructurales que obligarían a realizar diversas y costosas reparaciones. A ello se unió la carencia de las mínimas previsiones de urbanización del barrio y mediante unas expropiaciones de terrenos fraudulentas, como recordó El Bergantín de Espronceda en 2007. Inmediatamente después, Franco y su séquito emprendieron el regreso a Barcelona, pasando por Cerdanyola. Esta sería la última ocasión que el dictador visitó la ciudad.

Bibliografia

BENAUL, Josep Maria (director). El Gremi de Fabricants de Sabadell (1559-2009). Fundació Gremi de Fabricants de Sabadell, 2009.
CASTELLS, Andreu. Sabadell, informe de l’oposició. El franquisme i l’oposició sabadellenca (1939-1976). Edicions Riutort, Sabadell, 1983.
El Bergantín de Espronceda. Revista bimensual del Polígono Espronceda, 3ª etapa, nº 15, noviembre-diciembre, 2007.
La Vanguardia Española, 3 de octubre de 1962 y 20 de junio de 1963.
Sabadell, octubre de 1962 y junio de 1963.

Foto portada: Franco desde el consistorio. Autor: Pérez de Rozas / La Vanguardia

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