El comercio agoniza en la plaça de Les Termes

La plaça de Les Termes no ha sido nunca un espacio propicio para el comercio. Escondida para los coches y peatones que pasan por la Ronda de Santa María o el passeig d’Almogàvers, se encuentra encajada, lo que dificulta su visibilidad. Pero la crisis y algunas de sus derivadas han puesto en la picota al comercio en esta zona del sur de la ciudad.

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Local para alquilar en la plaza

Bajar la persiana es una actividad demasiado común en los tiempos que corren, pero en la plaça de Les Termes se ha convertido en lo habitual en los últimos años. De hecho, la excepción es mantenerla subida. Uno de los pocos comercios de la zona, la carnicería Teresa y Montserrat, especialistas en pollos rellenos y cordero de Aragón, aguanta en parte gracias a que mantiene los clientes de toda la vida.

Montserrat llegó a la plaza hace algo más de una década. Tenía una parada en el Mercat de Sant Joan, y al cerrar la lonja, se mudó a Les Termes. Con ello, mantuvo parte de su clientela habitual en el centro, de la que todavía hoy recibe pedidos gracias también a que tiene servicio gratuito a domicilio. “Esta plaza siempre ha tenido poca vida, y aunque desde que quitaron el muro es más visible, no ha sido suficiente”.

– ¿Han cerrado muchos comercios a causa de la crisis?

– Algunos se han jubilado y han bajado la persiana. Otros han cerrado e incluso alguno abrió pero no aguantó mucho – de hecho, Montserrat asegura que aguantó menos de un mes-.

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La carnicería 'Teresa y Montserrat'

En realidad, con los dedos de una mano sobra para contar los negocios abiertos en la zona. La carnicería, una tienda de comida preparada y pollos a l’ast, Alimentació Pepita, un minúsculo bar regentado por un chino, la ludoteca y ya bajando hacia la Ronda de Santa María el local social del barrio. Una empleada de la tienda asegura que lleva a sus hijos a un colegio cercano y que muchas madres no saben ni que hay alguna tienda en la plaza.

La puntilla

La crisis ha agravado más el aislamiento, y según Montserrat, lo que ya ha puesto la puntilla ha sido que una entidad bancaria cerró su oficina. “Ojalá hubiesen tres carnicerías y algunos bares, pero bueno, nunca los ha habido y hemos salido adelante. Lo que ya ha matado a la plaza del todo ha sido lo de Cajamar. Si antes había poco movimiento, ahora ya nada”, sentencia Montserrat.

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La plaça de Les Termes, una mañana

Unos metros más allá del bar, medio escondidos en las escaleras que bajan hacia una de las islas de viviendas de la zona, media docena de hombres charlan animadamente mientras fuman marihuana. “Es habitual”, dice la comerciante, que asegura que entre los grupitos en la plaza y la poca iluminación que hay, la zona es poco recomendable al anochecer. Reconoce que la policía pasa a menudo a pedir la documentación pero que no tiene mucho resultado.

– Esto ya no tiene arreglo. Ni aunque viniera una gran superficie… -concluye Montserrat, mientras entra en su comercio una clienta de toda la vida.

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