ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas, presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Sabadell
Estando de acuerdo con el espíritu de la campaña L’escola del barri, és teva, és propera, és de qualitat que ha lanzado la concejalía de l’ajuntament de Sabadell, consideramos que algunas afirmaciones deben ser matizadas porque, más que constataciones, son objetivos a conseguir, y como tales requieren que sean atendidos los problemas que vienen impidiendo que el nivel en determinados centros, especialmente de la periferia, sea el aceptable y por lo tanto, sean valorados de acuerdo con en el lema de la campaña.
Una percepción, que nada tiene que ver con la estética ni puede ser tachada de subjetiva, sino que está avalada por los hechos y que se ha ido gestando a lo largo del tiempo y que en la práctica se ha traducido en que padres y madres considerando que las condiciones existentes en la enseñanza de sus hijos/as, son desfavorables, hayan decidido buscar centros fuera de su barrio. Algo que no puede ser obviado por las administraciones so pena de seguir enquistando el problema y eludir la aplicación de medidas correctoras.
En semejante escenario de desigualdades, el objetivo fundamental es que los centros ubicados en barrios periféricos, que ofrecen los resultados escolares más negativos y en casos impropios de una sociedad democrática y social (absentismo, abandono escolar, nivel de estudios, etc.), se acerquen a la media de Sabadell, como condición sine qua non para frenar el éxodo de alumnos/as. La cuestión es que, tras demasiados años de mirar hacia otro lado por parte de las administraciones (con dosis de un paternalismo estéril) cambiar las dinámicas a corto plazo no es fácil dado que no existen soluciones mágicas para revertir la situación.
Sin perjuicio de valorar positivamente el aumento de dotación presupuestaria para educación en la ciudad, consideramos que deben darse pasos más decididos en la elaboración de un plan estratégico que aspire a superar las deficiencias instando a que sea con la participación de la comunidad educativa (enseñantes, AMPAS y asociaciones vecinales) que son quienes conocen la situación real y sufren las consecuencias directamente. En definitiva, un consenso para realizar un diagnóstico y plantear las propuestas y reivindicaciones que se estimen necesarias y, sobre todo, que sean asumidas por el poder político, dotándolas con recursos suficientes para darles efectividad. Este esquema sería un buen comienzo para que todas las partes se impliquen y trabajen en la misma dirección.
Las causas de estas desigualdades en el terreno educativo, aunque son varias, tienen un denominador común. Basta observar los datos que ofrecen los centros escolares para fijar su localización en los barrios más periféricos donde la crisis económica ha golpeado con más crudeza, generando bolsas de marginación y una degradación importante en todos los terrenos con el plus de que en estos barrios se concentra un porcentaje de emigración y colectivo gitano sensiblemente superior al resto de la ciudad y que, por diversos condicionantes que no se analizan en este escrito, afectan a los resultados escolares negativos del resto del alumnado. En definitiva, hablamos genéricamente de causas económicas y socio-culturales respecto a las cuales, las administraciones, si nos atenemos a los hechos, no han sabido gestionar, ni adoptar medidas, ni aportar los recursos adecuados para evitar llegar a este punto.
Lo que no es de recibo es culpabilizar a padres y madres que lógicamente buscan lo que consideran mejor para sus hijos/as y en este caso, los centros educativos que les ofrezcan más garantías para su educación. Lo que se necesita es que se visualice un giro copernicano para confiar en que los centros son L’escola del barri, és teva, és propera, és de qualitat, y eso es, en gran medida, responsabilidad de las administraciones.