ARTÍCULO DE OPINIÓN
José López. Coordinador d’Esquerra Verda de Sabadell e inscrito en Sabadell en Comú
Se cumplen 12 años del inicio del llamado ‘caso Mercurio’. El 27 de noviembre de 2012, se desplegaron 300 mossos d’esquadra en 50 edificios de Sabadell y comarca. La fiscalía anticorrupción, lideraba todo el proceso e investigaba una trama política y empresarial, dentro del ayuntamiento de Sabadell. Las diferentes piezas judiciales, en las que ha derivado, tienen como características las siguientes: prevaricación (tomar decisiones a sabiendas que no están bien), tráfico de influencias, soborno, falsedad
documental, infidelidad en la custodia de documentos y revelación de secretos, blanqueo de capitales, delito electoral, etc, etc.
Los conceptos anteriores son importantes. También lo es su repercusión en la confianza de la ciudadanía hacia las instituciones democráticas. Y ello, en mi opinión, es alimento para la desafección a la democracia, para los populismos y los neofascismos. La lentitud de los procedimientos judiciales es otro aspecto que no ayuda a las fuertes vinculaciones de la ciudadanía con el sistema democrático. Aún hay piezas judiciales pendientes de concluir su instrucción, o de fijar fechas para celebrar el juicio.
La prevención de la corrupción es imprescindible. La vida limpia y honesta, en los partidos políticos, es fundamental. También lo es evitar la sumisión a algunos liderazgos, sólo basados en hacer favores o conceder cosas, desde la responsabilidad pública, con el objetivo de tener enganchadas a muchas personas que piensan que con la ética no se compran vacaciones, coches, jornadas de hotel en instalaciones de mucho nivel, etc. Y también se puede añadir la voluntad de enganchar a personas que
necesitan un puesto de trabajo.
Insistiendo en la prevención, hay que evitar cualquier detalle, por pequeño que parezca (gastos por comidas, desayunos, cenas imputadas,sin razón objetiva, al erario público, incumplimiento de la dedicación por la que se reciben dietas o emolumentos,etc). Hay que reforzar los mecanismos de control, sin que ello paralice la actividad de las administraciones.
No son útiles ni la timidez en la toma de decisiones higiénicas ni las dificultades internas en las organizaciones políticas. Tampoco es útil la parsimonia para desarrollar actividad en favor de la decencia. Todas estas rémoras son un riesgo muy importante de estar en la noria de la posible corrupción.
Las personas que ocupen cargo público deben hacer, en primer lugar, lo que refuerce su dignidad personal y la de toda la comunidad a la que pertenecen. Deben reforzar el funcionamiento adecuado de las instituciones democráticas. En definitiva, fortalecer las libertades democráticas, siempre al servicio de la ciudadanía. Deben hacerlo para contribuir a una sociedad sana, llena de valores positivos, en la que los corruptos y los que corrompen sean apartados y no tengan ninguna capacidad de influencia en la
vida colectiva.
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Foto portada: l’exalcalde de Sabadell, Manuel Bustos, el 27 de novembre de 2012. Autor: ACN.