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‘Gracias, Paca, gracias, yayoflautas de Murcia’, por Josep Asensio

Las casualidades no existen. Esta mañana me he levantado sobrecogido porque llevaba dos días sin acordarme de Gaza, de ese sufrimiento que se va enquistando igual que se olvida a ojos de tanta gente. Me he sentido culpable unos instantes por dejar de pensar en esos miles de niños asesinados por Israel, por descuidar ese genocidio que va borrando poco a poco de la faz de la tierra una historia, un pueblo, a sus mujeres y a sus hombres, un país entero.

No obstante, algo ha hecho que fuera a parar a una noticia en la que Hala pedía la repatriación de su hermana Dina y sus dos hijos atrapados en Gaza, después de la muerte de su marido en un bombardeo. No voy a reproducir aquí los comentarios que he leído en redes. Todos, absolutamente todos, son constitutivos de delito y son las autoridades competentes las que tienen que dar el paso para denunciar a los energúmenos que amenazan de muerte a los que están sufriendo.

Poco después, he sabido que los yayoflautas de Murcia están apoyando a Hala en el arduo trabajo de conseguir la repatriación de su hermana y de sus sobrinos. El hambre y las bombas pueden acabar con ese anhelo. La administración va lenta, el papeleo más aún. En un momento dado me percato de la presencia de Paca López Lobaña, una luchadora de la pedanía murciana de Torreagüera, al lado de los que sufren, sin importarle su religión o su raza. Han organizado una huelga de hambre en turnos rotativos para denunciar la situación en Gaza, para dar visibilidad a una guerra con miles de asesinados. El mérito es enorme, en una ciudad donde gobierna la derecha y la extrema derecha que calla ante esas muertes, que aplaude esa limpieza étnica desarrollada en Palestina, que pone trabas a cualquier acto por la paz y que también suprime todas las ayudas para que los inmigrantes se integren.

Los yayoflautas de Murcia han recibido ya el apoyo de otros colectivos semejantes que inundan las calles de toda España, especialmente el de los mayores de Madrid, que siguen denunciando esas 7219 muertes del gobierno de Isabel Díaz Ayuso, que continúan luchando frente a medios de comunicación sumisos a las directrices de esos indecentes, de esa fascista a la que le importa muy poco o nada lo público y mucho menos las muertes de los que “se iban a morir igual”.

Y lo público triunfa con Paca, con muchos como ella que ven un rayo de esperanza en esas concentraciones, en esas muestras de solidaridad y de humanismo que tanto echo de menos en la ciudad donde vivo, en Sabadell, donde todo se abre y se cierra con una declaración de la junta de portavoces y las manifestaciones son un auténtico fracaso. ¡Cuánto me gustaría estar a tu lado, Paca, al lado de los que lleváis toda una vida luchando y os percatáis de cómo poco a poco se cercenan los derechos de la gente, también de esos jóvenes sin memoria que levantan banderas, salivan odio contra los pobres y ensalzan a Franco!

Cuesta creer que la esperanza esté puesta en vosotros y no tanto en los jóvenes. Pero hay que seguir, Paca, no podemos perder el tiempo. Nos quieren ignorantes, nos quieren exacerbados y valientes ante una bandera, precisamente para robarnos el alma, para que seamos incapaces de empatizar, no ya con los muertos de Palestina, sino también con cualquiera que nos pueda quitar el pan, aunque sea también mentira. Nos quieren enfrentados por la religión, por la lengua, por el color de nuestra piel, por la paga, por el olor, por lo que sea. Todo vale para que nos matemos entre nosotros y que ellos puedan hacer lo que les dé la gana.

No es el fascismo, Paca, lo que avanza. Es la incultura, el olvido. Lo tienen todo pensado. No les importa nada la educación pública, lo sabéis bien en Murcia. Cada vez más recortes y menos profesores. Más absentismo. ¡Qué más da! Es mucho mejor que los jóvenes no sepan quién fue Federico García Lorca ni cómo murió, Paca. Ese es uno de los grandes dramas de España.

No podéis parar las muertes en Gaza. No podéis salvar la vida de todos los palestinos y palestinas. Seguramente tampoco podéis llevar comida a esa gente que va muriendo poco a poco entre los escombros. Pero con ese apoyo a Dina estáis dando lo mejor del ser humano; estáis levantándoos de los golpes de esos energúmenos que, con sus palabras, intentan acallar la voz de los que sí que queremos la paz de verdad. Salvando a esas tres personas, con vuestros actos, con vuestras huelgas de hambre, con vuestras charlas, salváis al mundo. No exagero. Así se logran grandes cosas, con pequeños pasos. No dejéis de hacerlo. Gracias, Paca, gracias, yayoflautas de Murcia.

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