ARTÍCULO DE OPINIÓN
Secretariado de la Federació d’Associacions de Veïns de Sabadell
Entre las organizaciones sociales, sindicales y políticas que vivieron clandestinamente o bajo una tolerancia vigilada durante la dictadura franquista, el movimiento vecinal, realizó una importante aportación en la lucha por las libertades democrática a partir de las movilizaciones para conseguir mejorar las condiciones de vida en los barrios y trabajando codo con codo con el movimiento obrero (en Sabadell, fue significativo su papel en las huelga general y en la de metal por ejemplo).
Desde la llegada de la democracia hasta la actualidad, el movimiento vecinal ha pasado por diversos avatares. Hoy, con una crisis económica causante de situaciones gravísimas para amplios sectores de la ciudadanía, debido al ataque sin precedentes al Estado de Bienestar (recortes en todos los órdenes sociales y económicos), se ha producido un cambio de escenario que obliga a repensar las estrategias y adecuarlas al nuevo contexto (como el resto de organizaciones sociales y políticas).
No obstante, hay que partir de la base que el movimiento vecinal tiene a sus espaldas un bagaje indiscutible y unos valores que se han ido forjando con el tiempo formando parte intrínseca de su razón de ser: la defensa del Sabadell de los barrios y las personas, entendiendo los barrios como espacio de identidad, cohesión e inclusión donde vecinos se sientan partícipes y corresponsable del presente y futuro del territorio; de compromiso con la justicia medioambiental; la construcción de la democracia urbana (acceso a la esfera sobre la decisión y gestión colectiva)
Por lo que no es presuntuoso afirmar que, en buena medida, las asociaciones de vecinos son una escuela de democracia y pluralismo. Se tratan de entidades abiertas a todo el barrio sin distinción, y son los socios, elegidos democráticamente por la asamblea, quienes asumen el encargo de velar por los intereses del barrio, con la singularidad que se tratan de personas que a título individual y voluntariamente, sin ningún tipo de compensación y en ocasiones con incomprensiones, dedican su tiempo y energía, en resolver los problemas de los barrios. Unos barrios que, no debe olvidarse, son heterogéneos y con intereses diversos, con personas de diferentes ideologías y sensibilidades. Y precisamente ese pluralismo y diversidad, como valor genuino, es garantía de su independencia respecto a los partidos políticos.
No obstante, sería una ingenuidad creer que las asociaciones representan a todos los vecinos de un barrio, porque es evidente en un barrio existen múltiples intereses y resulta imposible recogerlos todos. Las asociaciones se representan a sí mismas, a los socios que forman parte de la entidad y a las personas o colectivos afectados por un determinado problema (equipamientos, urbanísticos, medioambientales, inseguridad, etc.), que se dirigen a la asociación para canalizar su demanda. La fuerza de las asociaciones, más que en su representatividad, (en el registro de socios), radica en una legitimidad fruto de la experiencia acumulada de trabajo constante y de la sensibilidad para identificar, articular y dar respuesta a los problemas que aparecen en los barrios y pese a las dificultades y detractores, con un balance de resultados positivos en las reivindicaciones.
Las asociaciones, que tienen funciones propias y distintas a las de los partidos y otras organizaciones, para llevar a cabo su trabajo, se dotaron de la Federació d’Associació de Veïns de Sabadell (FAVS), un espacio de coordinación, reflexión y acción, que permite articular las demandas de los barrios a escala de ciudad (como la sanidad, servicios sociales, etc.), que se ha convertido en referencia obligada de todo el movimiento vecinal.
Tenemos la certeza de que las asociaciones son un elemento imprescindible para construir ciudades más justas y solidarias y es por eso que tenemos la responsabilidad ética y moral de levantarnos y comprometernos en la denuncia y búsqueda de soluciones a partir del trabajo de proximidad que realizamos, en definitiva, estamos convencidos que las asociaciones son un elemento necesario para la vida democrática de nuestra ciudad.
Varios son los retos que tiene delante de sí el movimiento vecinal para cumplir su rol y dar respuesta a los problemas y evitar anquilosarse. El repensar la aplicación de los tres pilares básicos de su actividad como es la combinación de la movilización, negociación y participación, debe presidir cualquier reflexión que se precie como la que se pretende llevar a cabo el sábado 26 de octubre en la jornada organizada por la FAVS bajo el nombre “el moviment veïnal en un context de crisi”. Como decía Heidegger, el origen está ante nosotros.
El movimiento vecinal y el sindical y los partidos políticos, están totalmente acabados, los tres les han dado la espalda a la sociedad, no defienden a nadie se han estancados bajo el paraguas de los poderes facticos. Son una falsa y unos traidores al pueblo.