ARTÍCULO DE OPINIÓN
Manuel Navas, sociólogo
Mientras que las opiniones son afirmaciones que reflejan creencias, sentimientos o juicios personales, es decir, valoraciones subjetivas y que, como tales, pueden variar de una persona a otra (cosa distinta son los condicionantes que inciden en la formación de esas opiniones, pero eso es harina de otro costal), los hechos (con independencia de las causas que los provocan) son afirmaciones que pueden ser comprobados y verificados al estar basados en evidencias. En definitiva, puede decirse que, generalmente, los hechos son verificables y objetivos, mientras que las opiniones son subjetivas y dependen de la perspectiva individual.
Por esta razón, la manipulación de los hechos es más difícil de sostener, ya que siempre pueden ser desmentidos, tanto en su negación como en su interpretación tergiversada. Esto contrasta con las opiniones, que, al no estar basadas en hechos contrastables, caen en el terreno de lo debatible. No cabe duda de que el ámbito político es especialmente propicio para generar confusiones interesadas y partidistas. Un claro ejemplo de esto es el rol del binomio opositor PP-VOX. Hablamos de hechos, de las opiniones nos ocuparemos otro día.
Las corruptelas. Si aceptáramos la premisa de que la corrupción política es inevitable, podríamos concluir que todos los partidos son corruptos. Sin embargo, no es cierto que todos utilicen prácticas mafiosas ni que todos los casos tengan la misma gravedad. Los hechos demuestran que el PP encabeza, con creces, el ranking de casos de corrupción (es el primer partido europeo condenado por corrupción), tanto por el número de casos (193 casos documentados) como por la gravedad de los mismos (una malversación estimada de 112.038 millones de euros). Estos hechos subrayan la dimensión del problema, sin olvidar el viacrucis judicial con más de 30 juicio en los próximos meses (Gurtel, Púnica, Lezo, Erial,,…) que lo descalifican para dar lecciones de honradez política.
El saqueo a las arcas públicas. Entre otras, dos decisiones del PP destacan por su magnitud: 1) el vaciamiento de más de 22.000 millones de euros del Fondo de Pensiones, reservados para garantizar e l pago futuro de las pensiones y que fueron desviados para otros fines, dejando en una situación crítica la reserva de los pensionistas; 2) el desembolso de 60.000 millones de euros para rescatar a los bancos. Decisiones que, junto con otras del mismo estilo, como la amnistía fiscal, mermaron significativamente la capacidad económica del Estado para hacer frente sus obligaciones.
Las políticas sociales. PP y VOX se han manifestado en contra de la justicia social, lo que implica apoyar la inequidad y la desigualdad en la distribución de recursos, oportunidades y derechos en la sociedad. Esto explica por qué votan sistemáticamente en contra de leyes que benefician a las clases trabajadoras, los sectores más vulnerables y los pensionistas, como la reforma laboral, el aumento de las pensiones y la subida del salario mínimo interprofesional y el por qué, en las comunidades autónomas donde gobiernan, implementan políticas de privatización de servicios públicos, recortando en sanidad, educación y servicios sociales, mientras promueven rebajas fiscales para las rentas más altas.
La crispación social política-mediática-judicialmente y el talante democrático del PP-VOX. Estos aspectos se resumen en la frase “controlamos la Sala Segunda desde la puerta de atrás” y la consigna de Aznar “quien pueda que haga”. Con el apoyo de medios y redes sociales subvencionados, así como sectores del poder judicial afines, llevan adelante una cruzada para derribar un gobierno democrático usando malas artes. A esto se suma la práctica autoritaria de utilizar los aparatos del Estado, como la llamada “policía patriótica” o el trabajo siniestro de Villarejo para destruir al enemigo político lo que, junto con estrategias xenófobas en torno a la inmigración, el negacionismo de la violencia de género y vicaria, el rechazo a la ley de Memoria Democrática, el aborto, etc., revelan su voluntad de frenar los avances sociales y progresistas.
La lista de agravios del PP-VOX es extensa, pero basta con mencionar hechos gravísimos como los 7.291 ancianos fallecidos en las residencias de Madrid, cruelmente abandonados por el protocolo de Ayuso, o las relaciones del Sr. Feijóo con narcotraficantes, o las mentiras sobre los autores de los atentados del 11M en Madrid, o la participación de España en la guerra de Irak bajo el pretexto de unas inexistentes armas de destrucción masiva.
Epílogo. A la luz del suscito resumen de hechos expuestos, la valoración sobre si una coalición PP-VOX es lo aconsejable para gobernar una España con futuro dependerá de cada cual. Sin embargo, en aras al sentido común, es crucial distinguir entre hechos comprobados y meras consignas políticas, como “España se rompe”, “que te vote Chapote” y términos vacíos como “socio-comunista” o “sanchismo”, frases sin contenido que suelen formularse con el objetivo de distorsionar la realidad menospreciando la fuerza de los hechos comprobados. No olvidar que, como dice el refrán “hechos son amores y no buenas (o mala) razones”
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Foto portada: Alberto Núñez Feijoo i Santiago Abascal, en un acte institucional.