Garzón-y-Madina

Opinión: ‘Salida a la izquierda’

Hace unas semanas tuve oportunidad de escuchar a un político que pretendía convencernos de que los dirigentes que tenían que gobernar nuestro país en los próximos años todavía no habían nacido. Dicho así no se equivocaba porque es evidente que los que se sientan en los escaños no siempre son los mismos y siempre nacen antes que los que ya están allí sentados. Supongo que se refería a que en esta época que nos ha tocado vivir, rodeados de crisis por todas partes, los que nos tienen que sacar del atolladero todavía son adolescentes o siguen en la universidad. Así sí que le encuentro una explicación porque si tenemos que esperar a que nazca el mesías salvador, lo llevamos claro.

En mi modesta opinión creo que no hay que ir tan lejos y pienso que esas personas se encuentran ya trabajando por los intereses de sus ciudadanos, que somos nosotros. Sin menospreciar la labor que puedan hacer otros y que seguramente no conozco, quiero centrarme en dos parlamentarios que pueden contribuir al cambio o al menos a auxiliar a la empobrecida sociedad española que se dirige a pasos agigantados hacia el abismo. Esto, sin duda, con el permiso de los grandes especuladores, Fondo Monerario Internacional, Merkel y otras moscas cojoneras que nos lo están poniendo muy difícil.

En primer lugar, subrayo el nombre de Eduardo Madina, del PSOE, al que muchos socialistas ven como recambio a un deteriorado y falto de ideas Alfredo Pérez Rubalcaba. Con 37 años, admirador del histórico dirigente vasco Txiqui Benegas, forjado en las bases vascas del Partido Socialista de Euskadi y con el apoyo de Patxi López, Madina puede convertirse en el bálsamo que cure las profundas heridas de un partido que se desangra sin que la vieja guardia reaccione. Esto, claro está, si ese búnker anclado en las profundas aguas inamovibles que es ahora el PSOE apuesta por él y por un cambio de rumbo en las ideas que ya no se sostienen por ninguna parte. Madina, que sufrió en sus propias carnes la violencia de ETA, sigue con prudencia los mini movimientos de su partido, esperando, quizás, a que las bases se rebelen contra el inmovilismo del aparato del partido que solamente está consiguiendo su hundimiento en las encuestas. Si bien es verdad que Eduardo Madina es parco en palabras y está todavía muy arraigado a la temática vasca, decantándose también por la política internacional, puede tener su momento en los próximos meses, si, por fin, se produce la esperada dimisión de Rubalcaba.

Otro parlamentario a tener en cuenta es Alberto Garzón Espinosa, diputado de Izquierda Unida por Málaga desde 2011. Con 27 años, es el diputado más joven del Congreso de los Diputados, habiendo publicado ya dos libros, el último La gran estafa, que tiene visos de ser un éxito de ventas. A diferencia de Madina, cuenta con una página web, Pijus Economicus, donde da cuenta de su trayectoria y actividades, así como de toda la información referente a sus ingresos, bienes y patrimonio. Sus ideas, muy alejadas de las de Eduardo Madina, tienen que ver con la implicación de la sociedad para solucionar los problemas. No en vano, procede de movimientos sociales y está muy vinculado al 15-M y a las plataformas en defensa de los desahuciados.

En sus dos libros, de lectura fácil y comprensible, saca los colores a un PSOE del que denuncia su falta de sensibilidad hacia los problemas reales de la gente y del que nos recuerda que votó junto al PP para cambiar la Constitución sin consultar a los ciudadanos. Ese cambio ha supuesto que el pago de la deuda sea primordial y pase por encima de los intereses de las personas. Según Garzón, esto es la muerte de nuestra economía y creará más paro y más miseria. Su propuesta, como cabe suponer, es negarse a pagarla: así de claro. A pesar de que Izquierda Unida sube en las encuestas, Cayo Lara carece del carisma que posee Garzón por lo que harían muy bien en acentuar los valores de este último, si no ya presentarlo como candidato a la presidencia del gobierno.

Es muy probable que haya otros diputados y diputadas susceptibles de ser tenidos en cuenta en el futuro, pero dado el espacio del que dispongo y la poca predisposición de sus señorías, me he decantado por estos dos. Veremos si finalmente acierto, aunque todo va tan deprisa que lo que hoy es negro mañana es blanco.

Foto portada: Alberto Garzón y Eduardo Madina, en dos fotos.

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