ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas, president de la Federació d’Associacions Veïnals de Sabadell
A quienes te conocimos, nos consta que nunca buscaste ni el reconocimiento ni la gloria. Lo que te impulsaba era la satisfacción de contribuir a la construcción de una sociedad más libre e igualitaria. Ese fue el eje de tu vida, marcada por un activismo social incansable, solo interrumpido en los últimos años por una maldita enfermedad que, si bien te debilitó físicamente y, con el tiempo, truncó prematuramente tu vida, jamás logró quebrantar tu mente ni tu espíritu, pero que desafortunadamente, te impidió estar presente en aquellos actos donde, sin duda, habrías estado si hubieras podido.
Podría decirse, citando a Raimon, que “t’he conegut sempre igual“: una persona de rebeldía natural, cuya presencia nunca pasó desapercibida donde quiera que fueras. Sin pretenderlo, en Sabadell, te convertiste en un referente para quienes tuvimos la suerte de compartir contigo el día a día, en el trabajo, en las luchas, en el barrio, en las organizaciones y en el movimiento vecinal, donde te entregaste con una admirable dedicación altruista. Tu carácter ha hecho que para muchas personas haya sido un honor contar con tu amistad.
Desde los postulados neoliberales, aquellos que denunciaste y combatiste, se afirma que todas las personas somos prescindibles y reemplazables, meras piezas del engranaje productivo. Esta ideología, basada en el mito del crecimiento infinito y en la adoración al cegador becerro de oro, ignora la verdadera humanidad y singularidad de cada persona, y no reconoce el valor intrínseco que cada individuo aporta más allá de su función productiva y funcional. Pero tú, y quienes te rodeábamos, sabíamos que estos relatos hacen referencia a realidades paralelas e irreconciliables: el individualismo y el “sálvese quien pueda” frente a la solidaridad y la justicia social.
Sabemos que la muerte es el destino natural de todos/as, excepto cuando es provocada por asesinatos o guerras, como sucede en Gaza, o por negligencia punible, como en determinadas residencias en Madrid (señora Ayuso). Sin embargo, entre el nacimiento y la muerte se despliega la vida. Y el sentido que le damos depende tanto de nuestras circunstancias como de nuestras decisiones. Tu elección fue clara: cuestionar las convenciones sociales y lo evidente, optando por dedicar tu vida a combatir las injusticias.
Tu adiós llegó en un momento en el que no solo no se han cumplido las expectativas del modelo social que anhelabas (y que muchos compartimos), sino cuando las conquistas sociales logradas en esta imperfecta democracia están en peligro de retroceso ante el embate de fuerzas reaccionarias. Sin embargo, con tu activismo demostraste que el cambio es posible cuando se acompaña de acciones concretas y decididas. Y de eso, tomamos nota.
Ahora, donde quiera que estés, formando parte de esa casa común que es el universo, en el que todos coincidiremos como polvo de estrellas que somos, queda decir que, desde el movimiento vecinal y otros sectores, seguimos en este largo y complejo sendero hacia un mundo más libre, solidario, sostenible y equitativo. Nos vemos y hasta siempre Toni Murcia.
Foto de portada: Toni Murcia, en una imatge d’arxiu. Autor: @CridaSabadell