Connexió entre la Ronda Nord i el pont de Castellar, amb la nova rotonda en primer terme. Font: Ajuntament.

‘Y para el 2025…’, por Manuel Navas (FAV)

ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas. Presidente de la Federació d’Associacions Veïnals de Sabadell

En mi lista de deseos para 2025 -que probablemente coincida con la de buena parte de la ciudadanía -, destaca el poner fin a las barbaries que alejan a la humanidad de su capacidad de raciocinio. Entre estas: la erradicación de la hambruna mundial; el cese del genocidio sionista en Gaza y el fin de las guerras que asolan al mundo en lugares como Ucrania, la República Democrática del Congo, Yemen, Afganistán, Somalia y Nigeria… detener el expolio del planeta; combatir los discursos de odio que estigmatizan y desprecian a otros seres humanos; el derribar las estructuras patriarcales que perpetúan la desigualdad de género y la violencia machista; el desenmascarar el negacionismo; acabar con las mafias de trata de blancas; el comercio de armas y el narcotráfico; la explotación y opresión humana; el culto al “becerro de oro” y los valores que le dan cobertura ideológica; el desnudar a los chamanes y falsos profetas; el acabar con la desinformación y los bulos…

En definitiva, salir del desorden institucional establecido en aras a construir un mundo más transparente, equitativo, justo y sostenible defendiendo el Estado de Bienestar y los servicios públicos (sanidad, vivienda, enseñanza, pensiones, servicios sociales,….) como elementos básicos de una sociedad avanzada y progresista, frente a los embates del neoliberalismo y la ultraderecha empeñados en finiquitarlo e instaurar el modelo social del ‘sálvese quien pueda’.

¿Un brindis al sol? Posiblemente. Sin embargo, no podemos ignorar que la especie humana -que nos consideramos el último eslabón de la evolución-, no tan solo hemos sido incapaces de gestionar los graves problemas que afectan a la humanidad -muchos evitables-, sino que, los hemos creado y/o contribuido en su aparición y/o degradación imparable y quien sabe si irreparable. Razones más que suficientes para animarnos, pese a la complejidad y dificultad de la empresa, a no desfallecer en su defensa.

Todo lo anterior incide en nuestro entorno territorial inmediato, del mismo modo que cualquier acción/omisión en el municipio, como parte integral del conjunto, afecta, en mayor o mejor medida, en el todo, generando una retroalimentación constante. En tal tesitura, y para no caer en la dinámica de actuaciones mediatizadas por la inmediatez, los gobiernos con el marchamo de izquierda-progresista deben ser consecuente con el criterio general de pensar globalmente y actuar localmente y ser extremadamente cuidadosos en la toma de decisiones y ejecutar proyecto midiendo las consecuencias.

Y como de carta a los reyes se trata, hablemos de la Ronda Nord, -aunque el esquema, con las adecuaciones pertinentes, es susceptible de ser utilizado en otros casos-. Sabemos que se trata de una infraestructura contemplada en el programa electoral del partido que ganó las elecciones por lo que, es razonable que pretendan cumplir su promesa. Sabemos de la anomalía que Sabadell carezca de un sistema de rondas de circunvalación para descongestionar del tránsito interno cuyas consecuencias más evidentes son el colapso circulatorio en la ciudad y su repercusión en el ámbito medioambiental. Sabemos que la solución propuesta es la Ronda Nord, (distinta en forma y contenido al Quart Cinturó hoy paralizado y esperemos que enterrado definitivamente). Sabemos que el diseño del trayecto corre a cargo de la Generalitat y que el dinero lo aporta el Estado. Sabemos que el tramo de Sabadell es el más complejo, respecto al cual, por la información disponible, el ayuntamiento propone su soterramiento en el norte de la ciudad para minimizar el impacto medioambiental pero que, al parecer, esta propuesta no la contempla quienes toman la decisión (Generalitat y Estado).

A todo ello, apelando al pensar globalmente y actuar localmente, y salvo tesis negacionistas, sabemos que la sostenibilidad de la comarca y por ende del planeta, pasa, entre otras cosas, por apostar decididamente por el transporte público. No obstante, parece evidente de que es imposible eliminar de un plumazo el transporte privado particular y de mercancías. Este panorama exige que los proyectos de infraestructuras se basen en estrategias sostenibles. Aunque existen otros factores relevantes a tener en consideración, todo lo expuesto ofrece una visión objetiva y general del estado actual de la cuestión.

Así las cosas, y dado que todo indica que el debate sobre la Ronda Nord está cerrado y su construcción parece encarrilada, será necesario actuar conforme a las circunstancias. Estas no giran tanto en torno a la discusión sobre su razón de ser -respecto a lo cual persisten opiniones diversas- sino al diseño de su trazo y las estrategias que otorguen un mayor protagonismo al transporte público. Un escenario que exige un consenso real con los actores sociales -que han sido ignorados en todo el proceso- para unir voluntades y ejercer presión ante las administraciones correspondientes en defensa del proyecto acordado en base a la sostenibilidad y la preservación del medioambiental del territorio. Urge un marco ciudadano para deliberar sobre el tema.

Foto portada: simulació de la connexió entre la Ronda Nord i el pont de Castellar, amb la nova rotonda en primer terme. Font: Ajuntament.

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