ARTÍCULO DE OPINIÓN
Antonio Roa, Podemos Sabadell
Hace ya más de un año que el Ajuntament cedió “amablemente” para uso y disfrute exclusivo de la entidad privada Club de Tennis Sabadell unos terrenos municipales destinados hasta ahora para el Vivero municipal situado en la Serra d’en Camaró. Vaya por delante que el artículo no va en contra del Club de Tennis de Sabadell. Ellos utilizan su influencia para su beneficio y se han encontrado con un regalo inesperado.
La extensión que se cede no es menor: 5.670,82 m², lo que vendría a ser un campo de fútbol. No tardó ni un día en el que el Club de Tennis puso maquinaria en ese terreno para la construcción de nuevas pistas de pádel y ampliación del aparcamiento para sus socios.
Veamos por qué es una actuación claramente perjudicial para la ciudad: De entrada, ha supuesto la tala de varios olivos. Una amputación grave que de nuevo elimina terreno verde para el barrio y para una ciudad que ha sufrido episodios graves de contaminación atmosférica.
Por otro lado, estaría la contraprestación: un canon (que en las múltiples noticias de los medios locales no aparece en ningún momento cual es) y el arreglo de la acera de la calle Serralada. Ridícula sería decir mucho ¿Disfrute para los vecinos, para la ciudad (que sea público)? Cero. Ni acceso gratuito o bonificado. Tan solo una leve mejora del entorno, pero nada de arreglo o dotación de algún otro equipamiento en un barrio, Serra d’en Camaró, bastante faltos de ellos.
Por todo ello nos encontramos con una muestra más de la célebre colaboración público-privada a la que tanto estamos acostumbrados por parte de la alcaldesa. Debería ir cambiando la cantinela por la de donativo público-beneficio privado.
No es nada nuevo. Los sabadellenses estamos acostumbrados a que este gobierno de PSC-Junts ceda y dilapide el patrimonio de la ciudad, como la barbaridad de regalar terreno de ocio en vez de utilizarlo para industria en el Polígon de Sant Pau del Riu-Sec. Por no decir de la nula visión para la transformación hacia una de ciudad del futuro para convertir la antigua fábrica de la Roca en un Ecodistrito, como se ha hecho en Barcelona, aprovechando el solar que había dejado la Mercedes. Mejor no hacer nada y que se construyan naves de logística de última milla, tan escasa de mano de obra como como extensiva en el trasiego de camiones.
¿Se podría decir que esta operación huele a clientelismo del más puro siglo XIX? Pues tal vez. Tiene sus mismos tics: concesiones a medida, contraprestaciones poco claras y la vieja práctica de premiar a entidades privadas para beneficio propio mientras se margina a la comunidad. Una falta de respeto para quienes son los verdaderos dueños de esos terrenos: los vecinos de Sabadell.
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