El largo otoño del bustismo

El alcalde que tuvo Sabadell a sus pies dejó el lunes la política por Facebook. Finalmente las imputaciones por delitos contra la administración pública han pesado tanto como el escándalo de la Federació de Municipis de Catalunya, que ha convertido al exalcalde y a su mano derecha en la FMC en poco menos que parias por unos hechos aún bajo investigación y sin ninguna imputación.

Manuel Bustos, todopoderoso alcalde de Sabadell desde 1999, compartió durante 13 largos años mesa y mantel con los más destacados políticos de este país. Su talento para colocarse en la foto permite seguir la evolución política de Bustos desde la hemeroteca. Desde su padrino Josep  María Sala en el PSC a Francisco Álvarez Cascos, José Blanco y Alfredo Pérez Rubalcaba. Desde Jordi Pujol hasta Artur Mas. Autoatribuido líder del municipalismo, era presa fácil de tertulias, entrevistas y comunicados. Sin embargo, desde que el jueves pasado la Plataforma Sabadell Lliure de Corrupció hizo públicos los 44 cargos electos que están siendo investigados por presuntos sueldos encubiertos en forma de dietas, Bustos se ha convertido en un paria del sistema político catalán y español. Su larga sombra languidece, si hay que creer sus palabras para siempre.

Quién presidió el primer Consell de Governs Locals, formaba parte de la Federación Española de Municipios y Provincias, se replegó en la Federació de Municipis de Catalunya y lideró el consistorio sabadellense con mano de hierro, pasaba a ser poco menos que un desconocido. “Coincidí con él sólo un día”, decía el domingo en Rac1 el alcalde socialista de Flix. Pese a las conversaciones reflejadas en los atestados policiales, alcaldes como los de Mataró o Solsona aseguran tampoco tener demasiado roce con Bustos. Otros ediles catalanes sufrían también el síndrome de la infanta Cristina (no sabían nada; no recordaban nada). Bustos, que cogía de la mano con confianza al rey Juan Carlos I en su última visita a Sabadell, ya se había convertido en un elemento incómodo desde el 27 de noviembre de 2012. Sin embargo, en la última semana su nombre personifica el desprestigio de la clase política. El enorme malestar levantado en CiU, Esquerra y en menor medida ICV, pero sobre todo en un PSC en caída libre, amenaza con llevarse por delante la Federació de Municipis y también la Associació de Municipis de Catalunya. El entramado institucional del que se dotaron los consistorios catalanes pende de un hilo. A la hora de repartir responsabilidades todos señalan en la misma dirección.

Este lunes amaneció mal para él. El primer secretario in péctore del PSC, Miquel Iceta, anunciaba por la mañana que hará cumplir el código ético del PSC, según el cual sus militantes deben dejar los cargos públicos una vez son procesados (Bustos está a un paso en una de las piezas de Mercurio en las que está implicado). En la lucha por ser secretario general del PSOE, las preguntas sobre como atajar la corrupción protagonizaron parte del debate entre los tres candidatos. Incluso Pedro Sánchez, a quien el bustimo apoya y quien no tuvo inconveniente en compartir acto hace unas semanas con los imputados Manuel y Paco Bustos y Montserrat Capdevila, asegura ahora que no le temblará el pulso.

A media tarde del lunes, los rumores sobre una dimisión inminente de Bustos empiezan a aparecer. Y se concretan hacia las 19 horas, en una publicación en su perfil personal de Facebook. Señala que ya no puede más y redunda en su idea de ser víctima de una conspiración política que no acaba de explicar. Sobre la polémica de la FMC, asegura que hizo gestiones para evitar que se supieran las dietas para evitar un uso demagógico de las retribuciones. Toma la decisión para no perjudicar al PSC y anuncia que su carrera política llega a su fin un año y medio después de dejar la alcaldia.

Su mano derecha en la Federación de Municipios tenía razón cuando avisó a Bustos, que quería esconder su sueldo como presidente de la FMC:

No sé como lo quieres hacer, pero te lo digo y nunca te lo he dicho desde que estamos juntos, que te puede costar el puesto decir una mentira porqué lo van a saber… y al final sabrán lo que cobras, no te engañes, lo sabrán. Tú tienes cada mes una transferencia, se enterarán joder, y el día que te enganchen con una mentira así te van a hundir, hazme caso”.

Si el estallido de Mercurio tocó a Bustos, las dietas bajo investigación de la FMC acabaron con su carrera política. En febrero de 2012 anunció que se separaba unos centímetros pero en realidad no se separó nada. Ya antes había depurado la ejecutiva del PSC a su antojo. Su círculo político-familiar dejó volar poco a Juan Carlos Sánchez como alcalde. Y maniobró para imponer preferiblemente sin primarias a su candidato preferido, que finalmente fue Josep  Ayuso. Pero cuando el actual alcalde dio el paso atrás, apareció por sorpresa Marta Farrés. El bustismo, que controló a su antojo la ciudad, ya no controlaba del todo el partido, y un grupo de dirigentes de la vieja guardia socialista y el sector juvenil descubrió que había socialismo fuera del bustismo. Medio partido se había cansado de las formas de Bustos. Así que el aparato tuvo que echar el resto para que ganase el candidato bustista.

Lo consiguieron. Y Bustos se dio su última celebración celebrando la victoria de Ayuso como propia con un objetivo: perpetuar el bustismo sin Bustos. Y en la presentación de Ayuso en Fira Sabadell, con Pedro Sánchez como privilegiado testigo, lo más destacable fue la posición ocupada por Bustos: al lado de la mesa presidencial, visible en todas las fotos. Homenajeado. Y en pie. Bustos no se iba.

No obstante, Mercurio llegó para quedarse. Los pinchazos al teléfono son un filón: aparece la pieza Capdevila, el caso Montcada sigue su cauce, la jueza de instrucción se aplica, se investigan los reintegros del Consorci de Residus y aparecen las dietas de la Federació de Municipis. Cunde la imagen de que todo lo que toca Bustos está empastifado. No sólo en Sabadell. Ya hay dos diputados imputados. Ni tan siquiera está solo empastifado el PSC. Los 200.000 euros en dietas afectan a todo el arco político. “Es un gran corruptor”, decía hace unos días un portavoz municipal que nunca tuvo feeling con él. “No se movía nada en Sabadell sin su conocimiento”, recuerda un exconcejal. El presidente de una entidad vecinal asegura en Facebook: “tuvo Sabadell a sus pies pero nos traicionó”.  Pero, en realidad, no son pocos los que en el año y medio de caso Mercurio han preguntado, de forma discreta y casi con sudor frío, si su nombre aparece en el sumario y de qué manera lo hace.

Todos, casi todos, se relacionaron con el excalde. Sin embargo, ahora nadie recuerda sus relaciones con Manuel Bustos. Acorralado, el apuesto alcalde mediático, quien buscaba a las cámaras como nadie, decide poner punto y final a su carrera política refugiado en una red social. Quien siempre estaba dispuesto, casi exigía hacer declaraciones, ahora señala que ya no piensa hablar más. La partida de Bustos pasa ahora por los tribunales. Y el bustismo, antes hegemónico, entra en un frío otoño, al menos, hasta mayo de 2015. Entonces se jugará, sin el exalcalde en primera fila, la partida política definitiva.

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