‘A propósito, Campoamor’ por Ramón Giménez (Associació del Poble del Sud de Sabadell)

En la palestra, la necesidad

Siempre hemos sido bastante reacios a tener que hablar del barrio en periodos electorales. Y es que, ya se sabe, la pugna por el Ayuntamiento acentúa “la sed” de calle en nuestros/as políticos/as; y de pronto empiezan a pedir reuniones a las asociaciones de los barrios, y empiezan los teléfonos, las fotos, las promesas, las carpas, y se nos presentan en los locales con toda esa indumentaria de sonrisas y cercanías, para hacernos sentir especiales y esenciales en pro de la vida comunitaria de la ciudad.

No obstante, como venimos haciendo como asociación desde hace tiempo, justamente al margen de las campañas electorales, porque nuestra idea de participación obviamente va más allá de echar la papeleta cada cuatro años, y viendo que en nuestro barrio se ha terminado abriendo el melón de las propuestas, nos vemos en la obligación de señalar algunos apuntes al respecto. A nosotros/as, más que de “propuestas” a políticos/as y de “aportaciones” al programa, nos gusta hablar de necesidad. Una gran palabra, quizá un poco en desuso, pero altamente útil y certera. Nuestra lucha y nuestro principal objetivo como organización vecinal en Campoamor, estéticas y parafernalias aparte, es visibilizar y poner en la palestra aquellas necesidades que generan problemas reales a nuestros/as vecinos/as y que nuestro Ayuntamiento tiene la obligación de subsanar.

Una de estas necesidades se vive desde hace muchos años en la calle que da nombre al barrio, la Calle Campoamor. Desde la edificación misma de los llamados “Pisos Viejos” (años 50 y 60), surgieron entre estos edificios (desde el núm. 36 hasta el núm. 52) unas especies de “plazoletas” o secarrales de arena, que nunca se han arreglado.

Estas zonas han seguido siendo un espacio altamente degradado y peligroso para la circulación de los/as vecinos/as, siendo, además, un lugar donde se acumula muchas veces suciedad. Los/as vecinos/as de la zona han manifestado en innumerables ocasiones la necesidad de dignificar estas áreas, pero siempre se les ha dado la misma respuesta por parte del Ayuntamiento: “No, no podemos arreglarlo porque el suelo es privado de uso público, demasiado hacemos enviando la patrulla de limpieza o podando los árboles…”). Nosotros/as, cuando escuchamos esta etiqueta nos quedamos francamente pensativos/as. ¿Querrán decir con esto, que los/as vecinos/as deben asumir el costo total de arreglar las aceras de la calle? ¿Se exime al Ayuntamiento de arreglar y tener la vía pública en condiciones? ¿Hemos de concebir a los servicios de limpieza y de poda de árboles a modo de limosna?

Lo único que está claro aquí, es que no estamos en disposición de creernos que, después de pelear durante años por tener pisos y calles en condiciones, nuestros/as vecinos/as tengan que pagar de su bolsillo aquello que no les toca, sólo porque el Ayuntamiento quiera ahorrarse unos euros o, simplemente, no pueda sacarle todo el jugo electoral al asunto (porque claro, están en una zona poco vista, no es la Plaza Picasso). Arreglar las calles es una obligación pública, se mire por donde se mire, y se utilice la terminología burocrática que se utilice; la práctica política debería estar orientada en esa dirección y, si es necesario modificar leyes, normas o códigos, adelante, pero, por favor, más curro y menos milongas, que al sud nos sobra calle y vendemotos.

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