‘Otro juicio machista como síntoma: ‘la manada de Sabadell’, por Silvia Carrasco

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Silvia Carrasco, profesora de antropología de la UAB

Los medios de comunicación se han hecho eco del juicio sobre la llamada ‘manada de Sabadell’, otro insoportable caso de agresión sexual múltiple contra una mujer. Un caso que se suma a las evidencias acumuladas cada semana sobre los retrocesos en igualdad, en las prácticas, en las mentalidades y en el marco jurídico que debería protegernos. Lo hemos observado con indignación en la reciente y lamentable reforma de la Ley catalana contra la violencia machista perpetrada este pasado diciembre 2020 cuyo cambio más relevante es la redefinición de la víctima, que ahora será cualquiera que se declare mujer, aspecto que excede el tema de este artículo.

Sobre el juicio por la agresión múltiple que tuvo lugar en Sabadell, lo que hemos podido escuchar y leer estos días no hace más que confirmar dolorosa y contundentemente que fiscales y jueces carecen de una formación feminista básica y elemental sobre violencia machista y agresiones sexuales. La fiscal de violencia sobre la mujer también ha censurado la “escasa empatía” del fiscal de Sabadell. Sin embargo, no es solo una cuestión de falta de empatía sino de perspectiva, porque lo que resulta más preocupante es que en algunos medios se ha ido repitiendo y normalizando que esas preguntas eran imprescindibles para que se hiciera justícia. Y no lo son. No es aceptable el argumento de que ese interrogatorio y esas preguntas fueron necesarias para establecer mejor los hechos y probar las agresiones sufridas, porque su forma y contenido reproducen el pensamiento rancio y machista al centrarse en el comportamiento de ella.

Preguntas como ¿pidió ayuda? o ¿se quitó la ropa? equivalen a ¿defendió Ud. su virtud, como se esperaria de una señorita decente? ¿consintió Ud? Forman parte del mismo marco mental de toda la vida, mientras la víctima está en inferioridad de condiciones y la están agrediendo. El fiscal podria haber añadido, en esa misma línea, ¿cómo es que no aprovechó para moderle el pene, si la felación era obligada? 

Todo lo que hemos podido escuchar revictimiza inequívocamente a la mujer agredida mediante un vocabulario y una reconstrucción que gira alrededor de la existencia o no de consentimiento y es humillante. Como defendimos las feministas ante la comisión del Parlament de Catalunya el pasado 2 de noviembre ante la propuesta de reforma de la Ley 5/2008, es urgente y fundamental apostar por un cambio cultural que repruebe y condene lo que piensan y hacen ellos, los agresores, y centrar los esfuerzos en prevenir a los potenciales perpetradores. Porque esto no es sexo, es deshumanización y sometimiento de mujeres a manos de hombres. Es lo que aprenden en el porno y valida una sociedad prostituyente, un sistema prostitucional que hay que abolir con urgencia.

Nuestra sociedad tolera y normaliza un espacio público y unos medios plagados de cuerpos de mujeres cosificados y preparados para la violación pagada. Una sociedad cuya principal alarma y objetivo debería dirigirse a prohibir la violación filmada, que incluye violencia de todo tipo contra las mujeres para excitarse, que es accesible gratuitamente como aprendizaje de la sexualidad de niños y jóvenes, envía un mensaje claro: todas las mujeres están disponibles, unas pagando y otras, si te lo montas bien, gratis. Y si te pillan cuando ellas te denuncian, suponiendo que lo hagan, apelas al consentimiento. La cuestión es que si se te pone por delante una mujer que ha salido de fiesta como debería ser su derecho, lo normal es que te aproveches. Porque esta es la cuestión: la cultura de la violación y las prácticas prostituyentes son la misma cosa.

España es uno de los países del mundo con mayor demanda de prostitución y Cataluña tiene grandes instalaciones para ello. La entrada creciente de capital chino en los burdeles prueba su gran rentabilidad, que también se debe al hecho de ser un destino favorito de turismo sexual en Europa.

Durante la última campaña electoral autonómica desde Feministes de Catalunya lanzamos varias preguntas sobre los problemas candentes de la agenda feminista a los partidos y la mayoría ni se molestaron en responder. Muchos de ellos, conservadores, liberales o autodeclarados progresistas, suscriben la monumental estafa neoliberal del mito de la libre elección y llaman ‘trabajo sexual’ a la explotación sexual, proclamando que se preocupan por la trata, que no existiría sin demanda, sin que se vea que hagan nada tampoco contra ella. 

Si el fiscal quiere leernos, aquí van algunos ejemplos de preguntas para ellos, los denunciados: ¿me puede detallar cómo identifica Ud. que la chica deseó chuparle el pene? ¿por qué le parece aceptable hacer cola entre varios para penetrar a una mujer? Ud. dice que la chica se le abalanzó, ¿por qué cree normal aprovecharse de ello con sus colegas, si así hubiera sido? Ahí tienen la clave de lo que se piensa, de lo que se hace y de por qué se hace. Después están las pruebas circunstanciales, obviamente. Así que Ud dormía, o estuvo paseando por la Rambla a esa hora… ¿y qué piensa de todo esto? Parecería relevante.

Las mujeres exigimos que todas las facultades de derecho de España revisen la formación que dan a sus estudiantes, que se avergüencen la Fiscalía, la Magistratura, los colegios profesionales, y que pongan este caso como el último ejemplo en la historia de lo que no había que hacer. Otro día hablaremos de las penas y del punitivismo. Miren, es que nos están agrediendo, violando y matando, además de todo lo demás. A las mujeres mayores nos niegan el carácter machista de las intimidaciones y las agresiones y si las denunciamos nos llaman delatoras. A las niñas y adolescentes las acosan y las reclutan con lo viejo y con lo nuevo. El grooming, el sexting y las plataformas de captación como OnlyFans envían en mismo mensaje.

Basta ya. ¡REEDÚQUENSE!

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