L'escriptor Javier Cercas, autor de la novel·la 'Independencia', a la Casa del Llibre, el 3 de març del 2021 (horitzontal)

‘Gracias, Javier’, por Josep Asensio

TV3 también la pago yo. Allí me reciben con los brazos abiertos porque también hay profesionales muy buenos que quieren hacer una televisión distinta para todos los catalanes. A ellos también los han atacado. Ahí se ha creado un monstruo y todos somos sus víctimas. Sé que siempre que voy a TV3 se arma, pero les hablo en catalán y no lo hago enfadado. Lo que les saca de sus casillas, porque para ellos todos los españoles somos fascistas”.
Javier Cercas

“Cada cop normalitzen més el linxament als discrepants. I ho fan també mitjans de comunicació que reben importants recursos públics”.
Joan Coscubiela

Sí, sí, gracias. Es lo menos que se puede pedir a una persona como tú, a un valiente que, en el interior de ese infierno mediático que es TV3, ha tenido el coraje de plantar cara a los astutos manipuladores de la historia, a los que, sistemáticamente, ordenan, mandan y coaccionan a aquellos que no pensamos como ellos; a los que no han tenido escrúpulos en adulterar y corromper el significado de las palabras, apropiándose de aquellas que han producido un dolor que todavía supura en las heridas abiertas de la historia de España.

Perdona que te tutee sin conocernos, pero me he sentido identificado contigo en cuanto esa turba de iluminados ha saltado contra ti por el solo hecho de pensar diferente, aun haciéndolo correctamente, con argumentaciones indiscutibles, sin insultar a nadie. Algunos ilusos pensaban que TV3 empezaba a cambiar invitándote a sus estudios, después de lustros donde los mismos tertulianos repetían los mantras del independentismo, se basaban en mentiras para denigrar a más de media Cataluña y a todos los españoles. Pero no, quizás fue más una trampa que una pequeña obertura de mente; no, seguro que se trató de una pequeña grieta donde apareció una trampilla que te hizo acceder a esa ratonera. Por eso es mucho más loable tu serenidad y tu aplomo ante las afrentas del periodista que, como buen criado, obedeció las órdenes de los que le pagan una pasta.

Tengo que confesarte que son muchos los que han tenido que callar, que esconderse, incluso marcharse, ante la magnitud de los insultos sufridos. Yo mismo he soportado improperios del tipo “puto espanyol de merda” y “ja pots anant fent les maletes, feixista”. Y muchos más que me han dolido no te imaginas cuánto. Porque muchas de esas ofensas venían de personas a las que consideraba amigas, colaboradores incansables en trabajar por un mundo mejor, compañeros y compañeras de oficio con los que habíamos compartido sueños y ocupaciones que nos trasladaban a momentos únicos. Objetivos que se cumplían básicamente porque nuestras ideas políticas no nos separaban; al contrario, convivíamos ante una copa de cerveza y llegábamos a la conclusión de que había que seguir luchando. Todo en pasado, Javier. Ya lo ves. Y cada uno en su mundo, que es lo peor.

¿Qué se puede hacer ante tanta obscenidad? ¿Qué se debe hacer frente a las palabras de un periodista que anima a tirotear a un árbitro porque no le ha gustado su actuación? ¿Y ante el escarmiento y el destierro a los que osan decir que todo es un montaje de cartón piedra? ¿Qué podemos hacer cuando, machacona e intencionadamente, se habla de “exiliados”, “régimen del 78”, “falta de calidad democrática del estado español”, y tantas y tantas sandeces orquestadas por mentes enfermas con ganas de crear odio y más odio? ¿Qué hay que hacer ante unas entidades sin ningún fondo democrático que anhelan la tierra quemada, muertos incluso, para poder edificar un nuevo edificio donde no caben la mitad de los que vivimos en Cataluña? ¿Y frente a fotos y vídeos indecentemente falsificados la jornada del 1 de octubre de 2017 donde el kétchup y los “dedos rotos” de Marta Torrecillas fueron el top? ¿Y ante la vuelta de calcetín de la corrupción de Jordi Pujol, mostrándola como un ataque de las “cloacas del estado” y emitiendo el reportaje siete años después? ¿Y frente a ese silencio cobarde del mundo de la cultura que mira hacia otro lado cuando alguien es señalado por salirse de los cánones de lo establecido por el montaje separatista? ¿Qué hacemos con aquellos que desprecian y boicotean un homenaje a Clara Campoamor con argumentos absurdos? ¿Y con los que te comparan con criminales serbios? ¿Y con los que se atreven a manipular unas palabras tuyas para incitar al odio una vez más?

La respuesta solo es una: no callar, no amilanarse, no amedrentarse y alzar la voz; sin aspavientos, sin acritudes innecesarias, con datos en la mano, con hechos que demuestren no solo que somos más, sino que aquellos que se marcan con un lazo, con un carnet vano o con ofensas e injurias, pertenecen al bando de los que pretenden acabar con una sociedad, la catalana, hasta hace poco cohesionada, al menos aparentemente. Como tú has hecho.

¿Qué hacer contra la rabia y la vergüenza que siente Aurora Madaula al escuchar las palabras de Salvador Illa en español? Responder en catalán, Javier. En ese catalán que tanto tú como yo hemos aprendido como una lengua extranjera, con el convencimiento de que estábamos colaborando en su puesta en valor. Porque los que vinieron a hacer grande esta tierra trabajaron porque la lengua catalana se aprendiera en las escuelas y ocupara el lugar que se merecía y le correspondía. Oriol Junqueras proclamaba en 2012 que el castellano también sería oficial en la República catalana. En 2021, el programa de ERC dice que el catalán y el occitano (además de la Lengua de Signos Catalana) serán “las lenguas de la República”. Ni rastro de la lengua mayoritaria en Cataluña.

Ahora, ya ves, Javier, nos separan también por lenguas. Poco importa si te has integrado lingüísticamente para estos talibanes que van creando pequeñas “estructuras de estado” a la manera estalinista, con su carnet y todo, con listas de empresas afines y no afines, con entidades donde el que se presenta a dirigirla, solamente tiene el aval de los que piensan como él, sin programa, con una única palabra como presentación y final, como una novela sin trama. Hablar español es ya sinónimo de fascista y analfabeto. Llevan tiempo trabajando en esa línea.

No les importa nada, Javier. Ni que miles de catalanes trasladen o abran sus cuentas bancarias fuera de su lugar de residencia, ni que se marchen miles de empresas. El mal ya está hecho.

En plena pandemia, en pleno caos económico, con miles de trabajadores pendientes de un hilo, cuando no ya en un paro endémico, importa mucho más lo que dicen unos fugados en Waterloo, la nueva república digital y los cónsules que van a (otra vez) “internacionalizar el conflicto”. Ya ves, ya vemos, que ese lenguaje belicista forma parte de sus genes. No obstante, esta batalla la vamos a ganar los demócratas, los que creemos en una Cataluña unida en una España plural, en la que cabemos todos, en una colectividad donde los proyectos sean comunes y consensuados, en donde vuelvan a sentarse en las mesas los moderados, los que queremos esa convergencia que busque esos puntos en común, tan necesarios para seguir avanzando. No podemos caer en su red, Javier. Ni queremos. Como bien has dicho, quieren que nos vayamos o que nos callemos. No lo haremos, Javier, porque esta es nuestra casa. Seguiremos caminando. Gracias por tu valor y entereza.

Foto portada: l’escriptor Javier Cercas, autor de la novel·la Independencia, a la Casa del Llibre, el 3 de març del 2021. Autor: ACN.