ARTÍCULO DE OPINIÓN
Francisco Martínez, Vocalia d’Educació i Cultura de la FAV y Manuel Navas, presidente de la FAV
La crítica a la juventud por determinados comportamientos (botellón) o por la errónea conclusión de que no tienen valores, cuando evidentemente los tienen, si bien no tienen por qué coincidir siempre con los de quienes los critican, debido tanto a la propia idiosincrasia generacional como por estar sufriendo un mundo precarizado, sin futuro, en el que, social y políticamente, apenas se les tiene en cuenta y cuya alternativa son las falsas soluciones del “sálvese quien pueda”. Y en tales condiciones en las que solo cabe la indignación, unido al sentimiento de impotencia para modificar tan negra situación, culpabilizar a las víctimas es una hipocresía. Y sigue lloviendo sobre mojado.
Ahora, miles de jóvenes de Catalunya no podrán cursar el ciclo de FP que quieren y, en el mejor de los casos, deberán hacerlo en otras especialidades lo que significa un potencial aumento en el riesgo de abandono escolar prematuro por la asignación de otra opción no prioritaria (Cataluña con un 40% de abandono muy por encima de la media de España situada en el 19 por ciento).
En Sabadell, más de 1.500 que han finalizado la ESO están en la misma situación. Otro agravio para los jóvenes de las clases trabajadoras que vuelven a sufrir las consecuencias de una imperdonable falta de planificación y de recursos del Govern de la Generalitat más enrocado en lo suyo y el cainismo político, que en atender las necesidades y problemas reales de la gente.
Y no cabe alegar que el aumento de la demanda ha venido de sorpresa porque desde abril disponían de las inscripciones que reflejaban un fuerte aumento (que viene a marcar una tendencia al alza de la Formación Profesional que por lógica debería servir para adecuar la oferta a la creciente demanda), pero esa información, o no les llegó al Conseller Josep Gonzàlez, lo que cuesta creer, o lo que es peor, si le llegó, no supo interpretar esos datos y poner los recursos humanos y materiales necesarios para dar respuesta preventivas y adecuadas a esta situación como corresponde y es exigible al máximo responsable de educación de Catalunya y no, como está haciendo ahora, mal y tarde, aplicar políticas reactivas de dudosa eficacia para tapar agujeros.
La deficiente planificación en orden a atender la demanda de alumnado, también alcanza en nuestra ciudad a los equipamientos e infraestructuras. Ni se están cumpliendo los plazos del Arraona, ni existe un plan económico-financiero para l’Institut Narcisa Freixas, ni para una nueva escuela de dos líneas en La Creu Alta y por fin, en buena parte por la lucha vecinal, se puso en marcha la escuela Virolet. Y, para que nadie se llame a engaño, conviene recordar que es la Generalitat quien tiene las competencias exclusivas en educación y la obligación de dar respuestas a las necesidades que padecemos en Sabadell.
Con semejante panorama y sabiendo que se está condenando a generaciones de jóvenes al ostracismo y con un paro juvenil insostenible, y si nos atenemos a los hechos, no puede entenderse el por qué los responsables políticos de Catalunya no sitúen en la lista de prioridades las políticas públicas de educación y más cuando estamos padeciendo las secuelas de la pandemia también de la calidad educativa que ha dejado al descubierto las brechas de desigualdad entre el alumnado en función de la clase social, y que para mayor desatino, según fuentes sindicales, este año, incomprensiblemente, comienza el curso con 17.000 profesores menos. No atender la demanda proveniente esencialmente de jóvenes de clases populares es apostar objetivamente por la desigualdad social que, para las personas que creemos en una sociedad más equitativa, es algo inaceptable y denunciable.
Foto portada: mòduls provisionals de l’institut Narcisa Freixas. Autor: David B
