ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas, sociólogo
La novela de Franz Kafka ‘El proceso’ narra la historia de un ciudadano arrestado sin conocer los motivos de su detención. Esta obra es una metáfora poderosa sobre la lucha del individuo contra un sistema judicial irracional y opaco, que se manifiesta a través de un proceso judicial surrealista, interminable y laberíntico. La narrativa refleja la arbitrariedad y la falta de transparencia de un sistema en el que la lógica y la justicia están distorsionadas, lo que deja al protagonista en una situación de impotencia y desesperación al intentar entender y defenderse de cargos desconocidos. En este sentido, la expresión ‘kafkiana’ se ha convertido en sinónimo de lo absurdo y lo incomprensible. La comparación con el caso de Begoña Gómez (que se puede extender a otros casos similares en los que se persigue a personas de ideología progresista) es inevitable.
Es difícil que una persona razonable no llegue a la conclusión de que el proceso al que el juez Pintado está sometiendo a esa ciudadana es inusual y genera más que dudas sobre su estado mental y su imparcialidad. Esto se debe a que su actuación, además de otras irregularidades flagrantes y tendenciosas denunciadas por juristas y en distintos foros, atenta contra la presunción de inocencia que ampara a cualquier persona. Es importante destacar que el juez Pintado tiene un historial y un entorno de connotaciones derechistas, como lo avala su historial y el entorno con el que comparte ideología. Sin embargo, es imposible entender su actuación sin considerar la situación política actual en España, marcado por la negativa de la derecha a aceptar que la ciudadanía optó por un gobierno de izquierda progresista. El punto de inflexión para socavar/derribar al gobierno de coalición lo marcó el expresidente Aznar con su frase “el que pueda hacer, que haga”. Y en ello están.
En semejante contexto, el caso de Begoña Gómez es un eslabón más en la cadena de ataques contra el gobierno democrático, un punto y seguido en la campaña de hostigamiento irracional que inició la oposición derechista desde su derrota electoral, utilizando cualquier medio para conseguir su fin, siendo probable que, cuando se archive el caso de Begoña Gómez, aparezcan otros nuevos montajes. Sin embargo, para entender el estado de la cuestión, es fundamental mencionar el papel de la oposición derechista en este sainete, que por lo que dicen y hacen y a quien aplauden, pretenden importar el modelo argentino a España. Algunas pinceladas sobre la naturaleza y los méritos de quienes aspiran a gobernar España, con el fin de no olvidar y/o conocer la realidad de sus intenciones y acciones.
1. El Partido Popular (PP) está plagado de corrupción, con más de 30 casos en curso que involucran a decenas de ex dirigentes, algunos de los cuales en prisión (Rato, Correa, Bárcenas, etc.), sin olvidar que su presidente, Freijoo, es “compi” de un narcotraficante que ha traído muerte y tragedia a cientos de familias o que la presidente de la CAM (Ayuso), auspició la muerte de 7.291 ancianos residentes en residencias de ancianos durante la pandemia, afirmando que habrían muerto de todos modos. 2. Que el PP utilizase la “policía patriótica” para espiar y destruir a sus adversarios políticos (Podemos, PSOE, independentismo,…..), denota su talante antidemocrático y fascista. 3. Su incapacidad como partido para gobernar con eficacia, junto con la falta de propuestas rigurosas y constructivas a nivel nacional e internacional, más allá de su alarmante intención de revertir los avances sociales y políticos de los últimos años, así como su creencia (junto con sus “compis” de VOX) de que la justicia social es ¡una aberración! 4. La utilización de los medios de comunicación (a los que subvencionan generosamente) como pregoneros y altavoces de sus bulos y new fakes para el enfangar la vida política, distorsionar la realidad y moldear la opinión pública con manipulaciones.
La cuadratura del círculo para lograr, mediante subterfugios, lo que no alcanzaron en las urnas, la llevan a cabo con la complicidad de sectores del poder judicial, que incorporado a la campaña contra el gobierno democrático, libran su guerra judicial (lawfare) como acreditan resoluciones y decisiones de personajes tipo García-Castellón, Marchena, Llarena, Aguirre, Escalonilla, Peinado… Casos como los de Mónica Oltra, Alberto Rodríguez, Victoria Rosell…, ahora Begoña Gómez y mañana cualquier otro/a, ilustran esta tendencia. Aunque en última instancia todo quede (como va sucediendo) en agua de borrajas, no importa, lo que les importa es el ruido, las calumnias y sembrar dudas sobre nada a través de acusaciones infundadas con el objetivo es minar la legitimidad del gobierno de coalición.
El daño que están causando estos individuos a la democracia es tan grave que hace imprescindible su depuración, no solo en aras de la seguridad jurídica y la integridad del sistema judicial, sino también para preservar los cimientos mismos del estado de derecho. La separación de poderes y la presunción de inocencia son piedras angulares de una sociedad democrática, y su erosión tiene consecuencias devastadoras para la confianza pública, la administración de justicia y, en última instancia, la estabilidad social, por lo que puede afirmarse que, de no poner fin a esta espiral derechista el progreso social de España quedará frenado irremediablemente.
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Foto de portada: Pedro Sánchez i Begoña Gómez, en un acte del PSOE a les europees. Autor: ACN